URIEL ABRIL 2015



URIEL 

“El Sentido de La Presencia y del Retorno” 

 

Soy Uriel, ángel de la Presencia y Arcángel del Retorno. En la Presencia del Espíritu del Sol, hermanos y hermanas del Uno, unámonos al Espíritu y al Cristo.

 

 

… Comunión …

 

 

Vengo a expresar en ustedes, por la Gracia del Espíritu del Sol y del Cristo reunidos en mi Presencia y en vuestra Presencia, el sentido de la Presencia y el sentido del Retorno, a fin de que en ustedes esto lo vivan en la misma Presencia y la misma intensidad. Vengo a declamar, en vuestro Templo, el Canto de la Presencia y el Canto del Regreso a vuestra Eternidad, presentes a ustedes mismos y presentes en este mundo,  los presentes a la Vida y los presentes en vida. Les es dado el presente de la Gracia, el presente de verlos y sentiros, en este tiempo y en todo tiempo desde ahora, de verlos claramente con lucidez y con intensidad, sin juicio alguno, sin remordimiento y sin aprehensión. Lo mismo que sin futuro ni esperanza. Por la plenitud del instante y la plenitud de vuestra Presencia, se resuelven los antagonismos de todo Cara a Cara entre lo que es perecedero y lo que nunca perece, dándoles a ustedes a verse cada vez con más precisión, en los instantes y los momentos donde vuestra Presencia está aquí, en los momentos en los que está ausente, en los momentos en el que este mundo desaparece y en los que ustedes mismos aparecéis en la Eternidad.

 

Vengo a declamar la Danza del Silencio, no tanto en las experiencias de la conciencia pero más bien en el sentido de la experiencia última, el de la Eternidad revelada en el mismo seno de vuestra conciencia, cualquiera que sea su estado, cualquiera que sea su fragmentación o cualquiera que sea su plenitud. El tiempo de la Presencia y el tiempo del Eterno, este es vuestro tiempo, el de la Resurrección y de vuestra elevación en los dominios de la Eternidad, en las Moradas de la Plenitud, donde nada puede ser refrenado, donde nada puede ser ocultado, donde todo está en evidencia porque todo es Evidencia. Así en ustedes se instala, en este tiempo, la misma evidencia y la misma sentencia, la de vuestra alma o la de vuestro Espíritu, la de lo que sois en este tiempo como en todo tiempo, en lo que les queda a hacer, en lo que les queda a ser o bien en el tiempo en el que no hay nada más a cumplir ni nada a esperar sino simplemente estar ahí, inmóvil en la Danza e inmóvil en el Silencio, dándoles a recorrer los espacios interiores de vuestra conciencia, los espacios interiores de vuestras vidas, de vuestra vida y de la Vida, en su sentido y su acepción la más amplia.

 

Hoy, mientras que la transición se hizo, abriéndoles la puerta y la vía al Cristo, el que resuena en ustedes en su sed de Verdad, su sed de Amor, con el fin de colmarle más allá de toda esperanza y a fin de liberaros si tal es vuestra libertad y si tal es vuestro espacio.

 

Así, en este tiempo en que la transición está cumplida, donde la Cruz se resuelve a nivel de sus antagonismos por el centro del centro, punto de tránsito llevándoles al Corazón radiante y al Corazón elevado, llevándoles delante de Él, Aquel que es, Aquel que fue y Aquel que será, mostrándoles vuestro Alfa y vuestra Omega, dándoles en HIC y NUNC el sentido del ser cumplido y del ser revelado en sus cuatro verdades elementales, en sus cuatro linajes y en sus cuatro componentes de la fuerza de vida, en todo mundo como en todo espacio y en toda dimensión.

