URIEL
“El Sentido de La Presencia y del Retorno”
Soy Uriel, ángel de la Presencia y Arcángel del
Retorno. En la Presencia del Espíritu del Sol, hermanos y hermanas del Uno,
unámonos al Espíritu y al Cristo.
… Comunión …
Vengo a expresar en ustedes, por la Gracia del
Espíritu del Sol y del Cristo reunidos en mi Presencia y en vuestra Presencia,
el sentido de la Presencia y el sentido del Retorno, a fin de que en ustedes
esto lo vivan en la misma Presencia y la misma intensidad. Vengo a declamar, en
vuestro Templo, el Canto de la Presencia y el Canto del Regreso a vuestra
Eternidad, presentes a ustedes mismos y presentes en este mundo, los presentes a la Vida y los presentes en
vida. Les es dado el presente de la Gracia, el presente de verlos y sentiros,
en este tiempo y en todo tiempo desde ahora, de verlos claramente con lucidez y
con intensidad, sin juicio alguno, sin remordimiento y sin aprehensión. Lo
mismo que sin futuro ni esperanza. Por la plenitud del instante y la plenitud
de vuestra Presencia, se resuelven los antagonismos de todo Cara a Cara entre
lo que es perecedero y lo que nunca perece, dándoles a ustedes a verse cada vez
con más precisión, en los instantes y los momentos donde vuestra Presencia está
aquí, en los momentos en los que está ausente, en los momentos en el que este
mundo desaparece y en los que ustedes mismos aparecéis en la Eternidad.
Vengo a declamar la Danza del Silencio, no tanto en
las experiencias de la conciencia pero más bien en el sentido de la experiencia
última, el de la Eternidad revelada en el mismo seno de vuestra conciencia,
cualquiera que sea su estado, cualquiera que sea su fragmentación o cualquiera
que sea su plenitud. El tiempo de la Presencia y el tiempo del Eterno, este es
vuestro tiempo, el de la Resurrección y de vuestra elevación en los dominios de
la Eternidad, en las Moradas de la Plenitud, donde nada puede ser refrenado,
donde nada puede ser ocultado, donde todo está en evidencia porque todo es
Evidencia. Así en ustedes se instala, en este tiempo, la misma evidencia y la
misma sentencia, la de vuestra alma o la de vuestro Espíritu, la de lo que sois
en este tiempo como en todo tiempo, en lo que les queda a hacer, en lo que les
queda a ser o bien en el tiempo en el que no hay nada más a cumplir ni nada a
esperar sino simplemente estar ahí, inmóvil en la Danza e inmóvil en el
Silencio, dándoles a recorrer los espacios interiores de vuestra conciencia,
los espacios interiores de vuestras vidas, de vuestra vida y de la Vida, en su
sentido y su acepción la más amplia.
Hoy, mientras que la transición se hizo, abriéndoles
la puerta y la vía al Cristo, el que resuena en ustedes en su sed de Verdad, su
sed de Amor, con el fin de colmarle más allá de toda esperanza y a fin de
liberaros si tal es vuestra libertad y si tal es vuestro espacio.
Así, en este tiempo en que la transición está
cumplida, donde la Cruz se resuelve a nivel de sus antagonismos por el centro
del centro, punto de tránsito llevándoles al Corazón radiante y al Corazón
elevado, llevándoles delante de Él, Aquel que es, Aquel que fue y Aquel que
será, mostrándoles vuestro Alfa y vuestra Omega, dándoles en HIC y NUNC el
sentido del ser cumplido y del ser revelado en sus cuatro verdades elementales,
en sus cuatro linajes y en sus cuatro componentes de la fuerza de vida, en todo
mundo como en todo espacio y en toda dimensión.
