Soy Li
Shen. Salgo por última vez de mi silencio. Permítanme comulgar con ustedes.
...
Silencio...
Os
comuniqué hoy la última parte de la Danza de los Elementos. Pudisteis tal vez
experimentar algunas, o la totalidad de las tres primeras. Hay que comprender
bien que el Fuego que acaba de ser revelado es el elemento más transmutador.
Practicar la
Danza de los Elementos, uno tras otro en el orden donde os han sido revelados,
permitirá para muchos de vosotros percibir y sentir el corazón ascensional y el
despliegue de vuestra Merkabah interdimensional, aportando por supuesto, a
través del Fuego, el elemento motor diría yo, la transfiguración final que
nombráis Resurrección. Así como lo sabéis, no es requerida ni obligación ni
asiduidad. Solo hay que sentir y percibir la armonía de los movimientos, en la
sucesión de un elemento a otro.
Si esto os
es posible, después de haber realizado la Danza de los Cuatro Elementos, os
sería agradable pasar un momento sentado o tumbado, con el fin de dejar vivir
en vosotros lo que debe ser vivido en el momento de la llamada, por la postura
y el movimiento de vuestro cuerpo, por los cuatro arquetipos de los elementos
que nombráis en ciertas circunstancias Hayot Ha Kodesh, Jinetes, o de cualquier otro nombre relativo
a esta noción del número cuatro.
El Fuego,
si puedo decirlo así, es el agente que alimenta los otros elementos. El Fuego
es lo que os va a permitir literalmente quemar, diría yo, los últimos
obstáculos, las últimas resistencias, que éstas estén inscritas en vuestro
cuerpo o en alguna capa de vuestros cuerpos sutiles. La acción del Fuego se
realiza tanto en el cuerpo etérico como en el cuerpo causal. El Fuego es el
agente de la elevación, el Fuego es el
agente de la Ascensión. Este elemento, en su pureza y en su completud, va a permitiros
vivir los síntomas y las señales precisas de la consumación de lo que quede por
consumirse y lo que debe ser consumido.
La puesta
en marcha de vuestros cuerpos a través del elemento Fuego y las posturas que os
han sido dadas, así como los movimientos, es seguramente (en caso de
dificultad), con la utilización de vuestro cuerpo, lo que os permitirá en el
instante presente consumir las resistencias y las oposiciones presentes en
forma de memorias, presentes en forma de sentimiento de falta de libertad,
presentes en forma de apego sea cual sea.
Entonces,
por la gracia de la Luz, por la gracia de lo que se despliega actualmente sobre
esta tierra, he aquí pues una herramienta que tal vez os será más útil que
cualquier otra herramienta porque no hace intervenir lo mental ni tampoco las
emociones, y va dirigido directamente a vuestras estructuras causales, lavándolas,
si puedo decirlo así, en el Fuego del Espíritu y el Fuego de la Verdad.
La
liberación de la ilusión vivida en tiempos más antiguos a los vuestros, tanto
en Asia, en Oriente como en Occidente, son los elementos más eficaces a la
percepción del Fuego y al crecimiento, diría yo, de la expansión de vuestra
conciencia hasta el momento en que el supramental, así como fue nombrado,
vendrá para lavar, tal como está escrito en las escrituras occidentales,
vuestros vestidos en la sangre del cordero.
El Fuego
es indivisible de Cristo. Es la sustancia de los Hijos Ardientes del Sol. Es la
sustancia de los Élohim. Es indivisible de los que no vacilan en recorrer los
planos de la Creación, que no vacilan en probarse y en demostrar a toda la
existencia que el Amor es más fuerte que todo, incluso en el seno del
aislamiento terrestre.
Hoy, el
Fuego reviste un nuevo aspecto, como lo sabéis, ahora viene del cielo. No nace
solo de vuestro Templo interior. No nace solamente desde el principio elemental
abarcando el Canal del Éter u otra Corona radiante, sino que es también lo que
va a agregar, diría yo, una última etapa en la fusión de las estructuras
vibrales que conocéis, y que os han sido nombradas, descritas y vividas durante
estos años.
Por tanto,
podemos hablar realmente en la sucesión de los movimientos que os comuniqué, de
la capacidad que genera el Fuego para la combustión espontánea y natural del
Fuego del Amor.
Debo no
obstante insistir en el hecho de que, independientemente de vuestras
resistencias pasadas, vuestras memorias cristalizadas o vuestros apegos,
realizar estos movimientos en orden debe hacerse durante momentos de paz, o en
los momentos en que estéis centrados, durante momentos en los que estáis
tranquilos y preparados, diría yo, para vivirlo. Si me atreviera, casi diría,
en su lenguaje: se trata de un ritual sagrado. En mi opinión, es algo más que
una gimnasia que trasciende las leyes de este mundo, apoyándose sin embargo en
lo que pertenece a este mundo, es decir vuestro cuerpo.
Esto no
necesitará, como hasta ahora, de una práctica para algunos de vosotros,
constante sino en cuanto esté la armonía entre estos cuatro elementos en
vuestro centro, la eficacia del Fuego os permitirá vivir realmente lo que ha
sido descrito por ciertas Estrellas relativo al Fuego.
Este Baile
de los cuatro Elementos, por supuesto, coincide en cierto modo y viene en
cierto modo también para estabilizar la vibración del Coro de los Ángeles y
unirse al Espíritu del Sol. Claro está que ningún movimiento es indispensable,
lo mismo que ninguna actividad es indispensable para vivir desde ahora en
adelante lo que la tierra le propone en vuestra conciencia limitada. No
obstante se trata de una ayuda apreciable para los que habrían tenido hasta
ahora una cierta dificultad en percibir, en sentir y en vivir lo vibral.