 

Soy Uriel, ángel de la Presencia y deposito en ustedes el jubilo de la Presencia del Cristo, la alegría de vuestra Presencia respondiendo a su Presencia, de  vuestro instante respondiendo a su instante, dándoles a vivir el soplo del Éter en el seno de la Eternidad, incluso en este Templo perecedero que es vuestro cuerpo, a fin de que ninguno ignore que la Resurrección le está abierta y le es ofrecida en el momento en que renuncias a lo que es denso, no rechazándolo sino sublimándolo por la Gracia de la Luz y del Amor, en vuestro Templo efímero como eterno. Dándoles a resonar y a elevar la frecuencia del Amor Uno, del Amor Unitario vivido en la plenitud de sus medios, en la plenitud de sus manifestaciones como en la plenitud de lo que sustenta todo mundo.

 

A ustedes hermanos y amados del Uno, donde ninguna denominación de humano o de Arcángel puede interferir porque son presentes en la misma Unidad y en la misma vibración, dándoles a elevaros y a posaros al mismo tiempo en las esferas de vuestra Eternidad, en las Ruedas que giran en las Ruedas, dándoles a ver lo que no puede ser visto por cualquier ojo en el seno de este mundo pero lo que sólo puede ser visto por el corazón. En el espacio sagrado de vuestra coronación y de vuestra Resurrección se encuentra el Templo del indecible, se encuentra la satisfacción de toda insuficiencia y la satisfacción de toda falta. A ustedes, en este espacio y en todo espacio, me dirijo al santo del santo con el fin de que el Espíritu se levante tal una llama, tanto en vuestro corazón como en cada una de las células que constituyen este Templo perecedero.

 

Así, juntos y Unidos en el mismo espacio, en la misma lectura y en la misma atención, colocamos nuestra conciencia ahí donde está la Eternidad, ahí donde está lo que jamás se para y jamás comenzará, ahí donde está la Morada de Paz Suprema, la que no conoce ninguna guerra ni Cara a Cara. Así lo que es visto debe ser superado. Lo que es visto debe ser atravesado a fin de no tener más que dar media vuelta, a fin de no oscilar más tal un péndulo entre el Eterno y lo efímero de vuestra vida como de vuestra conciencia. Así se os revela la majestad del Cristo, la majestad de la Inteligencia de la Luz, expresándose en cada rincón y esquina de vuestro ser como de este planeta, dándoles a situaros, sin desplazaros, en el corazón del corazón, dándoles a instalaros sin esfuerzo alguno en el centro de la Cruz, ahí donde se encuentra la Transición, la que os conduce a un lugar seguro, aquel donde nada puede ser incierto y donde nada puede desaparecer ni aparecer, ahí donde se encuentra la llave, la única, de la Verdad última, la del  sentido mismo de la Creación, aquella del sentido mismo del porqué de la Vida, del porqué de la Luz y del sentido mismo de la Luz a su propagación y en su Canto eterno de Libertad.

 

Así, situada ahí en el centro del centro, escuchando y cantando el Silencio, aquel donde ninguna ola puede enturbiar la superficie de la conciencia, así, ahí, en este espacio, en este lugar que no tiene lugar, se encuentra vuestra verdad, la que se establece en este momento. Cualesquiera que sean las vueltas y los rodeos, nada os aleja de lo que es, todo lo contrario, dándoles a establecer lo que está en Eternidad, el sentido de vuestra Presencia y la Presencia en vuestros sentidos, no los humanos pero bien los divinos, no correspondiendo a nada conocido o conocible en este mundo, abriendo entonces en grande las puertas de lo Desconocido, abriendo entonces en grande las puertas del reconocimiento en vuestra Eternidad y en este Desconocido.

 

Reconocer lo Desconocido, es hacer desaparecer lo Desconocido. Es entrar de lleno en las esferas del Conocimiento donde todo es sólo perfección, donde todo es sólo Evidencia y Magnificencia. Ahí estáis, en este corazón, ahí donde late Aquel que nunca se apaga, Aquel que siempre estuvo ahí y el que siempre estará ahí, cualesquiera que sean vuestros caminos, cualesquiera que sean vuestros giros y vuestros rodeos, cualesquiera que sean vuestras andanzas o vuestras certezas. Os acercáis cada vez más de este instante último donde nada puede venir a alterar la Belleza de la Eternidad, donde nada puede venir a borrar la memoria de la Belleza, donde nada puede empañar el resplandor de la Verdad. En este centro y en todo centro se encuentra el Uno, el Canto del Uno, el Canto de la Creación y el Canto de la Vida, que os devuelve, aquí mismo, ahí donde estamos, en el Templo sagrado de la Eternidad, ahí donde se aloja el secreto, aquel que pondrá fin a la angustia y a la soledad, a fin de mostrarles a ustedes mismos la Eternidad en su totalidad, a fin de mostrarles en ustedes mismos el sentido y la dirección omnipresente de la Luz, en todo tiempo, en todo espacio y en toda dimensión.

