YVONNE-AIMÉE DE MALESTROIT
Junio 2017
Soy la hermana Yvonne Aimée de Malestroit, Estrella KI-RIS-TI. Hermanas
y hermanos, dignaos a acoger la Paz de Cristo.
...Silencio...
Hoy vengo a hablar a vuestro corazón. Vengo para que os reconozcáis más
allá de toda identidad, en la belleza de vuestra eternidad. Creo que muchos de
vosotros habéis podido leer y he tenido ocasión de hablar, de lo que he vivido
en el país de Francia, en Malestroit.
Intervengo hoy, como Estrella KI-RIS-TI, como os he dicho, en tanto que
esposa de Cristo, al manifestar en el exterior, en este mundo, la totalidad de Cristo.
No he sido únicamente la esposa mística de Cristo sino la responsable de irradiarlo
al exterior para dejar testimonio del Amor. Quizá sabéis, que en mi vida
encarnada, he sufrido muchas enfermedades. Esas enfermedades mortales, no me
hicieron morir; el mismo Cristo, intervenía cada vez desde mi corazón para que
mi vida fuese un testimonio directo de su presencia en cada uno de nosotros.
Hoy ha llegado el momento de que manifstéis vosotros, lo mismo, dentro y fuera de vosotros.
Muchos de vosotros ya habéis sido llamados, de
manera individual, por María o por una de mis hermanas. El terreno ha sido preparado
para lo que se desarrolla. Desde ahora, seréis incontables los que viviréis un
acercamiento y experimentar algunos estigmas de la realidad y de la verdad del
Principio Crístico.
Ha llegado el momento de renacer a la Verdad, de
resucitar en el Espíritu de la Verdad, aquí donde a pesar de lo que llega a
este mundo y a vuestra materia, el corazón persiste y permanece en la Alegría
de Cristo, en la Alegría del Espíritu encontrado. Es exactamente el mismo
proceso que desde ahora, se instala por toda la tierra para resistir o acoger a
Cristo. Espero que para vosotros esté claro que Cristo es un estado interior,
aunque haya sido un personaje que ha recorrido con sus pasos, como yo y como vosotros,
esta tierra.
El Corazón y Cristo, os confieren una
invulnerabilidad total, no de lo pasajero, sino de lo que es eterno. Además, creo
que también se os ha informado durante estos diálogos, que muchos de vosotros
vais a manifestar muy pronto, los carismas del Espíritu. Uno de los
intervinientes os ha aclarado que se refiere al proceso que fue llamado hace
tiempo, “bilocación”. El hecho de vivir a la vez en el cuerpo físico y en el
cuerpo de Eternidad, ahora, os da la posibilidad que se volverá cada vez más
aparente, de veros fuera del cuerpo, no en el astral, sino directamente en el
cuerpo de gloria o cuerpo sin costura, que denomináis, cuerpo de Êtreté o de
Eternidad.
Ahí está la prueba irrefutable de lo que sois. No se
puede obtener ninguna prueba a través de vuestra vida; la única prueba
verdadera, que nunca se desvanece, es esta, precisamente la capacidad de ver
que no sois este cuerpo. No para huir, sino para verlo como vehículo de vuestra
materialidad. Eso creará un desapego, no de vuestra forma, sino de la creencia
en la identidad de este cuerpo, de la creencia en la ilusión de este mundo.
Como sabéis, todas las creencias que puedan quedar,
serán aclaradas por la Verdad y no por vuestra búsqueda. Lo que os ha sido
enunciado, lo que os ha sido anunciado, no es un proceso que se desplaza en el
tiempo, sino un proceso muy actual y real.
La certeza de no ser este cuerpo, de no ser
esta vida ni esta historia, os devolverá a la vida eterna, porque no podrá
quedar entonces el menor vínculo, el menor apego a la ilusión que sea -la
primera ilusión es creer que sois este cuerpo, creer que sois esta historia.