Soy Uriel, ángel de la Presencia y deposito en
ustedes el jubilo de la Presencia del Cristo, la alegría de vuestra Presencia
respondiendo a su Presencia, de vuestro
instante respondiendo a su instante, dándoles a vivir el soplo del Éter en el
seno de la Eternidad, incluso en este Templo perecedero que es vuestro cuerpo,
a fin de que ninguno ignore que la Resurrección le está abierta y le es
ofrecida en el momento en que renuncias a lo que es denso, no rechazándolo sino
sublimándolo por la Gracia de la Luz y del Amor, en vuestro Templo efímero como
eterno. Dándoles a resonar y a elevar la frecuencia del Amor Uno, del Amor
Unitario vivido en la plenitud de sus medios, en la plenitud de sus
manifestaciones como en la plenitud de lo que sustenta todo mundo.
A ustedes hermanos y amados del Uno, donde ninguna
denominación de humano o de Arcángel puede interferir porque son presentes en
la misma Unidad y en la misma vibración, dándoles a elevaros y a posaros al
mismo tiempo en las esferas de vuestra Eternidad, en las Ruedas que giran en
las Ruedas, dándoles a ver lo que no puede ser visto por cualquier ojo en el
seno de este mundo pero lo que sólo puede ser visto por el corazón. En el
espacio sagrado de vuestra coronación y de vuestra Resurrección se encuentra el
Templo del indecible, se encuentra la satisfacción de toda insuficiencia y la
satisfacción de toda falta. A ustedes, en este espacio y en todo espacio, me
dirijo al santo del santo con el fin de que el Espíritu se levante tal una
llama, tanto en vuestro corazón como en cada una de las células que constituyen
este Templo perecedero.
Así, juntos y Unidos en el mismo espacio, en la
misma lectura y en la misma atención, colocamos nuestra conciencia ahí donde
está la Eternidad, ahí donde está lo que jamás se para y jamás comenzará, ahí
donde está la Morada de Paz Suprema, la que no conoce ninguna guerra ni Cara a
Cara. Así lo que es visto debe ser superado. Lo que es visto debe ser
atravesado a fin de no tener más que dar media vuelta, a fin de no oscilar más
tal un péndulo entre el Eterno y lo efímero de vuestra vida como de vuestra
conciencia. Así se os revela la majestad del Cristo, la majestad de la
Inteligencia de la Luz, expresándose en cada rincón y esquina de vuestro ser
como de este planeta, dándoles a situaros, sin desplazaros, en el corazón del
corazón, dándoles a instalaros sin esfuerzo alguno en el centro de la Cruz, ahí
donde se encuentra la Transición, la que os conduce a un lugar seguro, aquel
donde nada puede ser incierto y donde nada puede desaparecer ni aparecer, ahí
donde se encuentra la llave, la única, de la Verdad última, la del sentido mismo de la Creación, aquella del
sentido mismo del porqué de la Vida, del porqué de la Luz y del sentido mismo
de la Luz a su propagación y en su Canto eterno de Libertad.
Así, situada ahí en el centro del centro,
escuchando y cantando el Silencio, aquel donde ninguna ola puede enturbiar la
superficie de la conciencia, así, ahí, en este espacio, en este lugar que no
tiene lugar, se encuentra vuestra verdad, la que se establece en este momento.
Cualesquiera que sean las vueltas y los rodeos, nada os aleja de lo que es,
todo lo contrario, dándoles a establecer lo que está en Eternidad, el sentido
de vuestra Presencia y la Presencia en vuestros sentidos, no los humanos pero
bien los divinos, no correspondiendo a nada conocido o conocible en este mundo,
abriendo entonces en grande las puertas de lo Desconocido, abriendo entonces en
grande las puertas del reconocimiento en vuestra Eternidad y en este
Desconocido.
Reconocer lo Desconocido, es hacer desaparecer lo
Desconocido. Es entrar de lleno en las esferas del Conocimiento donde todo es
sólo perfección, donde todo es sólo Evidencia y Magnificencia. Ahí estáis, en
este corazón, ahí donde late Aquel que nunca se apaga, Aquel que siempre estuvo
ahí y el que siempre estará ahí, cualesquiera que sean vuestros caminos,
cualesquiera que sean vuestros giros y vuestros rodeos, cualesquiera que sean
vuestras andanzas o vuestras certezas. Os acercáis cada vez más de este
instante último donde nada puede venir a alterar la Belleza de la Eternidad,
donde nada puede venir a borrar la memoria de la Belleza, donde nada puede
empañar el resplandor de la Verdad. En este centro y en todo centro se
encuentra el Uno, el Canto del Uno, el Canto de la Creación y el Canto de la
Vida, que os devuelve, aquí mismo, ahí donde estamos, en el Templo sagrado de
la Eternidad, ahí donde se aloja el secreto, aquel que pondrá fin a la angustia
y a la soledad, a fin de mostrarles a ustedes mismos la Eternidad en su
totalidad, a fin de mostrarles en ustedes mismos el sentido y la dirección
omnipresente de la Luz, en todo tiempo, en todo espacio y en toda dimensión.