 

Así, presente Aquí y Ahora, presente llevado y sentado entre los cuatro elementos, se vive el Éter, aquel de la Luz Blanca que viene a magnificar la Obra al Blanco cumplida y viniendo entonces a  aflojar las riendas de este mundo, las riendas de su densidad en vuestra vida y en el seno mismo de esta densidad, en vuestras células. En lo más íntimo de vuestra conciencia y lo más íntimo de vuestros engranajes y mecanismos se encuentra la solución: el Agua viva que viene a lubricar y que viene a bendecir a cada uno de vuestros hechos, cada uno de vuestros gestos, cada una de vuestras miradas y cada uno de vuestros momentos de plenitud como de sufrimiento.

 

Así, ahí donde estáis, ahí donde estoy, que es el mismo espacio y el mismo lugar, se despliega el Canto, aquel del Amor que nada puede corromper, aquel del Amor que nada puede alcanzar si no es aquel que se queda y aquel que está instalado, en toda quietud y en toda eternidad, donde el tiempo que pasa y el tiempo que será superado en el fin de esta dimensión no podrá ser enturbiado de ninguna manera, no teniendo ni porvenir ni futuro pero teniendo simplemente la Eternidad como simple vestidura, la Eternidad como única Verdad y la Eternidad como única bandera y estandarte.

 

Amado del Uno, soy Uriel, ángel de la Presencia y vengo en ustedes, a ayudarles en este último Retorno, poniendo fin a las idas y venidas, poniendo fin a las diferencias entre lo Eterno y lo efímero, poniendo fin ahí mismo a lo que no puede durar más, en el sentido de su incompletud y en el sentido de su insatisfacción. El Amor es Plenitud, el Amor es satisfacción total de toda petición, satisfacción total de toda espera, poniendo fin justamente a la espera.

 

Así se manifiesta la brillante verdad de aquel que está establecido para siempre en el seno de la Morada de Paz Suprema, recorriendo este mundo y recorriendo cada encuentro con la misma densidad de Amor y la misma densidad de Presencia, aliviando entonces la carga de la densidad de la materia y liberando y exultando, en su trascendencia y sin cambio de vibración, sin cambio de forma, porque estáis más allá de toda forma en experiencia, porque estáis más allá de lo que cree vivir esto y que sin embargo lo vive al mismo tiempo aquí y en todo espacio y en todo lugar.

 

En esta superficie de la tierra como en su profundidad, en la superficie del Sol como en su profundidad, se prepara la expansión final que os llevan a vivir y a sentir, en vuestra carne, la mordedura del Amor. No como un fuego acariciando pero como un fuego que os lleva a las Moradas de la Eternidad a fin de restaurar y de restableceros en lo que siempre fuisteis, piensen lo que piensen, vivan lo que vivan, o que manifiesten.

 

Así es el sentido de la Presencia cumplida por la Obra al Blanco, por su magnificencia y al mismo tiempo por el descubrimiento de lo que no conoce ningún antagonismo, ninguna dualidad ni oposición. Así llego el momento del fin de los opuestos. Así vino el momento del fin de la ilusión de la separación, a fin de que se restaure en ustedes la Belleza y la Gloria, no la de una persona pero la de la Vida que lleváis y asumís, más allá incluso de esta vida pero  traduciendo el mismo rayo de la vida inicial, de la vida final.