Vosotros sabéis muy bien, incluso sin hablar
de bilocación, que las llamadas experiencias de muerte inminente se reproducen
en un número cada vez mayor de hermanos y hermanas, que les hacen vivir la
verdad de lo que ha sido llamado “el más allá”. No entraré en descripciones y
en aspectos diferenciadores entre el cuerpo astral y el cuerpo de Êtreté. Por supuesto, eso es
importante, pero más importante es darse cuenta -realmente y no por refutación
como os fue presentado por Bidi-, que este cuerpo, vehículo de la vida, no es
la Vida, porque ha sido alterado en su conformación.
Este evento, tanto si ya ha ocurrido o sucederá en
las horas, días o semanas venideras, os aportará la prueba irrefutable de que
no sois nada, que no sois este cuerpo y, sobre todo, esta vida. Esto implicará
mucha más evidencia a nivel colectivo y una capacidad para no resistir y acoger
la Llamada de María, con total gratitud, con total abandono, con total
confianza, esperamos, por un número cada vez mayor, de vosotros.
Las Teofanías han preparado eso, también las
Radiaciones Arcangélicas que fueron trasmitidas hasta vosotros por el Arcángel
Metatrón, durante este período, permitiendo a Mikaël, pasar el relevo a Uriel. Haciéndoos
descubrir y vivir realmente lo que está más allá de toda palabra, de todo
discurso, porque ninguna palabra puede traducir la verdad inefable del Amor,
porque la más mínima palabra que exprese cualquier elemento no será más que una
parodia. Solo el silencio y la vivencia de eso, os hará cambiar de mirada ahora
y os permitirá recorrer este mundo, permanecer presentes, sin ser afectados por
lo que pueda producirse en vuestra vida, en vuestro cuerpo y en vuestra
conciencia.
Cuando Cristo decía: “Soy el Camino, la Verdad
y la Vida”, y cuando os dice todavía hoy, como estos días pasados, que sois el
Camino, la Verdad y la Vida, atrae vuestra atención y vuestra conciencia sobre
la trampa de identificación a la persona, a este mundo, al sufrimiento o a las
alegrías de este mundo. Por tanto, la Verdad se despliega y se revela sin
maquillajes ni pretensiones. Esta verdad se vive en el silencio de vuestro
corazón, en el silencio de las palabras, en vuestra intimidad y no puede ser
compartida, excepto durante los momentos de comunión, de Teofanía.
El silencio y el instante presente, la humildad, la
simplicidad, la Vía de la infancia y la espontaneidad, son las palabras clave
que permiten ajustar vuestra persona por vosotros mismos. Lo demás no depende
de vosotros, solo depende, como sabéis, de vuestra capacidad de borraros total
y enteramente, para dejar espacio a lo nuevo y a lo Desconocido.
La posibilidad de vivir, muchos de vosotros, ese
proceso antes incluso de la Llamada de María, creará una libertad sin igual,
una alegría a nada parecido de lo que conocéis. Descubriendo así la Verdad, más
allá de la experiencia de las bilocaciones, entonces estaréis fortalecidos y
estabilizados en vuestro corazón. Ningún elemento de vuestra persona,
persistente o residual, podrá desviar, incluso queriendo, la Verdad, poniendo
fin a la atracción de este mundo y reemplazándolo por la atracción del
Espíritu. En esta ocasión, muchas almas viven su retorno y su disolución en el
Fuego del Espíritu.
Se ha hecho mucho hincapié en la noción de
tranquilidad, paz, felicidad, beatitud, éxtasis. Es la verdad. Estar en el
corazón es una alegría indecible que no admite comparación con los placeres de
este mundo. Estáis invitados a eso de manera cada vez más acuciante. Debéis, si
queréis, acoger todo lo que se os presente y, sobre todo, lo que no
comprendéis, lo que no podéis explicar. Haced silencio, no solo de palabras, no
solo de movimientos, sino el silencio de todo lo que pertenece a este mundo.