Se trata
pues de una oportunidad de llevar a cabo lo que tal vez no ha sido vivido hasta
ahora, y lo que no obstante reviste hoy, como ha sido dicho, una importancia
secundaria con relación al aspecto de la conciencia pura o de lo que nombráis
la a-conciencia a la que prefiero llamar Tao. Por supuesto son sólo palabras
que tratan de describir, con arreglo a la época y a la cultura, la misma
realidad que es transcendental y que está fuera de la realidad de este mundo.
El Fuego,
que sea a través de los movimientos, que sea en el momento en el que el Fuego
del Cielo os tocará, implica las mismas percepciones que conviene tal vez
reconocer con el fin de no despertar algún miedo o alguna aprehensión en ese
momento.
Puede
existir una sensación de estar aspirado con más o menos fuerza por la parte
superior del cuerpo, como si sintierais como salir por el corazón o totalmente
por la parte superior del cuerpo. Esto esta simplemente ligado a la Corona
radiante del corazón pero también al corazón ascensional que se despliega. Por
supuesto los sonidos en vuestros oídos, si están presentes, pueden modificarse
de modo extremadamente importante, desembocando allí también en el Coro de los
Ángeles de la Infinita Presencia. El conjunto de las manifestaciones que pueden
producirse puede daros también la sensación, no de malestar pero de
desorientación al nivel del cuerpo. No se trata de un vértigo, no se trata de
un malestar sino más bien la realidad del Fuego.
En el
momento en que practicáis la Danza de los Elementos de manera correcta, y esto
no necesita un aprendizaje muy largo, si deseáis hacerlo, os permitirá vivir
los síntomas precisos del momento de vuestra Ascensión y del momento de la
Llamada de María. Os permitirá también, diría yo, testearos para todos los que
siguen haciéndose preguntas y así diferenciar realmente lo que queda de
memorias, de lo que queda de apegos reales y concretos, dándoles a vivir y a
ver, a sentir, si esto se produce en calma y en serenidad o bien con reticencia
(en el momento en el que estos síntomas aparezcan), permitiéndoos tal vez
también posicionaros lo más justo posible a vuestra Verdad, lo más justo
posible a vuestro ser presente en ese instante.
La Danza
de los Elementos, al igual que lo que habéis recibido hace años, las llaves Metatrónicas,
la Danza de Los elementos es una herramienta que despliega los principios elementales
y no solamente los cuerpos espirituales, pero permite vivir realmente y
concretamente la quintaesencia de los Elementos. Esta quintaesencia que, os lo
recuerdo, abarca la Fuente, materializa la Fuente, está ligada a la
organización de toda dimensión, de toda experimentación como de toda creación.
El Fuego
finalmente en este período que vivís, por regla general, que sea el que nace de
vuestra practica de al Danza de los cuatro Elementos, que sea el que
corresponde a lo que se realiza de manera colectiva en la tierra en este
momento, os dará las oportunidades, si puedo decirlo así, de hacer desaparecer
lo que debe desaparecer con una facilidad más grande. Permitiéndoos tal vez de
ver y de concienciar finalmente lo que podía quedar de errores de apreciación
en el seno tanto de vuestro comportamiento como con vuestra alineación, si tal
es el caso.
Por último,
la Danza de los Elementos os lleva al Éter restaurado. La Lemniscata Sagrada,
que conocéis, también está unida a la Danza de los Elementos cuando ésta es
efectuada totalmente.
Hasta aquí
unas palabras que deseaba añadir con relación a esta Danza de los Elementos y
que cierran, diría yo, esta forma de enseñanza particular que pretendía sobre
todo proporcionaros y haceros vivir lo que quizá no se había vivido, o
insuficientemente, hasta ahora.
Acabaré con
estas palabras: cualquiera que sea la importancia de los movimientos,
cualquiera que sea la importancia de lo que manejáis como herramienta, recordad
que son sólo herramientas, y que solo La Verdad emana de vuestro corazón, de
vuestros cuatro pilares, de vuestra estabilidad, de vuestra solidez y de
absolutamente nada más. Practicar los cuatro Elementos, es librarse de todo lo
superfluo y acelerar en cierto modo esta Liberación, de vivir y de sentir sus
primicias, si no está hecho ya gracias a la Onda de Vida.
Hay además
un elemento esencial que no concierne, diría yo, vuestro aspecto espiritual
pero más bien la reparación de lo que llamáis vuestro ADN, en sus aspectos
fisiológicos o patológicos. Hay pues un poder resolutorio, más allá del Fuego
de la transmutación y de la Resurrección de la Danza de los cuatro Elementos,
que os incumbe comprobar por vosotros mismo una vez más, y de experimentar por
vosotros mismo más allá de este objetivo correspondiente a la Ascensión. Esto
no es nada despreciable cuando existen todavía en vosotros algunas zonas de
resistencia o zonas de sufrimiento, que en cierto modo hay que trascender y no
simplemente aliviar.
Li Shen
vuelve al silencio y os agradece por vuestra atención.
Comulguemos,
de corazón a corazón.
...
Silencio...
Li Shen se
retira.
VÍDEO DE LOS CUATRO ELEMENTOS Y LA DANZA DEL SILENCIO