El
IMPERSONAL
Parte
2
Diciembre
de 2016
Saludo tu Presencia, de
mi Corazón a tu Corazón, de llama a llama. Honro tu escucha, tu lectura y tu
presencia.
… Silencio…
En la Gracia del Amor,
en la Gracia del Fuego Ígneo, comulguemos, en cada uno de nosotros. En el
Blanco inmaculado de la primera emanación, o emanación primordial, recibe, en
la medida que te has dado.
Hijo del Único, te
saludo.
… Silencio…
A la hora en que tu
cuerpo de carne es atravesado por la espada de Verdad, en cada rincón y en cada
recoveco, estas invitado, por el Fuego Ígneo del Amor, a ser la totalidad de tu
Presencia, aquí mismo en este mundo y en este cuerpo.
La Luz, hoy, te insta a
ser lo que siempre fuiste. La Luz te guía y alumbra a tu conciencia de manera
total e indeleble. El Fuego Ígneo se eleva, o se elevará pronto, desde tu
Corazón, a fin de mostrarte y demostrarte la realidad de tu ser Eterno, aquí mismo,
allí donde estas.
Entonces en ese
momento, la evidencia de lo que eres te aparecerá de manera completa e
indeleble. En el Blanco del Amor y de la Unidad, honro tu resurrección y tu
renacimiento en la Eternidad, en el seno de la Luz.
El conjunto de las
transformaciones posibles en el seno de tu cuerpo de carne, están desde ahora
acabadas y completadas. Pienses lo que pienses, vivas lo que vivas por ahora,
cada día te aportará la certeza, de múltiples modos, de lo que Eres.
La hora ya no es más a
la iluminación de tu efímero, sino a la iluminación total de tu Presencia, de
tu cuerpo de Êtreté, aquí mismo en este cuerpo de carne y en esta conciencia
efímera, en lo que queda.
Entonces, bien amado,
reúnete contigo sin demora, sin prisa y sin preguntas.
El Agua de Vida, desde
ahora propagado en cada parcela de tu cuerpo y de tu conciencia, no puede
dejarte ninguna duda sobre el proceso que vives. En la Luz, en su Blancura, en
su Unidad, todo lo que pertenece a lo efímero, te es mostrado en lo sucesivo por
lo que es, algo que sólo pasa, aparecer y desaparecer, nacer y morir.
Lo que te anima,
incluso en el seno de la Ilusión, nunca muere y nunca nace. Es lo que percibes
y vives, cualesquiera que sean las manifestaciones corporales y las
modificaciones de tu conciencia.
El conjunto de estos
signos, el conjunto de estas manifestaciones, sólo están allí para testificar
lo que eres, llevándote progresivamente o cada vez más brutalmente, a darte
cuenta de la Ilusión, a darte cuenta de la fatuidad de toda esperanza, o de
todo deseo inscrito en este mundo. Porque desde ahora en adelante la vida
eterna te recorre de arriba abajo, y de abajo arriba, de afuera a dentro, y de adentro
a fuera.
No existen ya más zonas
de sombra, excepto por supuesto a las que aprecias y a las cuales estas atado,
por costumbre, por condicionamiento. No puede existir en el seno de estas zonas
de sombra ni resistencias, ni fenómenos o mecanismos memoriales, ni heridas,
sino más bien simplemente los condicionamientos inscritos simplemente, en el
seno de la encarnación falsificada de este mundo, de la cual no eres ni
responsable ni culpable, y por lo tanto hoy no se necesita de ningún esfuerzo
ni solución. La Luz te llama a la Luz,
la Luz te llama al reconocimiento, a la gratitud y a la Dicha. Si aceptas esto,
la Alegría se hará tal que por la Gracia del Fuego Ígneo, consumirá
literalmente todo lo que te pueda molestar en la pantalla de tu vida, como
sobre la pantalla de tu cuerpo.
Busca el Reino de los
Cielos que está dentro de ti, donde ningún elemento exterior es ni deseable ni
útil.
En el cumplimiento de
la Ascensión, en el cumplimiento de tu liberación, ¿dónde te sitúas, dónde te
pones? A ti de verlo, a ti de vivirlo, a ti de expresarlo, a ti de imprimirlo
en ti.
Más que nunca, en este
período de interioridad y de interiorización, te es permitido, te es sugerido
de vivir la plenitud de la Unidad, la plenitud del Amor, la plenitud de la
Gracia y esto, independientemente de todo lo que pueda existir en el seno de tu
cuerpo efímero como de tu conciencia efímera.
Debes entonces de
orientarte y de posarte en la Eternidad, desviándote de lo que hasta ahora
estaba alumbrado en el seno de lo efímero. Es pues el momento de comprender, y
sobre todo de vivir, lo que eres, no como una aspiración, no como un objetivo,
sino más bien como la única realidad tangible y permanente. Así es tu propia
Presencia, así es tu Eternidad.
