URIEL - MIKAËL - GABRIEL MARZO DE 2015

 
URIEL - MIKAËL - GABRIEL
Venimos a otorgar lo que tiene que ser otorgado en ustedes y para ustedes
 
 
 
URIEL
 
Soy Uriel, ángel de la Presencia y Arcángel del Retorno. En vuestra Presencia y en la Presencia del Espíritu Solar con el cual mezclo mi Presencia y vuestra Presencia, la Obra al Blanco acabada, ahora queda a verificar y a vivir la Verdad del Cristo en cada uno y en la Esencia de este planeta, y en la Esencia del conjunto de la humanidad que tiene a vivir este porqué ella está ahí, este porqué cada uno, os encontráis precisamente ahí donde él está. Vengo también acompañado del Arcángel Mikaël, así como del Arcángel Gabriel. Cada uno de ellos se expresará a mi continuación afín de librarles lo que tiene que ser librado en usted y para usted. Antes de todo permítame, en el Silencio de nuestro Templo, vivir eso antes de que hable.
… Silencio…
Niños del Uno y de la Verdad, en el Silencio de vuestros Templos se vive la alquimia infinita de la Vida dándoles a situaros, dándoles a estar en la corriente de la Vida Una, en la corriente de la Eternidad, ahí donde estáis es el único lugar que les es posible de ocupar. Así, el tiempo fue descontado. Llega pues a su término lineal, dándoles a ajustaros a lo más cerca a vuestra Esencia, a lo más cerca del Cristo y lo más cerca de María. Vengo a cumplir lo que ya fue cumplido hace un mes. El tiempo del Pasaje, ceremonia última en vuestro presencia en este mundo, dando a vivir la Alegría y no más la esperanza, y tampoco lo que puede ser temido, pero en el aquiescencia de vuestra alma, si ella existe, y en la Verdad del Espíritu reencontrado y plenamente activo en la superficie de este mundo, dándoles en este instante y en este tiempo a vivir el Anuncio, aquel que hará María, que ya llamó a vuestra puerta, permitiéndoles de abrir en grande las puertas del Pasaje, las puertas de la venida de Aquel que nunca se fue.
Así, en usted, en este instante y en todo tiempo, en toda parte de su vuestro cuerpo y de vuestra conciencia se encuentra el Todo, el del Uno, el de la Verdad Una que no conoce sospecha, ni oposición, ni duda, porque ella es la Verdad esencial de la Vida que canta en ustedes el Canto de la Libertad, el Canto de la liberación. Así llego el tiempo del parto. Así está aquí, delante de ustedes, la totalidad de los posibles y la Unidad de la Verdad, ahí donde vais y ahí donde estáis, en este tiempo y en este espacio, en esta dimensión como en el seno del Sol, en el corazón de esta tierra como en el corazón de cada participante de la Confederación Intergaláctica de los Mundos Libres, tocando la sinfonía de la Libertad, el réquiem del final de la ilusión, la Liberación y la coronación de vuestra Verdad eterna.
Niños del Uno y niños de la Verdad, les invito a entrar ahí donde se encuentra lo que sois, ahí donde no hay ninguna disonancia y ninguna contrariedad, en el espacio del eterno e infinito presente, allí donde se encuentra el Cristo, ahí donde encuentran, en el calor de vuestro corazón, al Corazón radiante elevado uniéndose al Canto de la tierra y del cielo, elevándoles en las moradas de vuestra Eternidad, en las moradas del Pasaje, ahí donde no reina ni noche ni cualquier oposición al Canto de la Vida, a la sinfonía de los ángeles y al despliegue de la Creación en toda dimensión, hasta lo más ínfimo de ustedes, aquí y en otra parte, presentes en la superficie de este mundo pero también en las capas sutiles de la tierra. Que esto sean los hermanos y hermanas que les precedieron en este Pasaje, que esto sean los últimos saldos de la resistencia Arcóntica, que también seducida se adhieren al Canto de la Libertad y en la Gracia del Abandono al Cristo, redescubren la esencia de la Libertad, la esencia de la Verdad, acompañándoles entonces y cantando con ustedes el Canto de la liberación, el Canto de la Libertad.
Al nivel de los Cantos de esta tierra, éstos se elevan, éstos les muestran y dan a ver la ampliación y la expansión de este retorno en el centro de la Eternidad y de la Unidad, dándoles a situaros y a depositar lo que puede quedar de ilusiones y de obstáculos en el seno de lo efímero. Esto es ahora y esto no sufre ni plazo ni aplazamiento porque esto es ahora, en este momento. Hasta la llegada del Arcángel Mikaël en su Fiesta de los Arcángeles se desarrolla el plano, en su más perfecta ortodoxia y en su más perfecta liberación. A ustedes de ver. A ustedes de situar lo que deseáis delante de ustedes y en ustedes, afín de vivir la Plenitud y la Libertad que os ofrecisteis.