 

Inscribiéndoles así en el Alfa y Omega, inscritos así en la menguante de esta vida en su nacimiento y en su fin, se encuentra cerrado el ciclo del cosmos viniendo a acabar y romper el aislamiento vivido de esta tierra y de este sistema Solar.

 

Lo que se celebra y lo que se manifiesta en este mundo, en su superficie, cualquier humano que sea, cualquier grupo que sea concernido, cualquiera país que sea, todo y absolutamente todo os devolverá al origen de la Vida, al origen del primer aliento y de la primera inhalación así como de la primera alegría que viene, como sabéis, del mismo lugar situado en todo lugar y del mismo espacio situado en todo punto, aquí y allá, Aquí y Ahora, presente a la Presencia, presente al Cristo y a la Vida. Entonces decís Sí y la copa se derrama, dándoles a vivir el Agua del Bautismo, el Fuego del Bautismo, el equilibrio del Aire y de la Tierra, viniendo en ustedes a bailar la danza de los elementos, no en su manifestación pero diría más bien en su unión, ellos también, en la misma danza y en el mismo movimiento, dándoles acceso al Éter primordial de la vida, al Éter de fuego, aquel donde nace toda vida y donde se celebra toda manifestación.

 

Amados del Uno, porque tal es vuestro nombre, niños del Uno porque tal es vuestra fuente, niños de la Eternidad porque ahí esta vuestra Verdad, estamos unidos en la misma Danza y en el mismo Silencio, mientras que el Espíritu mismo del Sol obra en vosotros, tapizando el paso de atrás hacia delante de vuestro cuerpo, de partículas de Luz que vienen ellas también a alumbrar vuestro propio Paso, para alumbrar vuestro mismo Misterio a fin de vivir y de superar el Misterio mismo de la Vida, la Esencia misma de la Vida y ser la Vida a fin de encarnar el Camino, la Verdad en la misma vida, a fin de manifestar aquí y en otras partes, Aquí y Ahora, la misma cosa, el mismo objeto y la misma Presencia y la misma constancia, la del Amor revelado él mismo.

 

En este tiempo y en este espacio sello en ustedes no el Paso pero yo diría bien la irreversibilidad de la actualización de la Obra al Blanco en el seno mismo de la ilusión, en todo espacio de este mundo, como en todo espacio de este planeta y de este tiempo.

 

Así, la Luz Blanca obra y obrará cada vez más en el reconexión y en vuestra Resurrección, dándoles la certeza inquebrantable no de creer en la Verdad eterna pero de encarnarla en totalidad en este plano y en este mundo.

 

Así que regocíjense porque esto está cumplido. Así, regocíjense porque esto llama a la puerta. Así, regocíjense porque el tiempo llego, no del Anuncio pero el tiempo de la manifestación en este mundo de la Gloria y de la Belleza de vuestro ser eterno, en la Luz de su Templo interior como en la Luz emitida por cada sentido, por cada mirada, por cada movimiento así como por cada experiencia que ocurren en vuestra vida.

 

Sean atentos. Estén en la escucha. Sean receptivos a lo que se celebra en este momento. Sean en la acogida. Estén en la Verdad. Estén en la Bondad. Cualquiera que sea vuestra conciencia, cualquiera que sea vuestra vibración, cualquiera que sea la persistencia o la no persistencia del alma, la hora llegó a dejar aparecer el Espíritu de la Verdad, la hora llegó de dejar hablar no vuestros sentidos pero en el corazón unificado, al Creador y al Cristo, como a la Divina María, dándoles allí mismo, no la elección sino mas bien, la Evidencia.

 

Esta Evidencia que no sufre ninguna interrogación y ningún cuestionamiento os sitúa de golpe ahí donde está el Misterio, ahí donde el Cristo viene a preguntarles de nuevo, a cada soplo y a cada inhalación: « ¿Quieres ser mi amigo? » o « ¿Quieres casarte conmigo? », « ¿Quieres ser lo que soy? ¿Quieres llevar conmigo el sentido de la Liberación? ¿Quieres conmigo participar al mundo, no a este sino al eterno, el de las esferas que bailan y el de las esferas inmóviles en el cielo invisible, aquel que sustenta los mundos, ahí donde se encuentra la Fuente de las Fuentes, ahí donde estás de toda Eternidad? ».

