EL ESPÍRITU DEL SOL
“La Llama de la Eternidad”
En el Amor y por
el Amor, el Esprit del Sol honra nuestras Presencia Una. Recepción de la Verdad
del Uno en el Temple de cada uno, en el nombre del Amor y por el Amor.
… Silencio…
Permítanme horrar
y de bendecir la Llama de vuestra Eternidad.
… Silencio…
Acoge el Fuego
de la Verdad en tu Temple. Acoge al ardiente Sol. Abre lo que jamás debió estar
cerrado, recibe y recoge en tu seno la Gracia de tu llama.
Amado de Amor y
amado por el Uno, mi Presencia y mi resplandor te susurran dar la bienvenida a
Aquel que viene a atizar la llama de la Verdad. Deposita a sus pies las cargas
y el peso que todavía puedas sentir y
experimentar. No te molestes ya con lo
que es pasajero, ya que eso debe extinguirse y desaparecer en la Eternidad.
Vive la vida sin
preocuparte de otra cosa que de vivir lo que la Vida te da o te toma, porque tú
mismo eres la Vida mucho más de lo que recibes o das. Entonces, date a ti
mismo, al Espíritu de la Verdad, al soplo del Sol y la brasa de Cristo. Acoge
como se debe la Verdad del Uno, tu Verdad.
Allí, en tu
Templo de Eternidad, se te hará posible contemplar el espacio infinito de la Creación.
Lo que emana de lo informe en toda forma y que toda forma retorna a lo informe,
contiendo todo y mucho más que el Gran Todo.
En el Silencio
de tu ser apacible, olvida el bullicio del mundo de tus pensamientos, el mundo
de tu persona, y entra finalmente en totalidad en el mundo de la verdadera
Vida, donde nada puede terminar, donde todo es eterno brotar y eterno
recomienzo y eterna Creación. Yo te
invito, entonces a trabajar en los Talleres de la Creación después de haber
dejado la disolución producirse. Yo te invito a no luchar más, a no resistir a
lo que es real, a lo que viene a lavar y eliminar lo que yo no es Vida, podar y cortar lo que no puede brotar,
lo que retarda y lo que frena.
No te preocupes de
otra cosa que lo que la Vida te dice. Descubre en ti la confianza de la Eternidad, la solidez de lo
que no muere jamás. Permite tu amarte más allá de toda medida, de toda
condición y de todo límite. Permite tu amar todo lo que la Vida te hace
aparecer o desaparecer. Permanece en el centro, donde nada puede ser apagado,
donde nada puede oponerse.
Yo te invito a
vivir en nuestro espacio Uno, tú que estás aquí, tú que lees. Ve más allá de las
palabras y descubre la Verbo eterno del campo de la Creación, allí donde el Coro
de ángeles no para nunca, celebrando cada aliento, cada mundo y cada dimensión,
cada Fuente y cada Fuego.
Hijo del Uno, acoge
et recoge, en el Silencio de la densidad del Espíritu, allá donde tú no puedes comprender,
donde tú no puedes oponerte, allá donde no puedes travestir la esencia de tu
ser. Tu, amigo del Amado, tu amado del Uno, yo te invito a estar plenamente
aquí, desde ahora, en este instante. Las palabras dichas no son nada ya que
solo la resonancia de tu corazón puede comprender la esencia, abandonando el
sentido de la lógica de lo efímero. Tú que lees, tú que oyes, olvídate y
olvídame para que solo quede nuestra unión y nuestra comunión.
Deja fundir las
resistencias y las barreras que puedan aun presentarse en tu efímero. Deja
pasar lo que no dura. Acoge la vibración del Éter Uno, en la Corona del corazón
y en el Templo del Templo, allí donde la Vida no se calla jamás, allí donde la
Vida no puede oponerse a sí misma ni competirse bajo ninguna forme y en ninguna
acción. Yo te invito en la Danza del Silencio. Yo te invito a preparar tu Casa
a fin de finalizar tu Ascensión en les Moradas del Padre.
Escucha y
entiende, no sólo lo que yo te digo, sino más bien lo que se desarrolla en el Templo
de nuestra unión y nuestra comunión. Para ello no dejes otra cosa que la
Alegría parecen y emanar en la permanencia del momento presente.
Deja detrás de
ti lo que pasó, deposita detrás de ti la ilusión de todo sufrimiento. Sé libre
y mantente ligero en la densidad del Espíritu, en la Presencia de la Verdad. Olvídate
de ti mismo a fin de aparecer a ti mismo en la gloria de tu Resurrección, donde
nada de lo que ha pasado en tu vida y en tus vidas pueden obstaculizar o
refrenar de Acción de Gracia que eres.
Hijo de Verdad, deja
detrás lo que tú has pasado, deje detrás de ti la ilusión del todo sufrimiento. Sé libre y
permanece ligero en la densidad del Espíritu, en la Presencia de la Verdad.
Olvidare a fin de aparecerte a ti mismo en la gloria de tu Resurrección allí
donde nada de lo que paso en tu vida y en tus vidas puede frenar ni refrenar la
Acción de la Gracia que tu eres.