Entonces, bien amado
del Único, acoge con los brazos y el Corazón bien abiertos ese don que te haces
a ti mismo. Allí donde ninguna Presencia es necesaria, allí donde ningún cuerpo
de este mundo es útil, allí donde resplandeces de Luz, de Paz y serenidad.
Los lazos de tu
conciencia en este cuerpo en lo sucesivo están disueltos, a fin de permitirte vivir
el anticipo de la libertad, del proceso ascensional. En el encendido de tu
Merkabah, en el transito del Fuego Ígneo, en tus centros de conciencia llamados
chacras, se realiza la culminación de lo que ha sido anunciado desde hace muchísimo
tiempo por los profetas y por los místicos.
Entonces te lo digo
hoy, como lo dijo Cristo hace dos mil años: «Paz a ti, Paz mis ovejas». La hora
es a la gloria, a la dicha, a la autenticidad. Así como lo puedes observar en
la pantalla de tu mundo, todo lo que engañó, todo lo que no era auténtico, se
encuentra hoy puesto abajo, desenmascarado, y entonces visto. Cualesquiera que
sean los polos de interés de tu vida en este mismo momento, el requerimiento de
la Luz tiene por objeto de permitirte, si lo deseas, de no estar más atado, a
lo que sea de este mundo, viviendo todavía el tiempo necesario que queda por
cumplir antes de la Llamada de María, antes de los signos celestes y terrestres
que tocarán su apogeo en este particular período vinculado y en resonancia con
el solsticio de invierno de vuestro año 2016, así como el período llamado en
vuestro mundo, el nacimiento de Cristo.
Todo lo que es efímero
se volverá complicado, todo lo que es eterno se volverá cada vez más simple. Al
igual que tu conciencia y que tu Presencia. ¿Deseas permanecer en la Paz
eterna, cualesquiera que sean tus funciones, cualesquiera que sean tus acciones
en el seno de este mundo? ¿O prefieres quedarte en la persona y sus
resistencias? A ti de ver, a ti de cumplir propiamente hablando tu asignación
vibral.
Cada uno de ti, y de
múltiples maneras, en este momento, vive su liberación. El grado, la intensidad
de esta liberación es de momento un proceso individual, no apareciendo como tal
a nivel colectivo. Sólo aparecerá a nivel colectivo en el momento en el que los
sonidos del Cielo y de la Tierra vendrán a tocar el rebato de tu efímero.
En ese momento, el
fenómeno se volverá colectivo. Os reconoceréis unos a otros, no a través de una
función, no a través de una forma, no por la relación con vuestros orígenes
estelares o galácticos, sino únicamente por el Corazón. Esto pasa de palabras,
pasa de explicaciones, pasa de historias que contarse o bien a contar.
Esta revelación se hace
en el Silencio, silencio de las palabras, silencio de los sentidos y silencio
de la misma conciencia. También, tú que lees, tú que estás ahí, tú que
escuchas, percibe más allá incluso de mis palabras, más allá incluso del Verbo,
la esencia de lo que se celebra.
La Luz sólo espera una
cosa desde ahora en adelante, en ti: que te reconozcas en ella misma, que te
reencuentres en totalidad en ella.
Cualquiera que sea tu
vivencia en la escena de lo efímero, en la edad que tengas, en una confusión
que tengas, en cualquier alegría que hayas tocado y vivido, todo esto ya no
representa más nada, sino las muletas que te permitieron de reencontrarte, de
vivirte en tu eternidad. Entonces cuando el Fuego Ígneo inviste el conjunto de
tus centros de conciencia inscritos en este efímero, la Libertad se instala,
aunque no puedas probar, aunque no puedas comprender, porque esto está más allá
de los sentidos, más allá de la percepción, y más allá de toda comprensión.
La Luz te llama a la
Luz, la Luz te insta a abrirte sin restricción, y sin temor.
Lo desconocido se
vuelve conocido, aquí mismo en este instante.
Reconociéndote
en la misma Luz, en tu eternidad, compruebas con evidencia que todo lo que
pertenece a lo efímero se aleja de ti, permaneciendo presente en el seno de
este efímero. Hay pues realmente y concretamente un cambio de perspectiva, un
cambio de visión, un cambio de conciencia.
Todo lo que debía ser
alumbrado en ti lo ha sido, todo lo que debía ser alumbrado sobre este mundo lo
es casi en su totalidad.
Tu vivencia actual, lo
repito, cualesquiera que sean tus circunstancias personales, no pueden dejar
más ninguna duda en cuanto al proceso de la Resurrección. Dicho de otro modo,
la mariposa ha salido de la oruga, seca sus alas, preparada para tomar su
vuelo. Es lo que se juega en el plano más denso de tu carne.
Entonces juntos vamos a
vivir este Fuego Ígneo, a nivel de tu conciencia y de sus diferentes centros.