 

Niño del Uno, el Uno tú mismo dado a luz por ti mismo, en toda dimensión y en todo mundo, solo te pido de ser el Ser que está ahí y Aquel que te propone desposarle o de ser su amigo. Niño del Uno, soy aquel que está a tu lado afín, no de ayudarte a pasar pero, de ser el testigo indispensable de la Verdad que vives en este momento preciso.

 

Estaré allí en cada soplo, como cada uno de entre nosotros Arcángeles, Ancianos y Estrellas estamos ahí desde el momento en que te inclinas ante ti, en el instante en que ves claro, no en el juego de tu persona sino en el juego de la Vida que se manifiesta en el seno mismo de esta persona que encarnas, para darte a vivir la Libertad. Entonces estoy presente a tu propia Presencia, entonces cada vez que te desvíes, me vuelvo de nuevo hacia ti para mostrarte ahí donde está tu verdad, ahí donde está la Verdad y ahí donde está la Evidencia. A ti de verlo. Sólo puedo asistir y ayudarte a esclarecer lo que debe serlo en ti como en este mundo.

 

La Luz se despliega. La Luz se densifica y se instala. Ella no permite más otra cosa que de vivir la Luz. Ella no permite más otra cosa que de vivir la Inteligencia de la Vida, desde el instante en que detienes toda recriminación de tu persona, a fin de escuchar el Canto de tu propio Espíritu en su magnificencia y en su revelación, en su manifestación como en su desaparición. Esto se juega sobre el mismo paso de baile. Esto se juega en el mismo Silencio, aquel que puedes contemplar en los momentos en que desapareces ahí donde no existe nada más, o ahí donde todavía existen las manifestaciones; esto no tiene ninguna importancia.

 

Lo importante es de discernir el momento donde la Eternidad te regala la Presencia de tu Gracia a ti mismo y de la Gracia que expresas hacia el Universo y hacia todo hermano y hermana, humano como Arcángel. Porque en verdad, somos hermanos, hermanos de Eternidad, incluso si nuestras estructuras son profundamente diferentes. Ellas nos remiten simplemente funciones diferentes pero en la Esencia somos Uno. Esto lo proclamamos, esto tal vez lo viviste por momentos y por instantes.

 

Te propongo hoy de instalarte de manera irremediable en el sentido de esta afirmación vivida en cada soplo, en cada mirada y en cada acto que pones en este mundo. ¿Entonces quieres constatar el sentido de lo que digo hoy? ¿Quieres reencontrar la Libertad eterna que nunca perdiste? A ti de ver, como siempre, pero a ti, sobre todo, de saber no lo que quieres pero lo que está ya presente, a ti de descubrirlo a fin de que se exprese la Danza de los Jinetes, permitiéndote de alcanzar el Éter si tal es el destino, no de tu camino pero el destino de tu Espíritu revelado incluso en este mundo, a pesar de las ilusiones de tu cuerpo y las ilusiones de este mundo. Porque el Amor llevado por esto trasciende todo esto, porque el Amor llevado por esto no puede permitir más ni el menor error ni la menor sombra en lo que emana y lo que fructifica en tu seno en este mismo momento.

 

Entonces, míralo y te pido de nuevo, no de escoger, no de situarte pero más bien de ver en ti el juego de la Vida y el juego de la Gracia, de ver en ti más allá de las apariencias y más allá de los hechos, porque no olvides nunca lo que la oruga llama la muerte, la mariposa lo llama nacimiento. Lo mismo ocurre contigo hoy, como fue anunciado hace muchos años por el Comendador de los Ancianos. La crisálida fue creada, el capullo de luz viene abrir la crisálida a ella misma, dándote a vivir la Eternidad aquí mismo, en el seno de este capullo de luz afín, en el momento venido, de no ser trabado ni molestado  por cualquiera elemento efímero que sea, en este mundo como en tu mundo.