Las condiciones actuales de la Luz, permiten eso con
facilidad desde el momento en que aceptéis dejar y alejaros de todo lo
conocido, de toda experiencia, de toda reivindicación, de todo cuestionamiento.
Estar disponibles para eso y cada vez menos para lo demás. Recordad lo que
decían algunas de mis hermanas, como Gemma, Teresa, yo misma y otras, como
Hildegard que os ha hablado de la tensión hacia el abandono. No se trata de
creer, se trata de algo más que la fe, se trata de una especie de tensión total
y permanente hacia lo Desconocido.
En este estado de espíritu es como debéis abordar lo
que llegue a vosotros. Muchos elementos confusos, muchos acontecimientos que
salen del marco habitual de la vida que conocéis en este mundo, se alteran, se
trasforman. Tanto en los animales, en los pueblos de la naturaleza, en vuestra
misma conciencia, como en lo que veis alrededor de vosotros, en este mundo y
también en vosotros, os hace colocaros, según vuestras posibilidades, lo más
cerca posible de la Verdad y en la Verdad.
Vivir eso en los días venideros, fortalecerá la
presencia del Espíritu, la presencia de la Verdad y alejará, sin esfuerzo, lo
que ya está muerto o está destinado a morir, a desaparecer. Eso concierne tanto
a los sufrimientos como a las creencias, como a las últimas adhesiones a la
ilusión de este mundo que, como se os ha dicho en muchas ocasiones, no son más
que hábitos.
La Libertad no puede estar acompañada de ninguna
carga a nivel del Espíritu, cualquiera sea la carga de vuestro cuerpo o de vuestra
vida en este mundo. Poner vuestro Espíritu en las manos del Padre, de la
Fuente, es consentir el sacrificio de lo efímero. Es probaros a vosotros mismos
y a la Luz que sois Luz, reconoceros más allá de todas las vicisitudes de este
mundo, de todos sus encerramientos o de todas sus limitaciones.
Os he hablado de mis enfermedades; en efecto, tuve
lo que llamáis cáncer (varios cánceres). Sí, mi estructura biológica era algo
deficiente, pero la Luz restauraba lo que era necesario. En muchas ocasiones
pude comprobar cuando mi estómago estaba afectado y vomitaba sangre, que esa
sangre no seguía siendo sangre y se trasformaba en flores. Era material,
concreto y físico. No volveré sobre mi vida porque todo eso ha sido
perfectamente descrito.
En Cristo, tenéis seguridad.
En Cristo, no podéis estar alineados a nada. Por lo tanto, esa no es la
posición de un salvador, sino de un amigo que se instala en vosotros, tan
pronto como le dejáis el lugar completamente sin ningún miedo y sin ninguna
restricción. En ese momento, estáis colmados, independientemente de lo que os
llegue y las tareas propuestas por la Luz que tengáis que cumplir y que la vida
os da. Permaneced en el corazón, en la paz, en la felicidad, sea el que sea el
sufrimiento. El sufrimiento y el dolor, tanto en el cuerpo como en la cabeza,
no son más que ataduras a las carencias. Carencia de iluminación, carencia de
Cristo. Digo bien en toda enfermedad y en todo dolor.
Aceptar a Cristo que viene como un ladrón en la
noche, es dejar todo el lugar, más allá de cualquier noción histórica. No
necesitáis saber la historia de Cristo. Es cuando os sentís incompletos, cuando
sufrís, cuando dejáis que algo desconocido venga a vosotros y actúe para
revelaros a vosotros mismos. El Espíritu, como sabéis, estaba rarificado en la
Tierra. Ese no es el caso después de la Liberación de la Tierra y, sobre todo,
desde su Ascensión que ha comenzado.
Como Estrella KI-RIS-TI, os ofrezco también mi presencia desde hoy.