En primer lugar a nivel
del fundamento mismo de la organización de la vida, llamado Muladhara chacra,
el Fuego Ígneo liquida las últimas obstrucciones y los últimos
condicionamientos.
La Luz y el Fuego
Ígneo, que penetran tu segundo centro de conciencia te muestran la vanidad del
poder cualquiera que él sea, la vanidad del miedo cualquiera que sea.
El Fuego Ígneo llega, y
se presenta en tu tercer centro de conciencia, asiento del ego, asiento del
deseo, asiento de todo lo que es falso, lo que ahora se alumbra y arde en la
nueva vida.
En tu cuarto centro de
conciencia llamado Anahata chacra, se resuelve el conflicto entre el mental
dicho inferior, tu intelecto y la inteligencia del Corazón, dándote a irradiar,
a vivir la compasión del Manto Azul de la Gracia y a instalarte con firmeza en
tu eternidad.
Entonces el Fuego Ígneo
irradia ahora a nivel de tu garganta, el quinto centro de conciencia, poniendo
final así a la ley del karma, de la dualidad de la acción y de la reacción,
liberando tu Verbo, liberando tu capacidad de comulgar y de comunicar con los
planos llamados invisibles de este mundo, como de todo mundo.
Entonces el Fuego
Ígneo, subiendo al sexto chacra, te lleva en el seno de lo Blanco, de lo
Inmaculado, de lo sin mancha y te permite mantenerte allí hasta la saciedad.
Entonces el Fuego
Ígneo, llegando a la cima del cráneo, revela el Éter de vida eterna, fusiona
los cuatro elementos para hacer el milagro de una sola cosa.
En la resonancia de
cada uno de tus siete centros, unos hacia otros, unos con otros, se instala en
tu conciencia Una el estado de Unidad, el estado de Alegría suprema, el estado
de Luz, ahí donde ningún sufrimiento puede emerger, ahí donde ninguna memoria
puede interferir, ahí donde ningún elemento exterior puede aparecer. Así tu
Templo está acabado, permitiéndote de acoger lo que eres como Hijo Ardiente del
Sol. Cada uno de ti tiene en él la Inteligencia del Cristo; pienses lo que pienses,
vivas lo que vivas, esto es una verdad inalienable y absoluta que se desvela en
estos tiempos de la Tierra.
Así eres forjado en el
Eterno, así resucitas en la Eternidad.
En este calor se
despliega la vida eterna, en este Fuego Ígneo se instala la Alegría, la Paz y
la plenitud.
Así como lo constatas,
lo vives o lo vivirás, en eso nada más puede aparecer, ni puede ser útil.
Bebiste al Agua de Vida, estas saciado, no tendrás sed nunca más, nunca más
sufrirás la noción de muerte, igual que la noción de nacimiento. Hay, desde
este instante, incluso antes de la Llamada de María, la continuidad de la
conciencia que es restablecida. No aquella de la Ilusión en el seno de tus
peregrinaciones de este mundo, sino en lo que eres de toda Eternidad. El
Espíritu, el Verbo, están ahora actuando en su totalidad en tu mundo interior.
Desde el instante en el
que te ves, en cuanto te acoges, en cuanto estés conforme, entonces ninguna
preocupación de cualquier naturaleza que fuese, podrá interferir con esta
Dicha, y con lo que Eres.
Esto pasa por el
Silencio, esto pasa por la Paz. Ningún elemento exterior, histórico o corporal
puede enturbiar a tu Cristo interior. Ningún acontecimiento de cualquier
naturaleza que sea, podrá desde ahora en adelante desviar, desestabilizar lo
que eres. Aquí también, a ti de vivirlo, a ti de confirmártelo, en cada soplo,
en cada acción, en cada mirada llevada, en cada interacción con tu entorno.
Así las capacidades del
Espíritu, ilustradas por las doce Estrellas, se reactivan desde ahora, dándote
a aprehender, a ver, a vivir y a experimentar las múltiples facetas de la
Libertad, las múltiples facetas de la expresión del Amor incondicional.
Entonces el conjunto
del Fuego Ígneo en todos sus componentes, en sus diferentes alquimias, finaliza
en ti, mostrándote y demostrándote la primacía del Corazón, del Amor, sobre
todo el resto, sin ninguna excepción sólida o válida.
Déjate abrazar por este
Fuego de Dicha y de Amor, déjate llevar por la unidad del Blanco y déjate
transportar allí donde la Inteligencia de la Luz te lleva y te trae.
Déjate ser saturado de
Dicha eterna, porque en ésta nada más es necesario, ni interrogaciones, ni
posesiones, ni atractivo por este mundo, y sin embargo estás paradójicamente
cada vez más presente, cada vez más poderoso en la Luz, en el Fuego Ígneo.