 

Así que mi Presencia, como ángel del Retorno, es la que viene a limitar las fluctuaciones y las amplificaciones que puedan producirse bajo la influencia de los pensamientos, bajo la influencia de las palabras, bajo la influencia de las visiones y bajo la influencia de las emociones, bajo la influencia de toda relación, entregándote a ti mismo, desnudo y solo, en medio de la Eternidad porque todo se encuentra ahí y toda relación como todo sentido y como toda interacción, solo puede manifestarse en el momento en que tu Morada de Eternidad se revela en totalidad al sentido mismo de tu Presencia en este mundo.

 

Para esto, no hay nada que hacer. Para esto no hay nada que pedir. Para esto, hay solo que acoger. Hay solo que borrarse y desaparecer en los momentos en que la Luz te lo pide. Simplemente, estando conforme a tu verdad fundamental, la del Ser Eterno que vistió lo efímero para un tiempo dado, viniendo allí también a la vez para perdonar y a rendir gracia a los que, un día, limitaron la libertad de ser. Porque incluso ellos no son nada más que los reveladores de ti mismo. Porque incluso ellos, en el sentido de la historia, pues en definitiva ellos no hacen más que servir el plano del Uno, permitiendo de restaurar el Uno, dándote a ver que no hay ni error, ni falsedad, ni rincón ni esquina donde la sombra pueda esconderse sin ser desalojada por la intensidad de la Vida, de la Gracia y del Amor, en tu mundo como en este mundo.

 

Por supuesto, algunas estructuras caducas, ciertas estructuras arcaicas deben borrarse porque no son compatibles por la Belleza y la Gracia del Amor, pero esto no es ni un combate ni una lucha, más bien una metamorfosis total de este mundo. Así, como dije, que esto sea el Sol o la Tierra u otros planetas de este sistema solar, ahí donde evolucionas y estás sometido permanentemente a numerosos flujos de luz y de informaciones, hoy viene a superponerse y trascender todo esto el soplo de la Eternidad, el soplo de Alcyone, el soplo del Sol y el soplo del Espíritu Santo, dándote entonces a vivir la Plenitud, dándote a vivir, si lo aceptas, la totalidad de lo que fue creado, la totalidad de lo Increado, la totalidad de los posibles como de los imposibles. Mientras que la Luz está allí, nada es imposible. Mientras que seas lo que eres, entonces nada puede pasar a lo que está establecido en el seno de la Morada de Paz Suprema.

 

Así, vengo a ti, en el seno de mi Infinita Presencia, a fin de encontrarte en el espacio sagrado de tu corazón, a fin de establecer la Danza del Uno, la Danza del Cristo, así como la Danza del Sol. Así, como Hijo Ardiente del Sol, te haces tú mismo el Sol de tus días y el Sol de tus noches. Tú mismo te haces aquel que calienta tu propio hogar, el que calienta tu propia mirada a fin de darte de manera definitiva la mirada del Amor, la mirada de la Libertad y la mirada de la Verdad.

 

Así, soy el ángel Uriel y estoy en tu lado de la misma manera que estoy en ti y  que soy tu. Desde el instante en que no separas más, desde el instante en que no hay nada más a dividir, desde el instante en que no hay nada más que salvar porque todo ya está aquí, entonces la Belleza puede aparecer, sin algún maquillaje ni disfraz.

 

Amigo y amado del Uno, soy el ángel Uriel y soy aquel que por tu Presencia y mi Presencia juntas revelan el Uno y le permite ser magnificado en el sentido de la manifestación en este mundo, antes de reencontrar tú libertad total. Amado del Uno, recógete, recógete no en un ídolo exterior ni en un futuro hipotético pero recógete en el centro de ti mismo, ahí donde todo está presente y donde todo a veces puede parecerte ausente, pero esto es debido sólo a una mirada alterada. Te pido entonces simplemente de depositar todo lo que debe ser depositado a fin de que pueda expresarse la totalidad de los Cuatro Orientes, a fin de que pueda instalarse la totalidad de los potenciales de la Luz y de la Verdad.