Entonces atiende
y escucha el Coro de los ángeles depositarse en tu Templo y en cada célula de
este cuerpo efímero, y en cada punto de Luz de tu cuerpo de Etreté. Allí está
lo que siempre te saciará. Allí se encuentra lo que jamás puede oponerse.
Rencuéntrate y reposa, en el aliento del Verbo, permanece allí donde eres, ya
que ahí es tu único lugar, sin importar lo que te diga tu persona, sin importar
lo que te diga eso que resiste, o lo que te diga lo que se manifiesta. No
busques nada más que ser lo que eres y para eso debes ponerte, y deponer todo
lo que no es verdadero, en tus sentidos como en tus males, en tus heridas como
en sus alegrías, porque lo que tú eres no puede ser lastimado de ninguna manera
y en ninguna forma. Sólo la ilusión de tu propia proyección te lleva a creerlo
y adherir.
El Espíritu del
Sol te pide no creer nada, de acoger para que eso borre toda creencia, toda
idea y todo efímero. Posesiónate. Ven a mí, como yo vengo a ti porque el
Espíritu de Verdad te conduce a Él y, por lo tanto a ti, sin falta y sin rodeos
en línea recta donde el punto de partida y el punto de llegada se confunden en
la misma resonancia y la misma intensidad, ya que tu nunca has partido, porque
no hay ningún lugar donde llegar, que
allí donde tú estás. Así que acepta el Beso
del fuego del Cristo por el Espíritu del Sol, por la resonancia de tu corazón y
la aceptación definitiva de la verdad del Amor.
Y así, tú te
reconocerás integralmente como Semilla de Estrella y la Estrella que te eres, para
dar la bienvenida a la Estrella en tu cielo que viene a cumplir el Juramento y
Promesa. Despiértate. No te duermas nunca más en lo que sufre y resiste.
Conviértete en el adepto total de la belleza de la Verdad, de tu belleza y de tu
Verdad.
No dejen nunca
que ninguna circunstancia de lo efímero venga a circunscribir el Fuego de tu
Amor. Al contrario, aliméntalo de mi Espíritu, aliméntalo de tu quietud, de tu
certeza de su Presencia, de su venida, porque él se descubre finalmente.
Entonces, tu también descúbrete, sin palabras y sin pensamientos, sin expectativa,
sin esperar cualquier otra cosa, que el momento del Amor.
Yo te invito, a
ti que yes y ti que lees, a no interrogarte acerca de lo que pasa afuera, lo
que pasa que en otra parte, que no sea el centro del centro donde se encuentra
la Paz, porque ahí serás saciado, porque ahí no puede surgir ninguna otra
necesidad que permanecer en el momento eterno de tu Presencia y de la Morada de
Paz Suprema, tú y yo y cada uno de nosotros en la mismo jubilo y la misma
pureza. Deja florecer los frutos del Amor. Que tus ojos y tu boca no vean jamás
otra cosa que el Amor o la resistencia al Amor. No veas nada más y déjate
llevar por la Vida.
Todo lo que pase
y de todo lo que es pasado no podrá resistir a su eliminación con la Obra al
Blanco. La nueva Eucaristía ya obra en ti, dándote por momentos, por instantes
a veces, o de manera permanentemente, el estallido de Alegría de quien se rencuentra
y se reconoce a sí mismo en toda cosa, en todo ser, en toda situación, como en toda
dimensión, incluso donde tú estás todavía, aparentemente.
No alimentes
nada que lo que se oponga al Amor, ni le prestes más atención. Tú debes
tenderte hacia lo que eres a fin de relajar lo que quizá pueda estar tenso. Ya
que la tensión del Amor hacer resonar el Amor, en lo más profundo de tu corazón
y tomar todo el espacio. Ahí está el verdadero bálsamo ya que sana sin dejar
rastro, sin dolores y sin secuelas lo que tú eres. Porque el Amor quita de tus
ojos lo que pueda impedirte ver la Verdadero. Porque el Amor quita de ti todo
sentimiento de estar limitado y confinado en este cuerpo o en las reglas de
este mundo.
Recuérdate de
que eres mucho más que todo lo que puedas creer todavía. Recuérdate de que eres
mucho más que la apariencia que aparece en este mundo, en tu conciencia. Acoge.
... Silencio ...
Siente entonces
la Vida, en su exuberancia y su Silencio. Siente la Vida que emana y fluye en
toda cosa, en todo átomo, en cada planeta. Sea cual sea la escala, no hay ninguna
diferencia, no hay sino Amor en sus diversas expresiones.
Yo te invito a escuchar la sinfonía
de la Libertad, la que encadena mucho más que palabras y sonidos, la que
conecta y une la Libertad eterna y Libertad total, sin reglas, sin leyes, sin
restricciones porque la Gracia no se puede ser restringida, ni limitarse a una
forma o a una conciencia. Acoge al Espíritu del Sol que viene a orlar tu
corazón de una corona de Alegría, allí donde todo es Evidencia, allí donde
danza el Silencio.