Es eso que comienzas a
ver, a vivir, y a sentar en el seno de esta dimensión. No se trata más de ser
anclador o sembrador de Luz, no se trata más de ser Semilla de Estrella, sino
de ser esta Estrella de la Resurrección, esta Estrella de la Anunciación.
Recuerda que la Luz, como el Fuego, como el Amor, no necesitan de ninguna
palabra, ni de ninguna acción en particular, si no es de ser tú mismo lo más a
menudo posible. Así se borra de ti todo lo que concierne a lo efímero,
cambiando el orden de los valores, el orden de las cosas, y al mismo orden de
este mundo.
No se trata de una
acción de tu parte sino mucha emanación de ti mismo. Esta emanación es la
emanación de la Luz pura, del Amor incondicionado, del Fuego Ígneo expresado en
el seno del Corazón Ascensional.
Entonces donde y quien
seas, en cualquiera que sea el día donde leerás o escucharas esto, me dirijo a ti en el Silencio, en lo más
íntimo de tu ser, y te digo: sé feliz porque eres la Alegría. Ningún
acontecimiento de tu vida como ningún acontecimiento de este mundo podrá
interferir con esta verdad primera y absoluta.
Eres de aquí en
adelante colmado de Gracia. Te incumbe de hacerla consciente, si aun no es el
caso, te incumbe de estar conforme, te incumbe de dejar obrar lo que se
celebra. Lo que se celebra no necesita de ninguna historia, de ninguna
proyección y sobre todo de tu propia persona.
Entonces no existe
ningún obstáculo para que el Fuego Ígneo te recorra de manera permanente, aquí
mismo, ahí donde estas sobre este mundo.
Este estado te mostrará
la fatuidad y la inutilidad de querer actuar por ti mismo, referente a tu
historia, a un deseo o a un resultado.
Si lo vives – y lo
vivirás–, entonces la evidencia de tu destino te aparecerá. La evidencia de lo
que eres no podrá sufrir ningún replanteamiento. El Amor es simple, el Fuego
Ígneo es también simple.
Déjame acompañarte en
este transporte de Amor, déjame estar aquí, déjame ser tú.
Déjate vivir, déjate
llevar a lo más íntimo de tu Corazón, a lo más íntimo de la Verdad, a lo más
íntimo de la Dicha, a lo más íntimo del Fuego. Acompáñame allí donde estoy. Ven
a mí como he venido a ti, a fin de demostrarte que entre tú y yo no hay más
distancia, que entre yo y tú no hay diferencia, que entre tú y yo hay el mismo
Corazón, la misma verdad, la misma potencia de Amor. Entonces, como el Cristo
lo dijo: « Padre, vuelvo a poner mi Espíritu entre tus manos ».
Tú que pensaba a veces
estar abandonado, como Cristo en el jardín de Gethsemani, te das cuenta de la
imposibilidad del abandono, por la Luz, de lo que eres. Así se regenera, si
puedo decir, tu Eternidad, así se realiza tu Libertad, así se vive tu
Ascensión. Cada día, cada minuto pasado sobre este mundo te permite de ver las
cosas como son: la Luz siempre estuvo aquí. Más allá del Cielo y de la Tierra,
más allá incluso de la manifestación de este mundo, eres Luz y eres Amor.
El Fuego Ígneo es el
agente de esta revelación. En lo Blanco de tu eternidad, la Tierra también
reencuentra su eternidad, cuando el Blanco del Cielo y de la Tierra acompañado
de las Trompetas te harán vivir esta última etapa, que no lo es, sino que es
realmente y concretamente la conclusión de lo ilusorio. Quédate en la alegría,
permanece dichoso, es lo que te dice la Luz, es lo que le digo a tu Corazón, y
es lo que tu Corazón me dice, como lo dice a cada uno de ti.
… Silencio…
Entonces juntos,
dondequiera que estés, estoy allí. Entonces juntos estamos allí, en la misma
ronda de Luz, en la misma Libertad, en la misma fraternidad. El Fuego Ígneo te
recorre de la periferia al centro, y del centro a la periferia, en todo lugar
de tu cuerpo, y en todo espacio de tu conciencia.
Cada minuto se vuelve y
será una bendición perpetua, una paz perpetua. Esto forma parte de lo que eres.
En cualquier edad que
la Luz te aborde, en cualquiera condición que la Luz te tome, no tiene ninguna
importancia. Sólo el Amor lo es. No el Amor que puedes dar o proyectar sino el
Amor que eres, el Amor que vives, sin cuestión, sin objeto y sin apego.
Entonces bendito seas
en tu resurrección, bendito seas en el cumplimiento de las profecías, en el
cumplimiento de la liberación de la Tierra.
Quédate en tu
eternidad, allí donde no peligras por nada, allí donde nada puede oponerse,
allí donde nada te puede limitar.