Así, presente Aquí y Ahora, presente llevado y
sentado entre los cuatro elementos, se vive el Éter, aquel de la Luz Blanca que
viene a magnificar la Obra al Blanco cumplida y viniendo entonces a aflojar las riendas de este mundo, las riendas
de su densidad en vuestra vida y en el seno mismo de esta densidad, en vuestras
células. En lo más íntimo de vuestra conciencia y lo más íntimo de vuestros
engranajes y mecanismos se encuentra la solución: el Agua viva que viene a lubricar
y que viene a bendecir a cada uno de vuestros hechos, cada uno de vuestros
gestos, cada una de vuestras miradas y cada uno de vuestros momentos de
plenitud como de sufrimiento.
Así, ahí donde estáis, ahí donde estoy, que es el
mismo espacio y el mismo lugar, se despliega el Canto, aquel del Amor que nada
puede corromper, aquel del Amor que nada puede alcanzar si no es aquel que se
queda y aquel que está instalado, en toda quietud y en toda eternidad, donde el
tiempo que pasa y el tiempo que será superado en el fin de esta dimensión no
podrá ser enturbiado de ninguna manera, no teniendo ni porvenir ni futuro pero
teniendo simplemente la Eternidad como simple vestidura, la Eternidad como
única Verdad y la Eternidad como única bandera y estandarte.
Amado del Uno, soy Uriel, ángel de la Presencia y
vengo en ustedes, a ayudarles en este último Retorno, poniendo fin a las idas y
venidas, poniendo fin a las diferencias entre lo Eterno y lo efímero, poniendo
fin ahí mismo a lo que no puede durar más, en el sentido de su incompletud y en
el sentido de su insatisfacción. El Amor es Plenitud, el Amor es satisfacción
total de toda petición, satisfacción total de toda espera, poniendo fin
justamente a la espera.
Así se manifiesta la brillante verdad de aquel que
está establecido para siempre en el seno de la Morada de Paz Suprema, recorriendo
este mundo y recorriendo cada encuentro con la misma densidad de Amor y la
misma densidad de Presencia, aliviando entonces la carga de la densidad de la materia
y liberando y exultando, en su trascendencia y sin cambio de vibración, sin
cambio de forma, porque estáis más allá de toda forma en experiencia, porque
estáis más allá de lo que cree vivir esto y que sin embargo lo vive al mismo
tiempo aquí y en todo espacio y en todo lugar.
En esta superficie de la tierra como en su
profundidad, en la superficie del Sol como en su profundidad, se prepara la
expansión final que os llevan a vivir y a sentir, en vuestra carne, la
mordedura del Amor. No como un fuego acariciando pero como un fuego que os
lleva a las Moradas de la Eternidad a fin de restaurar y de restableceros en lo
que siempre fuisteis, piensen lo que piensen, vivan lo que vivan, o que
manifiesten.
Así es el sentido de la Presencia cumplida por la
Obra al Blanco, por su magnificencia y al mismo tiempo por el descubrimiento de
lo que no conoce ningún antagonismo, ninguna dualidad ni oposición. Así llego
el momento del fin de los opuestos. Así vino el momento del fin de la ilusión
de la separación, a fin de que se restaure en ustedes la Belleza y la Gloria,
no la de una persona pero la de la Vida que lleváis y asumís, más allá incluso de
esta vida pero traduciendo el mismo rayo
de la vida inicial, de la vida final.