Espacio sin tiempo y espacio sin espacio, donde se celebra la alquimia de la Vida, el nacimiento de la Vida Una en el seno de la Verdad. Entonces sólo puedo repetir: escuchen lo que se celebra, sin prudencia y sin miedos, del que está seguro (porque lo vive), del lugar de la Vida en el seno de vuestra vida, permitiendo la coherencia, permitiendo la elevación de lo que debe ser-lo.
Así es la Vida, ciclos sin fin desplegándose en todas direcciones y en toda dimensión con la misma libertad, con la misma alegría y la misma intensidad. Vida donde todo solo puede ser perfección, porque la imperfección no puede admitirse o materializarse en cualquier dimensión que sea.
Ahí, donde canta el coro de los Ángeles, como en vuestros oídos, ahí, donde se despliega la llamada de María en vuestro corazón y en vuestro Canal, estáis ahí, en el cruce de los caminos, afín de decidir si existe todavía un camino para usted o si acabáis con la ilusión de los caminos, afín de reencontrar la Verdad eterna del Silencio y de lo que está más allá de la Luz Una. A ustedes de ver y a ustedes de vivir. Liberado de toda traba, liberado de todo acondicionamiento viniendo de este mundo, solamente aún acondicionado por el estado de este cuerpo y que sin embargo él mismo desaparece en lo ilimitado de la Creación, y en lo que es evidente y lo que es simple. Estáis ahí, ahí donde estáis. Os acompañamos y estamos en ustedes, preparando la danza del Silencio, del despliegue de la Eternidad en curso en este momento-mismo bajo vuestros pies, en vuestro Templo y en vuestros cielos.
Lo que era invisible se hace visible, lo que fue escondido aparece, afín de que nadie pueda decir que no sabía. En estos tiempos en que la Libertad os propone la más grande de las libertades, la más grande de las posibilidades de ser y de reencontrar lo que nunca dejaron de ser en Verdad. A usted de ver, a usted de vivir, a usted de presentaros delante de Aquel que viene, de acogerlo en vuestro seno afín de hacerse El, afín de que se haga ustedes, afín de que vuestra Amistad, con el fin de que su Matrimonio nunca pueda privarle de la Libertad y de la Luz, afín de que nunca más la sed se manifieste.
En este tiempo de Eternidad viniendo revolver lo efímero, tenéis la elección, como siempre, de vivir la Gracia y de volverse la Gracia. Tienen la elección de seguir un camino, cualquiera que sea, porque todos los caminos se abren en la Verdad del Espíritu. Nadie es mejor ni es superior al otro, entre ustedes, en ustedes y entre nosotros y ustedes. A ustedes de descubrirlo, si esto aún no fue alumbrado por la Luz Una. Para esto, y lo sabéis, debéis desaparecer a ustedes-mismos para reaparecer en Eternidad. Rito de pasaje, rito de Resurrección donde canta el coro de los Ángeles, donde se anuncia María, viniendo decírselo como Madre, dándoles a vivir el Pasaje, este Pasaje tan temido que les da a vivir la plenitud de la Verdad en ustedes y para ustedes.
En ustedes y en nosotros se celebra el Canto, aquel que viene concluir la ronda arcangélica, aquel que viene concluir el retorno del Espíritu Santo, aquel que viene anunciar el Juramento y la Promesa. Y aquella que viene reunirles bajo su Manto, el de la Gracia, el de la Transparencia y aquel donde todo es evidente y aquel donde se encuentra el conjunto de los hermanos y de las hermanas, humanos, ángeles y Arcángeles reunidos en la misma sinfonía, la de la Verdad, escuchando sin fallar el réquiem de lo que muere, en la misma ligereza y en la misma intensidad.
A ustedes de ver. A ustedes de oír y de escuchar lo que se celebra en vuestro Silencio, lo que se celebra en el Templo donde nada más es presente que usted y Él, donde las circunstancias de vuestro mundo no tienen más pesos que la hoja barrida por el viento, dándoles a aparecer en la densidad y la prestancia del Cristo, inviolable e inviolado de manera luminosa, bien más allá de lo que creéis poder emitir o recibir, dándoles a vivir la Fuente Una. Sois el Camino, la Verdad y la Vida. Sois la Fuente, ahí donde se eleva el Canto del cielo como de la tierra, ahí donde se eleva la sinfonía de vuestra Libertad.