Esta presencia os pone en presencia de Cristo, no obstante con una pequeña
diferencia, es que fui una mujer y entonces era portadora del Femenino sagrado
fecundado por Cristo. El Femenino sagrado fecundado por Cristo y exteriorizado
en el seno de este mundo, tal y como lo viví o como lo vivió, por ejemplo, mi hermana
Hildegarde, es de un alcance importante para los tiempos que tenéis que vivir.
Ahí está vuestro escudo, no de vuestra persona sino el escudo que os hace
transmutar el sufrimiento que sea, el vuestro como el del mundo, en Amor y en
Verdad. Sabéis, numerosos místicos han dicho que había muy poca diferencia
entre el sufrimiento extremo y el Amor. El Amor es un fuego devorador que crea,
como decían algunas de mis hermanas, un sufrimiento divino que nunca queremos
que pare.
Así, en este período de tribulaciones humanas, acordaos de esto, los
eventuales sufrimientos que pueden llegar a vosotros son unos medios, unas
herramientas, no para sufrir sino para soltar, para acoger a Cristo.
Bienaventurados los pobres de espíritu, el Reino de los Cielos les pertenece y
este Reino de los Cielos, que está dentro de vosotros, está emergiendo. Al
emerger, puede efectivamente encontrar algunas resistencias, algunas
reticencias, algunos miedos. Si os quedáis tranquilos y observáis esto con
calma, entonces constataréis efectivamente que el sufrimiento, incluso el más
terrible, os lleva no sólo a soltar sino que os lleva también a los pies del
Señor, a los pies de Cristo.
Este sufrimiento no viene de vosotros, sean cuales sean vuestras
faltas – que no existen en el Espíritu–, sino que estos sufrimientos os
permiten ir a lo esencial, de llamar algo que no conocéis, como un niño que
sufre y que llama a su madre o que grita “mamá” cuando algo le duele. En las
condiciones de este mundo, estas tribulaciones actuales, encomendarse a este
Desconocido os lleva a vivir la Felicidad. Simplemente hay que atreverse,
atreverse a ser vosotros mismos. Hablo bien de “atreverse” y no de voluntad.
Atreveos a vaciaros para ser el receptáculo de la perfección. En ese momento,
no habrá ninguna atadura a vuestro cuerpo, no habrá ninguna identificación
posible, y para algunos de vosotros, incluso antes de la Llamada de María,
desde mañana, de poder ser libres de toda esclavitud, sea cual sea la
permanencia de este cuerpo hasta el proceso final.
Así, lo que os es ofrecido es la Libertad a pesar de la carne, y la
Libertad a pesar del mundo. Esto forma parte también de lo que fue nombrado por
Lord Metatrón, para aquellos de vosotros que se vuelvan estos Pilares de Luz.
En ese momento seréis la Vía, la Verdad y la Vida y seréis, hagáis lo que
hagáis y digáis lo que digáis, y sobre todo en el silencio, un faro en la
noche.
El faro alumbra y barre a su alrededor. No necesita emitir ningún
pensamiento o dirigir nada, es puramente mecánico, eléctrico, motorizado, se
hace solo. Ocurre lo mismo cuando acogéis al Desconocido, ocurre lo mismo
cuando dejéis de dar crédito a la creencia de la identidad en el cuerpo o en la
historia, cuando dejéis obrar la Luz. Dejar obrar la Luz, ya es desaparecer al
ego y al Sí. Es no ser nada más que esta tensión hacia el Abandono, esta
letanía, esta sed del Espíritu hasta ser saciados, sin buscar nada fuera de
vosotros, en vuestra historia, en vuestros conocimientos, sino sumergiéndoos en
vuestro pecho, sumergiéndoos totalmente, por vuestra desaparición a este mundo,
en el corazón.
Vivir esto, es aceptar que todo lo que ocurre sobre la pantalla de vuestro
cuerpo como de vuestra conciencia participa, sea cual sea el elemento, a la
Liberación, sobre todo si no lo entendéis o no vivís los elementos.