Inscribiéndoles así en el Alfa y Omega, inscritos
así en la menguante de esta vida en su nacimiento y en su fin, se encuentra
cerrado el ciclo del cosmos viniendo a acabar y romper el aislamiento vivido de
esta tierra y de este sistema Solar.
Lo que se celebra y lo que se manifiesta en este
mundo, en su superficie, cualquier humano que sea, cualquier grupo que sea
concernido, cualquiera país que sea, todo y absolutamente todo os devolverá al
origen de la Vida, al origen del primer aliento y de la primera inhalación así
como de la primera alegría que viene, como sabéis, del mismo lugar situado en
todo lugar y del mismo espacio situado en todo punto, aquí y allá, Aquí y
Ahora, presente a la Presencia, presente al Cristo y a la Vida. Entonces decís
Sí y la copa se derrama, dándoles a vivir el Agua del Bautismo, el Fuego del
Bautismo, el equilibrio del Aire y de la Tierra, viniendo en ustedes a bailar
la danza de los elementos, no en su manifestación pero diría más bien en su
unión, ellos también, en la misma danza y en el mismo movimiento, dándoles
acceso al Éter primordial de la vida, al Éter de fuego, aquel donde nace toda
vida y donde se celebra toda manifestación.
Amados del Uno, porque tal es vuestro nombre, niños
del Uno porque tal es vuestra fuente, niños de la Eternidad porque ahí esta
vuestra Verdad, estamos unidos en la misma Danza y en el mismo Silencio,
mientras que el Espíritu mismo del Sol obra en vosotros, tapizando el paso de
atrás hacia delante de vuestro cuerpo, de partículas de Luz que vienen ellas
también a alumbrar vuestro propio Paso, para alumbrar vuestro mismo Misterio a
fin de vivir y de superar el Misterio mismo de la Vida, la Esencia misma de la
Vida y ser la Vida a fin de encarnar el Camino, la Verdad en la misma vida, a
fin de manifestar aquí y en otras partes, Aquí y Ahora, la misma cosa, el mismo
objeto y la misma Presencia y la misma constancia, la del Amor revelado él mismo.
En este tiempo y en este espacio sello en ustedes
no el Paso pero yo diría bien la irreversibilidad de la actualización de la
Obra al Blanco en el seno mismo de la ilusión, en todo espacio de este mundo,
como en todo espacio de este planeta y de este tiempo.
Así, la Luz Blanca obra y obrará cada vez más en el
reconexión y en vuestra Resurrección, dándoles la certeza inquebrantable no de
creer en la Verdad eterna pero de encarnarla en totalidad en este plano y en
este mundo.
Así que regocíjense porque esto está cumplido. Así,
regocíjense porque esto llama a la puerta. Así, regocíjense porque el tiempo
llego, no del Anuncio pero el tiempo de la manifestación en este mundo de la
Gloria y de la Belleza de vuestro ser eterno, en la Luz de su Templo interior
como en la Luz emitida por cada sentido, por cada mirada, por cada movimiento
así como por cada experiencia que ocurren en vuestra vida.
Sean atentos. Estén en la escucha. Sean receptivos
a lo que se celebra en este momento. Sean en la acogida. Estén en la Verdad.
Estén en la Bondad. Cualquiera que sea vuestra conciencia, cualquiera que sea
vuestra vibración, cualquiera que sea la persistencia o la no persistencia del
alma, la hora llegó a dejar aparecer el Espíritu de la Verdad, la hora llegó de
dejar hablar no vuestros sentidos pero en el corazón unificado, al Creador y al
Cristo, como a la Divina María, dándoles allí mismo, no la elección sino mas
bien, la Evidencia.
Esta Evidencia que no sufre ninguna interrogación y
ningún cuestionamiento os sitúa de golpe ahí donde está el Misterio, ahí donde
el Cristo viene a preguntarles de nuevo, a cada soplo y a cada inhalación: «
¿Quieres ser mi amigo? » o « ¿Quieres casarte conmigo? », « ¿Quieres ser lo que
soy? ¿Quieres llevar conmigo el sentido de la Liberación? ¿Quieres conmigo
participar al mundo, no a este sino al eterno, el de las esferas que bailan y el
de las esferas inmóviles en el cielo invisible, aquel que sustenta los mundos,
ahí donde se encuentra la Fuente de las Fuentes, ahí donde estás de toda
Eternidad? ».