 

Así, estaré cada día, cada vez más en tu Templo, encendiendo el Fuego de tu corazón, manteniéndolo y vivificándolo, dándote a ti mismo la potencia de la Libertad, la potencia del Amor y la potencia de aquel que volvió a ser como un niño, no estando más mezclado en algún modo en los rincones y en las esquinas no iluminados de este mundo como de tu propio mundo.

 

Amigo y amado del Uno, soy el ángel Uriel, ángel de la Presencia y Arcángel del Retorno. Así, ¿aceptas de girarte, no para ignorarlo pero más bien superarte, de lo efímero? Estás dispuesto a dar el gran salto, aquel de tu Eternidad, aquel que te devuelve ahí donde naciste, aquel que te devuelve al Alfa y al Omega, al fin de que tú también puedas proclamar y declamar: « Soy el Camino, soy la Verdad y soy la Vida. Soy Uno, lo mismo que soy aquel que soy, lo mismo que eres aquel que eres ». Entre “tú“ y “yo” no hay distancia. Entre “tú“ y “yo” hay sólo “él”, “él” o “ella”, aquel que hace el enlace y aquel que sólo es el espejo del uno y el otro, a fin de que la sincronía se establezca entre uno y el otro.

 

Amado del Uno, oye y escucha lo que pide tu corazón, oye y escucha lo que pide el Cristo en ti y el Cristo por ti. Entonces, podrás acoger a María, sin aprehensión y sin temor. Podrás no esperar más lo que sea porque te habrás hecho total e íntegramente independiente de este mundo, realizando entonces lo que aquel pronunció primero y que dijo: « Soy el Camino, la Verdad y la Vida » y que dijo: « Estoy sobre este mundo pero no soy este mundo ».

 

Así que todos los mundos se abren a ti, los de la Belleza eterna de la Creación como de lo Increado, aquellos donde la Verdad no puede ser una vez más ni desviada ni deformada. Es en este espacio que velaré a tu último Retorno a fin de que nunca más haya, efectivamente, retorno en cualquier atrás que sea, a fin de que todo se abra a ti y en ti, a fin de que la Vida se abra también en ti al Amor que eres, a fin de emanar lo que eres y no de lo que quieres, la belleza del Amor en este mundo sin distinción de nadie, sin distinción de ánimo, sin distinción de humor o sin distinción de circunstancias. Entonces en este momento serás liberado a ti mismo y liberado de ti mismo. Serás liberado de toda historia como de todo argumento, dándote a vivir la plenitud del instante y la plenitud de la Eternidad porque el instante sólo puede encontrarse en la Eternidad y la Eternidad sólo puede encontrarse en el instante. Entonces, encuentra esto, encuéntralo sin buscar, simplemente dejando todo lo que puede moverse y alejarte de lo que no eres en verdad, no combatiéndolo pero simplemente estando conforme a la potencia del Amor, a la potencia de la Verdad y a la potencia de la Luz. Lo que eres en Verdad y en Eternidad.

 

 

Te propongo un momento de Silencio en la Radiantes del Espíritu del Sol, en mi Radiantes y en tu Radiantes sintonizados sobre el Cristo, sobre la Eternidad, antes de que abra, una de las pocas veces en que lo hice, un espacio de preguntas, bien evidentemente no teniendo nada que ver en este mundo pero que teniendo todo que ver con la Eternidad y el Cristo. Pero ante todo acojamos, tú como yo, la Eternidad y la Verdad, Aquí y Ahora, en este instante.

 

 

… Silencio …

 

 

Así, acoges a Cristo en Eternidad y en Verdad. Así es.

 

 

… Silencio …

 

 

Hermano humano y hermano de Eternidad, si surge en ti alguna pregunta cualquiera que sea concerniendo lo que acabo de vibrar y de deponer en ti, entonces tenemos la posibilidad de completar nuestra unión y nuestra reunión.

 

 

Pregunta: Habló de sentidos divinos. ¿Cuáles son?