… Silencio…
Entonces dondequiera
que estés, tu corazón toca cada Corazón, que esté al lado tuyo o que esté lejos
de ti. El Amor se vuelve entonces permanente, escapando a todo control y a toda
lógica.
Así, aureolado de tu
cuerpo de Êtreté, se termina la alquimia de este mundo. Rindo gracia en ti, por
lo que es, para lo que vive.
Entonces te invito a estar
aquí, te invito a celebrarte, tú mismo, sencillamente te invito. Y ahí, en esta
blancura inmaculada de la pureza, tu Corazón de niño, aquel del Cristo, habla en
tu carne, habla en tus sentidos y habla en tu conciencia. Sus palabras sólo son
palabras de Dicha y de pureza. Sus palabras no necesitan del lenguaje, ni
incluso de ser pronunciadas, son la evidencia, son justas.
Entonces tú que estás
en paz, te lo repito hoy, da tu paz. En la medida con la que das, recibirás, en
la medida con la que te diste, te reencontrarás. La amplitud de tu sonrisa
corresponde la amplitud del Fuego Ígneo, a la amplitud de tu júbilo, tus ojos
brillan y lanzan llamas de Amor y de pureza.
El Espíritu Santo ha
cumplido su obra, la de devolverte a tu libertad, a tu autonomía. La Onda de
Vida y el Fuego Ígneo se conjugan desde ahora, a fin de abrir la vía a la
resolución final de la ecuación de este mundo.
No busques más fecha,
no busque más momento, porque esto está presente en cada fecha y en cada
instante en lo que vives, en lo que eres. Instálate con júbilo en esta
evidencia, en lo que nunca puede ser engañado o alterado..
Tu llama eterna
entonces se eleva tal una hoguera, consumiendo lo que debe serlo, en un gran
fuego de júbilo, en un fuego de Amor, dándote a cantar la Libertad
reencontrada, dándote a sentar el silencio de la Eternidad.
… Silencio…
Entonces no sólo la
Dicha se instala, sino que se comunica en lo cercano, pero también en lo
lejano.
El Amor, la Luz y el
Fuego Ígneo te invitan a alejarte, simplemente por tu Presencia, simplemente
por el Fuego Ígneo de tu resurrección.
Entonces, como el
Cristo lo dijo: «Deja a los muertos enterrar a los muertos» porque tú estás
vivo, y la muerte de lo que muere os volverán también vivos.
No estés atado a
ninguna forma, fuese ella la más próxima a ti, porque nunca podrás perderla en
la Luz. Sobrepasando así todos los juegos kármicos de este mundo, todos los
lazos de este mundo, reencontrarás lo que crees perder en la Libertad,
magnificando así las relaciones que hayan podido existir o existiendo aún en el
seno de la ilusión de este mundo.
Conténtate con lo que
es esencial pues contiene todo, tal es el Amor. Y allí también, no aceptes lo
que te digo, sino experiméntalo por tu misma conciencia. Tendrás entonces la
certeza de tu vivido, más allá de toda creencia, de toda esperanza, de todo
deseo, o de toda fecha del calendario de este mundo.
El tiempo del despertar
del colectivo humano, del colectivo de las conciencias de la tierra, cualquiera
que sea su reino, está también en este despertar, en esta Resurrección.
Tu conciencia liberada
respecto a este cuerpo no es una huida de este cuerpo, sino aquí también la
alquimia de la Resurrección que vive tu carne. Por las diversas primicias y concerniendo
incluso al funcionamiento más habitual de tu cuerpo y de tu conciencia efímera,
se encuentran modificada y cambiada.
Antes de todo, ve la
Luz que eres, porque todo el resto se resuelve por la acción del Fuego Ígneo,
por la Gracia del Amor y por el tiempo de la Verdad.
Los cuatro elementos en
marcha en ti conjugan sus esfuerzos, conjugan su conciencia para restituirte a
tu libertad. Sería vano de resistir o de oponerse, sería vano de experimentar
el menor temor. A ti de mostrarte que tienes la confianza más absoluta en la
Luz que eres, incluso si no la ves, incluso si no lo vives. La Inteligencia de
la Luz y la intensidad de la Luz es desde ahora tal que ningún obstáculo podrá
aparecer nunca más delante de ti, o en la pantalla de tu conciencia.
Rompe en ti las últimas
costumbres, los últimos condicionamientos, las últimas ilusiones, que, te lo repito,
no están ligadas a nada de otro que a algo que es espontáneo en lo efímero y
que está en resonancia directa con el principio de dualidad.
Así la Unidad se vive
cada vez más claramente, cualesquiera que sean los aparentes desórdenes de tu
cuerpo, de tu vida efímera, o de este mundo.
Mira, ve simplemente tu
corazón elevarse a los dominios de la Eternidad. Ahí esta lo esencial de lo que
se celebra en estos tiempos de la Tierra, ahí se situará lo esencial de la
Llamada de María, ahí se situará también lo que ha sido llamado en su momento,
el asa-planeta.