Niño del Uno, el Uno tú mismo dado a luz por ti
mismo, en toda dimensión y en todo mundo, solo te pido de ser el Ser que está
ahí y Aquel que te propone desposarle o de ser su amigo. Niño del Uno, soy
aquel que está a tu lado afín, no de ayudarte a pasar pero, de ser el testigo
indispensable de la Verdad que vives en este momento preciso.
Estaré allí en cada soplo, como cada uno de entre
nosotros Arcángeles, Ancianos y Estrellas estamos ahí desde el momento en que
te inclinas ante ti, en el instante en que ves claro, no en el juego de tu
persona sino en el juego de la Vida que se manifiesta en el seno mismo de esta
persona que encarnas, para darte a vivir la Libertad. Entonces estoy presente a
tu propia Presencia, entonces cada vez que te desvíes, me vuelvo de nuevo hacia
ti para mostrarte ahí donde está tu verdad, ahí donde está la Verdad y ahí
donde está la Evidencia. A ti de verlo. Sólo puedo asistir y ayudarte a
esclarecer lo que debe serlo en ti como en este mundo.
La Luz se despliega. La Luz se densifica y se
instala. Ella no permite más otra cosa que de vivir la Luz. Ella no permite más
otra cosa que de vivir la Inteligencia de la Vida, desde el instante en que
detienes toda recriminación de tu persona, a fin de escuchar el Canto de tu
propio Espíritu en su magnificencia y en su revelación, en su manifestación
como en su desaparición. Esto se juega sobre el mismo paso de baile. Esto se
juega en el mismo Silencio, aquel que puedes contemplar en los momentos en que
desapareces ahí donde no existe nada más, o ahí donde todavía existen las
manifestaciones; esto no tiene ninguna importancia.
Lo importante es de discernir el momento donde la
Eternidad te regala la Presencia de tu Gracia a ti mismo y de la Gracia que
expresas hacia el Universo y hacia todo hermano y hermana, humano como
Arcángel. Porque en verdad, somos hermanos, hermanos de Eternidad, incluso si
nuestras estructuras son profundamente diferentes. Ellas nos remiten
simplemente funciones diferentes pero en la Esencia somos Uno. Esto lo
proclamamos, esto tal vez lo viviste por momentos y por instantes.
Te propongo hoy de instalarte de manera
irremediable en el sentido de esta afirmación vivida en cada soplo, en cada
mirada y en cada acto que pones en este mundo. ¿Entonces quieres constatar el
sentido de lo que digo hoy? ¿Quieres reencontrar la Libertad eterna que nunca
perdiste? A ti de ver, como siempre, pero a ti, sobre todo, de saber no lo que
quieres pero lo que está ya presente, a ti de descubrirlo a fin de que se
exprese la Danza de los Jinetes, permitiéndote de alcanzar el Éter si tal es el
destino, no de tu camino pero el destino de tu Espíritu revelado incluso en
este mundo, a pesar de las ilusiones de tu cuerpo y las ilusiones de este
mundo. Porque el Amor llevado por esto trasciende todo esto, porque el Amor
llevado por esto no puede permitir más ni el menor error ni la menor sombra en
lo que emana y lo que fructifica en tu seno en este mismo momento.
Entonces, míralo y te pido de nuevo, no de escoger,
no de situarte pero más bien de ver en ti el juego de la Vida y el juego de la
Gracia, de ver en ti más allá de las apariencias y más allá de los hechos,
porque no olvides nunca lo que la oruga llama la muerte, la mariposa lo llama
nacimiento. Lo mismo ocurre contigo hoy, como fue anunciado hace muchos años
por el Comendador de los Ancianos. La crisálida fue creada, el capullo de luz
viene abrir la crisálida a ella misma, dándote a vivir la Eternidad aquí mismo,
en el seno de este capullo de luz afín, en el momento venido, de no ser trabado
ni molestado por cualquiera elemento
efímero que sea, en este mundo como en tu mundo.