Os propongo mi ayuda. Llamadme como algunas de mis hermanas os han
dicho, no para curaros, no para entender, no para solucionar nada en el seno de
este mundo, sino para ayudaros, al igual que el Arcángel Uriel, a abandonar
todo lo que os estorba y os frena. Después de haberme llamado, estaos
tranquilos y en silencio. Sean cuales sean los procesos que se manifiesten en
vuestro cuerpo o en vuestra conciencia, ni siquiera busquéis observarlos,
pensad simplemente en vuestro corazón, en mi nombre en la forma, cuando estuve
encarnada. No pidáis nada. Tened simplemente esta tensión hacia mí, y tendré
entonces esta tensión hacia vosotros y Cristo os fecundará.
Que sea por las palabras que María os ha dado, que sea llamando a una
de mis hermanas Estrellas o yo misma, constataréis con un extrema rapidez, y
vosotros mismos constataréis todo lo que mis hermanas Estrellas, así como los
Ancianos y los Arcángeles, os han desvelado. Esto se volverá una vivencia real
que no necesita palabras.
Entonces por supuesto, no está destinado a todos sino que será
eficiente en un número importante de vosotros, porque los tiempos simplemente
han llegado, y que no hay más tiempo ahora para llevar de frente a la vez una
vida efímera y una vida eterna, ya que, como lo sabéis, la vida efímera se
desvanece y se aleja de vosotros. Entonces por supuesto, para cada uno es
diferente, porque algunos de vosotros tienen efectivamente unas
responsabilidades importantes, que sea con relación a unos niños, a una
familia, a una profesión. Pero no os molestará para nada, porque a partir del
momento en que no habréis decidido nada y que Cristo os haya hablado, en el
silencio de vuestro corazón, no sentiréis ni remordimiento ni contradicción a
soltarlo todo para ser verdaderos.
Pero no sois vosotros quienes decidís, así que no toméis la delantera.
Estaos Ahí donde la vida os ponga, y si Cristo viene a vosotros, entonces, en
ese momento, doblegaos a la voluntad del Espíritu y olvidad cualquier voluntad
personal. Entonces viviréis una Felicidad inaudita que será vuestra certeza
inquebrantable acerca de lo que está pasando. Así, y como se ha dicho, nadie
podrá decir, para aquellos que lo vivan, que no lo sabía.
Esto ha sido posible, lo sabéis, antes de la Llamada de María, por la
Gracia de las Teofanías que han tenido lugar y que pronto acaban, pero sobre
todo porque la pantalla de este mundo se ilumina cada vez más y os permite ver
efectivamente la Verdad. Es que la Ilusión misma fue todavía más desviada de la
Luz durante este último siglo que acaba de pasar, pero lo sabéis, cuando hay un
final de ciclo, el final de una vida, las cosas se vuelven más exuberantes,
anárquicas, febriles, y es justamente esto que, para muchos de vosotros, os
permite vivir la Verdad.
La Luz es también Evidencia, y en esta Evidencia, no hay sitio para
vuestra opinión, para vuestra decisión, para vuestras elecciones. En verdad, en
esta Evidencia no tenéis ninguna elección, estáis totalmente libres y nada de
esta matriz ilusoria podrá afectaros, nada viniendo de vuestro cuerpo podrá
perturbaros, porque la Felicidad tomará todo el espacio de vuestra conciencia,
como todos los intersticios de vuestro cuerpo.
Esto pasa y ya ha pasado para algunos de vosotros, y se volverá
extremadamente contagioso. Esto añadirá también, y Hermano K os lo ha
comentado, una especie de contradicción aparente entre los desórdenes del mundo
y la Felicidad de vuestra eternidad. Y cuanto más la Felicidad crezca, más los
desórdenes crecerán, y cuanto más los desórdenes se intensifiquen, más estaréis
serenos y más estaréis en la felicidad. No depende de vosotros, depende
simplemente de la Inteligencia de la Luz.
