ESPÍRITU
DEL SOL
“Vengo a revelar vuestra Eternidad”
Yo soy el Espíritu del
Sol viniendo en vosotros, trayendo la irradiación y la presencia del Coro de
los Ángeles, despertando y develando en vosotros, con la evidencia de la Vida,
vuestra Eternidad.
Mis palabras serán
pocas, mucho menos que la cantidad de Amor en su Verdad vertiéndose en cada uno
de ustedes. Allí está el tiempo de la Eternidad, allí está el tiempo de la
Belleza, allí donde no hay nada más a escuchar ni a oír que el Canto de la
Vida, el Coro de los ángeles llegando, a cada minuto de la consciencia como a
cada minuto de la a-consciencia, desconociendo algún minuto, recordar y resonar
el Canto de la Creación, allí donde todo el resto deviene fútil y se borra,
allí donde el Blanco colma toda carencia y toda insuficiencia, allí donde estoy
y allí donde están, unidos y reunidos por la gracia de la Verdad.
En este espacio donde
todo solo es Silencia, mies palabras ellas mismas devienen el Silencio... La
Luz modela entonces en ustedes el Canto de la Verdad y la expresión de vuestra
forma eterna... allí posándose... allí donde la consciencia reúne sus opuestos,
sus contrarios, allí donde todo se reúne, allí donde toda distancia
desaparece... Allí donde ninguna forma puede parar lo que sea... Allí, ustedes
que escuchas, ustedes que leen, le digo a cada uno: Pregunta-te... deposita tu
fardo que te parece tan pesado, no para no verlo sino más bien para dejar a la
Luz te lo muestre. Tú, al centro de ti-mismo... Allí donde el brillo de la Luz
y la intensidad del Amor te toman en totalidad en su Canto y en su Libertad.
Escucha lo que se
vivifica en ti.
Deja aparecer lo que es
el ser eterno. Deja aparecer la Alegría.
Deja aparecer la
felicidad de la Vida, no aquella que te asigna en este cuerpo sino la que te
asigna en la Eternidad...
Está allí y oye el Canto
de los ángeles. Está allí y escucha lo que el Amor tiene para hacerte vivir...
poniendo fin a todo tormento y toda resistencia.
Sé el vigilante de tu
propia Eternidad, de esta flama que crece en ti mientras que el Coro de los ángeles
te toma en su fiesta.
Sé pleno y entero. No
dejes ningún fragmento de lo que será despojo venir a amputar lo que sea de tu
Eternidad. Esto es imposible, por otra parte.
...Silencio...
Así, en este océano de
Paz más vasto que los universos, tu comulgas en tu propia esencia y en la
esencia de toda vida porque la intensidad de nuestra Presencia nos reúne en un
solo soplo y en una sola pulsación, rimada por el Coro de ángeles y por la
majestad del Amor.
Así te invitas a ti
mismo a la Felicidad de quien eres. Así invitas el mundo a responder al llamado
del Amor y al fin de tu carencia. Así en lo que vives en este momento se
encuentra lo que apaciguará tu sed ya que es El quien viene.
...Silencio...
Y Allí, en el Silencio,
se perfecciona el Canto de la co-creación y la esperanza infinita del Femenino
sagrado.
...Silencio...
Así es la Obra al
Blanco, en su manifestación una y universal, aquí como por todas partes. Allí
está tu evidencia y la evidencia de cada uno.
...Silencio...
Tú que estás allí, tú
que lees, no te quedes en retirada. Únete a nosotros en el Coro de ángeles y
escucha la sinfonía de la Vida.
...Silencio...
Así, el Templo de su
presencia permanece vacío de todo obstáculo y crea en ustedes el Ardiente Hijo
del Sol, el Ardiente Hijo de la Verdad...
El Fuego de la Vida
consume entonces sin quemar, de una llama perpetua declamando la Vida y la
Libertad.
...Silencio...
Allí donde estás, está
la majestad y la densidad del Amor en lo que tú experimentas.
...Silencio...
Tú que estás a menudo
considerado como el peregrino de la Eternidad, tú estás saciado por la belleza
del Amor desde que no hay otro momento que este. Así, te invita a unirte a él
allí donde se instala, en el encendido de tu corazón. En el corazón del
corazón.
...Silencio...
Allí donde está la Vida
es allí donde te tienes...
Y Allí, te propongo
vivir... el Paracleto... en este instante. Trasciendes así todo tiempo y toda
historia, en la Acogida y la resonancia... abriendo para siempre en ti las doce
puertas de tu Eternidad, resonando entonces en las doce puertas de la
Jerusalén.
...Silencio...
Ve-lo y sobre todo
vive-lo.
...Silencio...
Así, eres el Amigo y
eres el Amado. Eres el que finalmente se acuerda de lo que nunca ha dejado en
sus Moradas de Eternidad...
Allí está tu libertad y
allí está el Fuego de la Resurrección que te arrebata en el éxtasis y te
consume sin quemarte...
Entonces allí... en las
doce puertas abiertas... cantan y danzan las Claves Metatrónicas... de toda la
gama de los posibles e imposibles... de la Libertad y del Amor.
...Silencio...
Y al mismo tiempo que
mis palabras se alejan, el Verbo resuena y se instala en tu Templo.
...Silencio...
Y allí donde todo
desaparece, te aparece lo íntimo de la Vida... el Agua de Vida eterna... que te
sacia para siempre.
....Silencio...
Y allí... no te dejo. No
te dejaré ya nunca, en silencio o en palabras. Estoy allí... porque tú estás
allí.
...Silencio...
Hijo de la Ley del Uno,
honro tu llama y la Vida.
...Silencio...
Me retiro y permanezco
en ti, aboliendo toda distancia. Te pertenece gozar de nuestra Presencia en el
tiempo que consideres justo en tu tiempo. Permanece allí el tiempo que te haga
falta, a fin de ser saciado y no ya tener sed. Toma todo el tiempo que
necesario para tu Eternidad.
Termino mis palabras y
no mi Presencia, y decide por ti mismo del momento cuando la sed esté apagada.
Hasta pronto en las
palabras.
...Silencio...