Tu Corazón se vuelve
esa roca inquebrantable; escúchalo, y sólo a él, en cualquier voz que sea, en
cualquiera suposición que sea.
El Fuego Ígneo se vuele
tu mayor atributo de manifestación en este mundo, y es en eso en lo que te das
y a lo que sirves, y es en eso que les muestras a cada uno de tus hermanos
encarnados la realidad de la Libertad, la verdad de la Liberación. No hay
ningún discurso a construir, hay solo a dar un testimonio silencioso de lo que
eres, de lo que vives.
… Silencio…
Sello en tu corazón el
Fuego Ígneo, no para encerrarlo sino para permitirte de verlo y de dejarlo
alimentarse del don de la Gracia, del servicio y de la gentileza, así como de
la benevolencia, a fin de que te reveles sin falla alguna, sin duda alguna.
Entonces la emanación
de la Fuente hace de ti digno hijo de la Fuente donde por fin puedes decir,
porque esto se concreta en este mundo: « Yo y la Fuente somos Uno, yo y mi
Padre somos Uno. ».
Cristo te lo había
dicho: « Lo que hice, lo haréis, y aún más grandes cosas. ».
Mientras que el ego y
el orgullo se apaguen totalmente, este poder no es tu poder, sino el poder de
la Luz y del Fuego Ígneo.
Así, el Cristo interior
nace.
Llevando en ti entonces
los estigmas invisibles del Cristo, caminarás sobre esta tierra hasta la
Llamada de María en la misma gracia, la misma ligereza. La Vida te poseerá y te
vivirá en totalidad. Observarás entonces la vanidad y la fatuidad de la persona
que eras.
Todo lo que tenía que
estar preparado, lo ha sido.
No queda más distancia.
Los acontecimientos se
viven en ti antes de vivirse colectivamente. En ese sentido, te es posible de
escuchar a María llamarte, te es lícito de escuchar a María de llamarse como
Madre, como Mamá.
Que él se celebre,
cualquiera que sea la belleza de esta nueva Llamada individual, queda lo que
eres, queda la Dicha, queda la Paz, no te preocupes de otra cosa. Recuerda
también qué todo se celebra en ti porque eres el mundo, eres el conjunto de la
Creación como el conjunto de lo Increado. No podría ser de otro modo.
El Fuego Ígneo continúa
obrando.
La Cruz cardinal de tu
cabeza es alineada finalmente con la Inteligencia de la Luz.
El lance del Amor no
puede ser retenido más en ti. Cualquiera que sea tu voluntad, cualquiera que
sea tu persona, ellas no pueden refrenar o limitar lo que se vive. Date cuenta
de lo que hay, en este instante. Date cuenta de lo que siempre ha sido. Y en
eso te rindo gracia, en eso te vuelvo a bendecir.
Así que lo vives o lo
vivirás, más allá de toda creencia o de toda proyección, no existe nada que
pueda igualar o alcanzar el Fuego del Amor que eres y que vives.
… Silencio…
Entonces la irradiación
del Sol te percute y te percutirá en el Ultravioleta, aumentando a tu Blanco y
tu pureza, hasta la pureza absoluta.
Entonces la Fuente
revelará en ti, no por palabras sino por la evidencia de lo vivido, el
Juramento y la Promesa, y su finalidad.
Cada una de mis frases
desde ahora se acompaña de una bendición en el Fuego Ígneo, en el Fuego de la
Verdad, viniendo en cada instante a penetrarte en todo lugar para restituirte a
ti mismo en la Verdad.
El conjunto de los
pueblos de la naturaleza pueden en lo sucesivo comulgar en tu Presencia.
Cualquiera que haya sido la intensidad de tus encuentros y tus contactos, sólo
fueron la preparación y la prefiguración de lo que vives o vivirás ahora.
El conjunto de los
pueblos de la naturaleza, como el conjunto de la Confederación Intergaláctica
de los Mundos Libres, como el conjunto de los Ancianos, el conjunto de las
Estrellas, el conjunto de los Arcángeles, y la Fuente misma, ahora se expresan
desde tu Corazón en el mismo Fuego Ígneo. Reconócete, descúbrete totalmente.
Todo está cumplido y
todo está aquí.
Así es la Verdad, así
es lo que eres.
… Silencio…
El Fuego Ígneo limpia
tu templo, no tienes que preocuparte más de eso, sino simplemente dejar la Luz
guiarte, pues ella será siempre el mejor guía, incluso la persona más iluminada
e intuitiva.
… Silencio…
Entonces acojamos
juntos los sonidos de la Llamada, no sólo los del cielo y de la Tierra, sino
los que emanan de ti. Es el canto del Fuego Ígneo, es el Verbo de tu presencia,
testimonio de la Paz, y testimonio de la Alegría que él instala en ti.