Así que mi Presencia, como ángel del Retorno, es la
que viene a limitar las fluctuaciones y las amplificaciones que puedan
producirse bajo la influencia de los pensamientos, bajo la influencia de las
palabras, bajo la influencia de las visiones y bajo la influencia de las
emociones, bajo la influencia de toda relación, entregándote a ti mismo,
desnudo y solo, en medio de la Eternidad porque todo se encuentra ahí y toda
relación como todo sentido y como toda interacción, solo puede manifestarse en
el momento en que tu Morada de Eternidad se revela en totalidad al sentido
mismo de tu Presencia en este mundo.
Para esto, no hay nada que hacer. Para esto no hay
nada que pedir. Para esto, hay solo que acoger. Hay solo que borrarse y
desaparecer en los momentos en que la Luz te lo pide. Simplemente, estando
conforme a tu verdad fundamental, la del Ser Eterno que vistió lo efímero para
un tiempo dado, viniendo allí también a la vez para perdonar y a rendir gracia
a los que, un día, limitaron la libertad de ser. Porque incluso ellos no son
nada más que los reveladores de ti mismo. Porque incluso ellos, en el sentido
de la historia, pues en definitiva ellos no hacen más que servir el plano del
Uno, permitiendo de restaurar el Uno, dándote a ver que no hay ni error, ni
falsedad, ni rincón ni esquina donde la sombra pueda esconderse sin ser
desalojada por la intensidad de la Vida, de la Gracia y del Amor, en tu mundo
como en este mundo.
Por supuesto, algunas estructuras caducas, ciertas
estructuras arcaicas deben borrarse porque no son compatibles por la Belleza y
la Gracia del Amor, pero esto no es ni un combate ni una lucha, más bien una
metamorfosis total de este mundo. Así, como dije, que esto sea el Sol o la Tierra
u otros planetas de este sistema solar, ahí donde evolucionas y estás sometido
permanentemente a numerosos flujos de luz y de informaciones, hoy viene a superponerse
y trascender todo esto el soplo de la Eternidad, el soplo de Alcyone, el soplo
del Sol y el soplo del Espíritu Santo, dándote entonces a vivir la Plenitud,
dándote a vivir, si lo aceptas, la totalidad de lo que fue creado, la totalidad
de lo Increado, la totalidad de los posibles como de los imposibles. Mientras
que la Luz está allí, nada es imposible. Mientras que seas lo que eres,
entonces nada puede pasar a lo que está establecido en el seno de la Morada de
Paz Suprema.
Así, vengo a ti, en el seno de mi Infinita
Presencia, a fin de encontrarte en el espacio sagrado de tu corazón, a fin de
establecer la Danza del Uno, la Danza del Cristo, así como la Danza del Sol.
Así, como Hijo Ardiente del Sol, te haces tú mismo el Sol de tus días y el Sol
de tus noches. Tú mismo te haces aquel que calienta tu propio hogar, el que
calienta tu propia mirada a fin de darte de manera definitiva la mirada del
Amor, la mirada de la Libertad y la mirada de la Verdad.
Así, soy el ángel Uriel y estoy en tu lado de la
misma manera que estoy en ti y que soy
tu. Desde el instante en que no separas más, desde el instante en que no hay
nada más a dividir, desde el instante en que no hay nada más que salvar porque
todo ya está aquí, entonces la Belleza puede aparecer, sin algún maquillaje ni
disfraz.
Amigo y amado del Uno, soy el ángel Uriel y soy
aquel que por tu Presencia y mi Presencia juntas revelan el Uno y le permite
ser magnificado en el sentido de la manifestación en este mundo, antes de
reencontrar tú libertad total. Amado del Uno, recógete, recógete no en un ídolo
exterior ni en un futuro hipotético pero recógete en el centro de ti mismo, ahí
donde todo está presente y donde todo a veces puede parecerte ausente, pero
esto es debido sólo a una mirada alterada. Te pido entonces simplemente de
depositar todo lo que debe ser depositado a fin de que pueda expresarse la
totalidad de los Cuatro Orientes, a fin de que pueda instalarse la totalidad de
los potenciales de la Luz y de la Verdad.