He venido pues a invitaros a empezar a ser verdaderos, y la única
verdad está en vuestro corazón, no está en ningún discurso, no está en ninguna
mirada. Está en la emanación espontánea de vuestra radiación, en vuestra
capacidad a estar en comunión y en comunicación con la Luz y con sus
habitantes. De la misma manera que los pueblos de la naturaleza os aparecen y
os hacen vivir algunas cosas, la instalación de la Luz, el fin del efímero, os
hace vivir otras cosas mucho más fuertes todavía, mucho más evidentes que todo
lo que habéis podido vivir hasta ahora.
...Silencio…
Es esto lo que os anuncio hoy.
...Silencio…
Recojamos juntos antes de que continúe. Recojamos, en nosotros, este
Silencio y esta Presencia.
...Silencio…
Paz en vosotros, Paz para vosotros. Estad colmados.
¿Qué puede existir, en el seno del efímero, de más importante que
esto? ¿Qué tenéis que llevar en este mundo para alejaros de esto? ¿Qué tenéis
que temer cuando sois verdaderos y que esto está ahí? Sean cuales sean vuestras
dudas, sean cuales sean vuestras inquietudes, sean cuales sean vuestras
interrogaciones, no olvidéis que todas las respuestas ya están en vosotros pero
que ahora sólo piden aparecer a vuestra conciencia.
Entonces mientras continúo esta comunión con vosotros, voy a dejar
emerger algunas palabras. En estas palabras, no hay nada que entender ni nada
que esperar, sólo hay que estar simplemente ahí conmigo, como estoy con
vosotros.
Ahí donde estamos está la Verdad, Ahí donde estamos, vosotros y yo,
está la Ligereza. Hay esta la sed de Amor que es colmada a cada minuto y no
deja ninguna carencia. En esto, ningún sufrimiento puede alcanzaros, sea cual
sea el sufrimiento que llevéis. En esto, no pueden quedar ni duda ni ilusión,
en esto no se necesita ninguna palabra, en esto sólo hay que ser, y esto es
espontáneo. Y esto pone fin a lo que sólo puede finalizar y desvanecerse ante
la majestad de Cristo y la majestad de lo que sois, que es la misma. La misma
majestad, la misma vibración, la misma conexión, la misma Eternidad. Sólo hay
un único corazón, sólo hay una única ley.
...Silencio…
Juntos dejémonos llevar hacia el corazón de la Fuente, en el corazón
de la Eternidad y ahí, Cristo nos bendice. Y ahí, estáis disponibles, sois
verdaderos, sois únicos. Ahí está vuestra satisfacción que nunca puede
apagarse, ni siquiera desaparecer, y ahí, lo veis, lo sentís, no hay ningún
sitio para el ego, no hay ningún sitio para la mente, hay un sitio para la
Vida, hay un sitio para la Verdad.
...Silencio…
Ahí, todo es Evidencia, todo es apacible. Estáis en vuestra casa, por
fin. Estáis en vosotros.
...Silencio…
En este Silencio, lo que debe pasar pasará.
...Silencio…
Estoy con vosotros. Y ahí, ya no necesitamos palabras, sólo
necesitamos Silencio.
...Silencio…
Entonces, en este Silencio, en esta Presencia, en lo que está ahí, os
rindo gracia y me instalo en vosotros.
...Silencio…
En este Silencio, os saludo y os honro. Y os quiero.
...Silencio…
Soy la Hermana Yvonne-Aimée de Malestroit, soy
vosotros, soy cada uno de vosotros. Me reconozco en cada uno de vuestros
corazones, en el corazón del Uno, en la Presencia de Cristo. Bien amados
hermanas y hermanos en Cristo y en eternidad, alegraos, he venido a anunciaros
la buena nueva.
...Silencio…
Que la Paz de Cristo esté en cada uno de
vosotros. Rindo gracia a vuestra escucha, a vuestra lectura. Rindo gracia a la
Vida y rindo gracia al Amor.
Os saludo.
***