Yo te invito al
Amor infinito de lo que es infinito, ni siquiera definido, porque Libre de
instante en instante, aceptando la Vida en la misma Alegría y júbilo de la
Verdad. Pregúntate, escúchate. Déjate vivificar y resucitar. El Canto de Amor
en tu corazón, orlado del gozo del Espíritu del Sol celebran la Nueva
Eucaristía aquí mismo, allí donde tú estás, donde tu lees, donde tu escuchas.
Permanece tranquilo. Fúndete en mí como yo me fundo en ti. Escucha tu corazón,
escúchalo, porque él siempre te dirá la Verdad y la Belleza.
Porque si me
escuchas, tu percibes y recibes al Cristo, reconociéndote en Él como él se
reconocerá en ti, para hacer el milagro de una sola cosa. Así es el milagro de
la Vida. Y allá, más allá de las palabras pronunciadas y recibidas, escucha precisamente lo que no se puede ponerse en
palabras. No te muevas.
... Silencio ..
¿Quiere tu
desposarlo, quieres tu ser su "amigo", como el amigo de cada uno?
Deja la evidencia de tu respuesta florecer en tus labios y chispear en tu
mirada cuando aquel, estará en las cosas y los seres de tu mundo, como de todo
el mundo. Porque allí, en el Amor, no hay nada que preservar porque lo que quema
no consume nada más que lo que es consumible y efímero. El Amor es un Fuego que
consume sin fin, sin límites, y que te sacia y te sienta en el Silencio de su Eternidad.
Si oyes más allá de lo que digo, tu
corazón no puede, sino saltar al rencuentro del Espíritu. Tú que estás aquí, tú
que me oyes, tú que me escuchas, solo escucha esto, no sólo con tus sentidos,
no sólo con tu intelecto, sino más bien en la intimidad de tu Templo, allí
donde arde la Luz Eterna de la Verdad, que nadie puede borrar y hacer
desaparecer.
Lo que sea que
pienses y lo que creas, pruébalo en el crisol del Amor y fórjate a ti mismo no en
apariencia, sino fórjate a ti mismo en tu Verdad ya no permite opiniones, ni da
más ideas, sicono que es simplemente la evidencia de lo que Eres. No seas nada
más que este corazón de Amor que se desborda de tu Templo y que alimenta todo
lo que se presenta por el sentido que sea, y por cualquier interacción. Déjate
amar porque a la vez es tu naturaleza, tu Esencia y tu manifestación.
Así es la Última
Llamada de aquella que viene a decirte: "Tú eres mi hijo. Tú eres el que
yo amo y que amo como cada uno de mis hijos, así fuera él primero de entre
ellos como lo fue el Cristo, o fuera de entre ellos el último que se resiste y
se opone al Amor por el terror de su falta. De un extremo al otro tu eres el
Alfa y la Omega. Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida desde el momento en que
la humildad, desde el momento en que te sientas responsable de tu Vida y de todo
lo que llegue en el campo de tu conciencia. Porque no hay nadie más que tú,
porque tú eres el mundo, incluso si parece presentarse a ti una distancia y una
separación entre lo que consideras ser tú y el resto mundo. Pero el resto del
mundo, no es más que otras facetas de ti mismo, cualesquiera que sean, lo más
detestable como las más agradables. Recuérdate de esto, por la Gracia del Amor
y el Espíritu del Sol.
Amado del Uno e
hijo del Uno, todo eso renace en ti, no hay retraso ni adelanto, solamente el
tiempo que es perfecto, a cada segundo y cada uno de tus respiraciones. Eso no
puedes olvidarlo desde el momento en que tu lo dejes brotar, porque eres ante
todo la Vida, mas allá de toda forma y de toda dimensión. Entra en ti, ya que
en ti estas en todos lados en, aunque no lo veas.
En la gracia del momento, en el
silencio de mis palabras desde ahora, nos instalamos en la Beatitud eterna del
momento presente. Allí donde ninguna palabra puede ser dicha ni oída, donde
sólo es visto y oído el Amor y la Belleza. Allí, después, escucha el Silencio,
escucha el Canto del Amor que va más allá de todo sentido. Ahí, después, tú que
lees y tú que escuchas, yo me callo.
… Silencio…
Todavía un poco
más
…
Silencio…
Permanece aquí
conmigo, como yo lo hago en ti, No te muevas.
… Silencio…
No te muevas.
…
Silencio…
Ne te muevas. Deja
a la danza del Silencio afirmar la Gracia. Deja al Paráclito descender y
emerger. Deja al néctar del Señor subir desde tus pies, lavados de toda mancha.
No retengas nada de lo que te recorre, déjalo pasar, deja al flujo de la Vida
establecerse.
… Silencio…
Y aquí, ahora, yo
sello la Eternidad en tu Presencia de Vida, en el nombre del Cristo, en el
nombre de la Belleza y de la Libertad.
Tú que vives, yo
te amo
… Silencio…
Yo deposito en
ti mi Presencia.
…
Silencio…
El Espíritu del
Sol te saluda. Y te pido solamente permanecer en quietud, cerca de mi Silencio,
algunos momentos.
… Silencio…
Hasta pronto y
hasta siempre.
… Silencio…