En este día, no
necesito más de inclinarme delante de ti, sino simplemente de apretarte contra
mí para darte el beso del Corazón. Entonces dígnate recibirlo, dondequiera que
estés; es el beso de la pureza, el beso de la inocencia, el beso del Cristo.
… Silencio…
Regocíjate.
Mientras el momento
colectivo de la Llamada de María se oirá, ella vendrá a darte su beso eterno de
Madre. Ella no te dará un gran discurso, eso no será necesario. En ese
instante, confiado como el niño al que su madre viene arropar por la noche, te
apagarás para renacer en la Luz, sin dificultad, aunque lo puedas decir o temer todavía hoy.
El Fuego Ígneo instala
la Alegría, instala la Paz, pero instala también la certeza, por lo vivido de
tu Eternidad.
… Silencio…
El Coro de los Ángeles
se aproxima también a ti, a medida que la aproximación de María se hace. El
Coro de los Ángeles canta también tu libertad reencontrada, el Coro de los
Ángeles acompaña tu Corazón elevado, y tu Corazón Ascensional.
El Coro de los Ángeles
viene a comulgar a tu dicha y a tu gloria.
¿Qué regalo de este
mundo o que placer de este mundo puede esperar rivalizar con el Coro de los
Ángeles?
¿Qué madre de este
mundo puede amar tanto como nuestra Madre, la de todos?
¿Qué niño de este mundo
puede ser más sabio que tu niño interior y tu Cristo interior?
¿Qué placer de este
mundo todavía puede atraerte, cuando el Fuego Ígneo se instala en el centro de
tu Corazón?
¿Qué justificación para este mundo puede resistir
cuando el Coro de los Ángeles canta así?
¿Qué espectáculo de este mundo, incluso el más
perfecto, puede equipararse con la Luz?
¿Qué ganas de este mundo pueden subsistir cuando el
Fuego Ígneo consume todo lo que no hace más que pasar?
Entonces comulgo con la gloria de cada uno de ti, de este
corazón a corazón, de esta conciencia a conciencia, de esta Eternidad a
Eternidad.
… Silencio…
En cada día, en cada suceso que vives ahora, te alejas
de lo irreal y encuentras lo real y te acomodas en él con gozo, con paz, con
dicha.
Así nos elevamos juntos, no para apartarnos de la
Tierra sino para acompañarla por lo menos hasta su destino final antes de
reencontrar, cada uno de ti, tu morada de Eternidad.
… Silencio…
No dudes más en adelante y desde ya en llamarte a ti
mismo a través del Fuego Ígneo, a través del Amor.
No hay nada de ti, todavía hoy inscrito en el seno de
lo efímero, que sea indigno de la Luz, indigno de este Fuego Ígneo. No hay nada
que pueda permanecer sin perdón. No hay nada que pueda quedar atrás, sin acceso
para el Fuego Ígneo. Éste lo ve todo y lo alcanza todo.
Así es el Amor, que no conoce límites, que no conoce
fronteras, que no conoce formas, porque está distribuido del mismo modo en toda
forma de conciencia.
… Silencio…
Entonces jamás estarás más preparado que ahora. No
queda nada más que finalizar, no queda nada más que ajustar, no queda nada más
que anticipar sino solamente vivirlo, estés donde estés en este momento.
Eso no depende ni de ti ni de mí. Eso depende de tu
momento porque la Inteligencia de la Luz conoce cada momento y cada instante de
tu vida.
Entonces juntos entramos en este Corazón único que es
cada uno de nosotros.
Entonces juntos, desde el corazón físico hasta el
Corazón Ascensional, los diferentes aspectos del corazón se unen por fin e
irradian al unísono, en la misma tonalidad, en la misma sinfonía y en la misma
verdad.
En el Amor, en este
Fuego Ígneo, nada puede perderse ni extraviarse, todo es completo, todo
es perfecto, como lo eres tú.
… Silencio…
Tú que estás presente, aquí o en otras partes,
escuchando mis palabras, conozco el corazón de cada uno pues son todos
idénticos al mío.
No existe diferencia ni separación alguna. En el Amor
no puede ser de otra forma.
Suelta tu corazón, consumido más y más por esta
mordedura de Amor. Acoge tu corazón liberado ya y celebra. No queda obstáculo
alguno ante el Amor.
Este Amor, que es sin límites, te hace también sin
límites.
… Silencio…
Así es el néctar de Vida, así es la vida en Cristo, en
cualquier mundo que sea e incluso en esta tierra en este preciso momento.
Estés donde estés, la Luz ahí está. En cualquier lugar
que te encuentres, en cualquier espacio que explores, en cualquier situación,
en cualquier estado anímico que estés, el Amor ahí está.
El Fuego Ígneo se imprime en todas partes abriendo
todo el espacio para la Libertad y dejando ningún intersticio para la discusión
o la negación.