Así, estaré cada día, cada vez más en tu Templo,
encendiendo el Fuego de tu corazón, manteniéndolo y vivificándolo, dándote a ti
mismo la potencia de la Libertad, la potencia del Amor y la potencia de aquel
que volvió a ser como un niño, no estando más mezclado en algún modo en los
rincones y en las esquinas no iluminados de este mundo como de tu propio mundo.
Amigo y amado del Uno, soy el ángel Uriel, ángel de
la Presencia y Arcángel del Retorno. Así, ¿aceptas de girarte, no para
ignorarlo pero más bien superarte, de lo efímero? Estás dispuesto a dar el gran
salto, aquel de tu Eternidad, aquel que te devuelve ahí donde naciste, aquel
que te devuelve al Alfa y al Omega, al fin de que tú también puedas proclamar y
declamar: « Soy el Camino, soy la Verdad y soy la Vida. Soy Uno, lo mismo que
soy aquel que soy, lo mismo que eres aquel que eres ». Entre “tú“ y “yo” no hay
distancia. Entre “tú“ y “yo” hay sólo “él”, “él” o “ella”, aquel que hace el
enlace y aquel que sólo es el espejo del uno y el otro, a fin de que la
sincronía se establezca entre uno y el otro.
Amado del Uno, oye y escucha lo que pide tu
corazón, oye y escucha lo que pide el Cristo en ti y el Cristo por ti.
Entonces, podrás acoger a María, sin aprehensión y sin temor. Podrás no esperar
más lo que sea porque te habrás hecho total e íntegramente independiente de
este mundo, realizando entonces lo que aquel pronunció primero y que dijo: «
Soy el Camino, la Verdad y la Vida » y que dijo: « Estoy sobre este mundo pero
no soy este mundo ».
Así que todos los mundos se abren a ti, los de la
Belleza eterna de la Creación como de lo Increado, aquellos donde la Verdad no
puede ser una vez más ni desviada ni deformada. Es en este espacio que velaré a
tu último Retorno a fin de que nunca más haya, efectivamente, retorno en
cualquier atrás que sea, a fin de que todo se abra a ti y en ti, a fin de que
la Vida se abra también en ti al Amor que eres, a fin de emanar lo que eres y
no de lo que quieres, la belleza del Amor en este mundo sin distinción de
nadie, sin distinción de ánimo, sin distinción de humor o sin distinción de
circunstancias. Entonces en este momento serás liberado a ti mismo y liberado
de ti mismo. Serás liberado de toda historia como de todo argumento, dándote a
vivir la plenitud del instante y la plenitud de la Eternidad porque el instante
sólo puede encontrarse en la Eternidad y la Eternidad sólo puede encontrarse en
el instante. Entonces, encuentra esto, encuéntralo sin buscar, simplemente
dejando todo lo que puede moverse y alejarte de lo que no eres en verdad, no
combatiéndolo pero simplemente estando conforme a la potencia del Amor, a la
potencia de la Verdad y a la potencia de la Luz. Lo que eres en Verdad y en
Eternidad.
Te propongo un momento de Silencio en la Radiantes
del Espíritu del Sol, en mi Radiantes y en tu Radiantes sintonizados sobre el
Cristo, sobre la Eternidad, antes de que abra, una de las pocas veces en que lo
hice, un espacio de preguntas, bien evidentemente no teniendo nada que ver en
este mundo pero que teniendo todo que ver con la Eternidad y el Cristo. Pero
ante todo acojamos, tú como yo, la Eternidad y la Verdad, Aquí y Ahora, en este
instante.
… Silencio …
Así, acoges a Cristo en Eternidad y en Verdad. Así
es.
… Silencio …
Hermano humano y hermano de Eternidad, si surge en
ti alguna pregunta cualquiera que sea concerniendo lo que acabo de vibrar y de
deponer en ti, entonces tenemos la posibilidad de completar nuestra unión y
nuestra reunión.
Pregunta: Habló de sentidos divinos. ¿Cuáles son?