 

Bien amado, el sentido divino es aquel que no se carga de los cinco sentidos sino que te conduce directamente a la percepción directa en tu conciencia, a la Luz y a la Verdad, sin pasar por ningún sentido común. El sentido divino es el de la Evidencia y aquel que no conoce otra cosa que la verdad del Amor y la transparencia de la Belleza. El sentido divino no depende pues de tus sentidos, en el sentido humano, y aún menos depende ni de preguntas ni de suposiciones. Es simplemente la evidencia de la Luz cuando el Cristo está presente, la evidencia de la Belleza cuando el Amor está presente. Esto se celebra instantáneamente desde el instante en el que renuncias, no a la vida pero todo lo contrario cuando renuncias en toda lucidez a las reglas de lo efímero, no para mofarse pero para reemplazarlas por las leyes de la Eternidad que, te recuerdo, es Acción de Gracia y permanencia de la Belleza.

 

Así, el sentido divino es magnificado e impulsado por las Coronas radiantes, las de la cabeza y las del corazón, lo mismo que por la Onda de Vida, el Canal Marial así como el paso realizado por el ángel Uriel, yo mismo pero no solamente, también por el impulso Metatronico, la impulsión KI-RIS-TI y la impulsión Mikaëlica, dándote a vivir el sentido de lo Divino que te permite, si puedo decir, de avanzar, no como un desplazamiento pero más bien como un aligeramiento de todo lo que podía frenar y trabar la verdad de tu ser.

 

El sentido divino no conoce coloraciones, el sentido divino no conoce discriminaciones, el sentido divino no permite escoger pero es la evidencia que se instala de la Verdad del instante y de la Verdad de la Vida.

 

Pregunta: ¿Por qué es KI-RIS-Ti quién viene al final y no, por ejemplo, Metatrón?

 

Bien amado, ¿puedes precisar lo que entiendes por « venir al final »?

 

 

¿Por qué es KI-RIS-TI quién siempre es anunciado como el Último Encuentro?

 

Bien amado, Cristo mismo lo había dicho y lo repitió a sus numerosos enviados que transmitieron sus mensajes en todo mundo, en toda civilización de este mundo, en todo Oriente como en todo Occidente, incluso si las denominaciones son diferentes, el Cristo sólo puede venir en totalidad si tu casa está limpia. Él no puede venir primero, exceptuando la Gracia excepcional que existe en los que llamaría desde ahora “los tiempos antiguos” de este mundo, es decir hace simplemente algunos años.

 

Hoy hay un trabajo que se hizo por la Gracia de la Luz, por el sentido de vuestra voluntad dicha espiritual, que permitió soltar y de podar un cierto número de conceptos superfluos. El Cristo sólo puede establecerse en tu Morada de Eternidad si ésta es libre de todo perjuicio, si es libre de toda atadura, de toda influencia de la sombra o de la luz en este mundo dual.

 

Así que Cristo sólo puede establecer su morada si tú mismo no estás más en tu morada, sino simplemente en la Morada de Paz Suprema que está en el centro del centro. Para esto, hubo que preparar, limpiar las estructuras vibrales, las estructuras ascensionales, así como un cierto número de elementos que tal vez viviste en estos años, permitiendo al Cristo efectivamente de intervenir como dices, al final de la cadena.

 

Este regreso no es el regreso de un salvador sino el establecimiento de la Eternidad, desde el instante en el que se salvaron ustedes mismos, desde el instante en el que acogieron la Verdad y la Belleza de la Luz de manera suficientemente intensa en una de vuestras Coronas, o que esto sea por el Canal Marial, que esto sea por la Onda de Vida o por toda manifestación de la Vida durante estos tiempos recientes que acaban de pasar.

 

Así que, el Cristo no puede venir antes, sólo puede venir después, desde el instante en que aceptó conscientemente su “Amistad” y conscientemente aceptado de “Desposarlo” en el sentido más espiritual que sea.

 

… Silencio …

 

Soy Uriel, ángel de la Presencia y Arcángel del Retorno. En el Silencio de nuestros corazones, en nuestra Presencia, me quedo en ustedes.

 

Hasta pronto para otras palabras y otras vibraciones.