… Silencio…
Así cada uno de ti se convierte en testigo de la
Libertad. Así tu corazón está en cada corazón. No hay más amigo ni enemigo.
Solamente hay hermandad trascendiendo los límites de la especie humana y
dirigida a todas las especies de este mundo como de todo mundo.
El ángel es tan cercano a ti como puede serlo un
insecto de este mundo.
No hay más límites, no hay más velos en ti como pronto
no existirá más velo alguno entre la Tierra y la Verdad.
… Silencio…
Oye el canto de tu corazón liberado.
Siempre ha sido libre pero hoy lo reconoces, hoy lo
vives como la Verdad, hoy se ha tornado la única Verdad.
… Silencio…
Entonces, tus pies como tus vestiduras de Luz están
lavados en la Vida de Cristo.
Mientras comulgo con cada uno de ti, como cada uno de
ti comulga no sólo conmigo sino con los todos los hermanos que viven esta
celebración, nos reunimos todos en la Libertad y en el gozo de la comunión de
los santos, en el gozo del compartir, en el
gozo del don.
...
Silencio…
En este silencio la comunión se hace más y más íntima,
más y más intensa.
… Silencio…
En este silencio las palabras se apartan revelando la
verdad de lo que se vive.
...
Silencio…
Así la Vida se vive, así el Amor se da, así el Amor da
vida.
...
Silencio…
En la majestad del instante en que estás presente el
Verbo se torna silencio y el silencio se torna Verbo.
...
Silencio…
Aquí y ahora contigo estoy en la Eternidad.
...
Silencio…
Bautizado estás ahora en el Fuego del Amor. Iniciado
estás ahora en el verdadero Gozo.
Presente
estás. Viviente estás.
Cada una
de mis palabras, cada uno de mis silencios, mi Verbo en su totalidad es el
canto que acompaña al Fuego Ígneo. Es don de Vida y don de Amor. Es Agua del cielo, Agua del Misterio.
En cada uno de ti esto se vive. Estés donde estés,
eres conocido, no por tu apariencia sino que en tu corazón. Y es eso lo que es
alcanzado por el Fuego Ígneo del Amor. Y es eso lo que se eleva desde tu pecho.
Y es eso lo que está encarnando ahora sobre toda la Tierra.
En adelante cada una de tus frases comenzará y
terminará con “te amo”. No es necesario que formules las palabras. Esta es la
única realidad. Fuere cual fuere el acto,
fuere cual fuere la circunstancia, el Amor lo impregnará todo con más y más
fuerza y evidencia. En cada acción que te corresponda llevar en este mundo, con
cualquier hermano que sea, en cualquier situación que fuere, el Amor estará por
delante, el Amor estará por detrás. Pruébalo y vívelo. Esto es tuyo.
Esto es tu herencia.
Atrévete, atrévete a ser por completo, sin
restricciones, la Eternidad que tú eres. Entonces a mi vez me atrevo, en cada
uno de ti, a mostrártelo, sin nada imponer. Y recibo a cada uno de ti en el
Corazón del Único.
… Silencio…
En cada uno de ti la Gracia infinita de la Verdad te
cubre y envuelve.
Atrévete a recibir.
Ningún hermano es indigno de esto. Haya hecho lo que
haya hecho, haya dicho lo que haya dicho, él es el mismo corazón que tú.
… Silencio…
¿Qué palabras, qué discursos podrían explicar esto? ¿Qué
Verbo incluso podría mostrarlo?
...
Silencio…
En este
silencio toda palabra se torna vana. Todo no
es sino Presencia.
El Verbo se hizo carne y la carne puede retornar al
Verbo, en nombre de la Verdad, en nombre de la Luz.
Que así sea, y así es, sin plazo ni distancia.
… Silencio…
Permite
ahora no que te deje o me aleje ni que te diga hasta luego sino que more
contigo en la Eternidad pues soy el Amor que tú eres y soy lo que tú eres. Todo es Uno.
Te bendigo una vez más.
...
Silencio…
Y te digo : la paz sea contigo, la paz te
acompañe en el gozo del Amor, en la felicidad de la Eternidad.
Te saludo y recibo tu saludo y tu bendición a través
del mismo Fuego Ígneo, en el Corazón del Corazón.
Te doy mi paz y recibo tu paz.
Gracias y demos gracias juntos al Amor y demos gracias
juntos a la Libertad y a la Verdad.
… Silencio…
Oro en adelante en cada instante en cada uno de ti y
no cesaré más.
Y marco una pausa silenciosa ahora. Estoy recogido en
ti.
… Silencio…
Cuando lo desees ahora puedes voltear tu mirada hacia
este mundo con el mismo corazón y el mismo Fuego. Te dejo
pero sin desaparecer. Soy tú. Estoy en cada uno de ti. Y no olvides nunca que eres Amor y que eres amado.
***