Bien amado, el sentido divino es aquel que no se
carga de los cinco sentidos sino que te conduce directamente a la percepción
directa en tu conciencia, a la Luz y a la Verdad, sin pasar por ningún sentido
común. El sentido divino es el de la Evidencia y aquel que no conoce otra cosa
que la verdad del Amor y la transparencia de la Belleza. El sentido divino no
depende pues de tus sentidos, en el sentido humano, y aún menos depende ni de
preguntas ni de suposiciones. Es simplemente la evidencia de la Luz cuando el
Cristo está presente, la evidencia de la Belleza cuando el Amor está presente.
Esto se celebra instantáneamente desde el instante en el que renuncias, no a la
vida pero todo lo contrario cuando renuncias en toda lucidez a las reglas de lo
efímero, no para mofarse pero para reemplazarlas por las leyes de la Eternidad
que, te recuerdo, es Acción de Gracia y permanencia de la Belleza.
Así, el sentido divino es magnificado e impulsado
por las Coronas radiantes, las de la cabeza y las del corazón, lo mismo que por
la Onda de Vida, el Canal Marial así como el paso realizado por el ángel Uriel,
yo mismo pero no solamente, también por el impulso Metatronico, la impulsión
KI-RIS-TI y la impulsión Mikaëlica, dándote a vivir el sentido de lo Divino que
te permite, si puedo decir, de avanzar, no como un desplazamiento pero más bien
como un aligeramiento de todo lo que podía frenar y trabar la verdad de tu ser.
El sentido divino no conoce coloraciones, el
sentido divino no conoce discriminaciones, el sentido divino no permite escoger
pero es la evidencia que se instala de la Verdad del instante y de la Verdad de
la Vida.
Pregunta: ¿Por qué es KI-RIS-Ti quién viene al
final y no, por ejemplo, Metatrón?
Bien amado, ¿puedes precisar lo que entiendes por «
venir al final »?
¿Por qué es KI-RIS-TI quién siempre es anunciado
como el Último Encuentro?
Bien amado, Cristo mismo lo había dicho y lo
repitió a sus numerosos enviados que transmitieron sus mensajes en todo mundo,
en toda civilización de este mundo, en todo Oriente como en todo Occidente,
incluso si las denominaciones son diferentes, el Cristo sólo puede venir en
totalidad si tu casa está limpia. Él no puede venir primero, exceptuando la Gracia
excepcional que existe en los que llamaría desde ahora “los tiempos antiguos”
de este mundo, es decir hace simplemente algunos años.
Hoy hay un trabajo que se hizo por la Gracia de la
Luz, por el sentido de vuestra voluntad dicha espiritual, que permitió soltar y
de podar un cierto número de conceptos superfluos. El Cristo sólo puede
establecerse en tu Morada de Eternidad si ésta es libre de todo perjuicio, si
es libre de toda atadura, de toda influencia de la sombra o de la luz en este
mundo dual.
Así que Cristo sólo puede establecer su morada si
tú mismo no estás más en tu morada, sino simplemente en la Morada de Paz
Suprema que está en el centro del centro. Para esto, hubo que preparar, limpiar
las estructuras vibrales, las estructuras ascensionales, así como un cierto
número de elementos que tal vez viviste en estos años, permitiendo al Cristo
efectivamente de intervenir como dices, al final de la cadena.
Este regreso no es el regreso de un salvador sino
el establecimiento de la Eternidad, desde el instante en el que se salvaron
ustedes mismos, desde el instante en el que acogieron la Verdad y la Belleza de
la Luz de manera suficientemente intensa en una de vuestras Coronas, o que esto
sea por el Canal Marial, que esto sea por la Onda de Vida o por toda
manifestación de la Vida durante estos tiempos recientes que acaban de pasar.
Así que, el Cristo no puede venir antes, sólo puede
venir después, desde el instante en que aceptó conscientemente su “Amistad” y
conscientemente aceptado de “Desposarlo” en el sentido más espiritual que sea.
… Silencio …
Soy Uriel, ángel de la Presencia y Arcángel del
Retorno. En el Silencio de nuestros corazones, en nuestra Presencia, me quedo
en ustedes.
Hasta pronto para otras palabras y otras
vibraciones.