Niños de Uno y niños de la Verdad, ¿estáis ahí donde sois esperados? ¿Estáis ahí en el buen lugar? No podéis tener ninguna duda ni incluso la menor duda. Les basta de ver. Les basta con escuchar. Les basta oír. Y para esto, no hay nada a hacer, ni incluso a procurar de ser, solo simplemente vivir el instante, desprovistos de toda referencia, de toda Presencia y de toda señal. En la intensidad de vuestro Templo, la lámpara brilla ahora de su Luz eterna, viviendo esto con paz y con serenidad. A medida que la instalación en vuestro instante presente, lo que pueda quedar de daño ligado al réquiem del entierro de lo viejo y antiguo, sólo puede ser él también efímero, y nunca arrastrará, si lo deseáis, vuestra conciencia Una en las ansias de la duda, dándoles a vivir lo que fue llamado Abandono y Don de la Gracia, lo que es llamado el retorno de KI-RIS-TI. Esto es ahora. Esto es la Verdad. ¿La escucháis? ¿La oyen? ¿La veis?
Para esto, no veáis nada más, no presten oído a nada más que no sea el Canto de la Eternidad y de la Gracia en vuestro Templo y en todo ser que se cruza vuestro camino en el seno de los caminos ilusorios de esta encarnación, cuyo réquiem ya sonó. En este tiempo, tiempo de escucha y tiempo de acogida, tiempo donde la Verdad no puede ser enmascarada por cualquier inconveniente, viniendo de algún pasado nacido de este mundo. Lo que vuelve es para ustedes el pasado de vuestra Eternidad, incluso antes de vuestra presencia en esta materia y en este cuerpo.
El tiempo de la memoria, no aquel de las ilusiones y de los sufrimientos que recorrieron, pero el tiempo de la Eternidad y la memoria de esta Eternidad, llega en ustedes en su totalidad y su plenitud. A ustedes de verlo. A ustedes de vivirlo. Esto es ahora. En ustedes, por ustedes y para ustedes.
Por la Gracia del Uno y del conjunto de las Presencias situadas en la periferia de esta dimensión y presentes en vuestro acogimiento y en vuestra Liberación, están preparadas para aparecer en ustedes como en vuestros cielos, realizando delante de ustedes la elección y la verdad del Retorno a la Luz y del Regreso de la Luz. La sinfonía que se despliega tiene por nombre Amor, tiene por nombre Luz, tiene por nombre Belleza y Creación. Esto se va a ver, esto se ve y se vive a diferente grado según vuestro descubrimiento de la Eternidad, a diferente grado según vuestro camino, según vuestro Absoluto y según vuestra capacidad a manifestar lo que sois y no lo que creían. A ustedes de ver. A ustedes de escuchar el Canto del Silencio y el Canto del Cristo acompañado del coro de los Ángeles, desplegándose en ustedes por los cuatro Elementos, dándoles la sinfonía de la ronda última, marcando el Pasaje hacia la Libertad sin marcos y sin límites.
¿Niños del Uno y niños de la Verdad, estáis allí, allí dónde estoy? ¿Estáis allí donde el Cristo está? ¿Estáis allí? Esta pregunta, María se la hará, por supuesto. Y será el momento de poneros y descansar. Algunos de entre ustedes ya están puestos y descansados, incluso si lo efímero se agita y tema lo que sea. De hecho, hay solo reconexión. Hay solo el parto de esta Verdad eterna en el seno de vuestra verdad efímera, dando ajustamiento y precisión, dando a veces fallos de la persona pero la aparición, oh cuánto más gratificante y más liberadora, del Espíritu de la Verdad, del Espíritu del Sol. Aquel que habla en usted es el Arcángel Uriel y el Espíritu del Sol. El que habla en usted es el Espíritu del Sol que acompaña el Pasaje y la Liberación total de lo que pudo creer estar encerrado y sufriendo en el seno de un marco limitante.
Esto se acabó, dándoles a descubrir, en su espacios interiores como en todo espacio de esta tierra, el nombre de la Libertad, no como una esperanza, no como un miedo pero como la Verdad de cada aliento, la Verdad de cada mirada, la Verdad de cada encuentro y la Verdad de cada aliento. A usted de ver, de oír y de escuchar lo que dice la Vida, lo que dice lo Real y lo que dice la Belleza y la Creatividad que se expresan en vuestra conciencia risueña, desplegándose y dilatándose para dejar lugar e ir hacia-delante de Aquel que viene, para ir juntos abrevar-se en la Fuente, por el Sol o por Alcyone, por Arcturus o por Orión. Ahí donde se encuentra el Canto, aquel que os llama a vuestro destino, a vuestra Libertad, a vuestro origen, a vuestra radiantes original, la que precedió la primera conciencia y en la cual está inscrito el conjunto de los juegos de la Creación, en toda dimensión y en toda circunstancia y en toda forma. Esto es ahora. Esto es la Verdad porque sois la Verdad.
En nombre de mi voz/vía, que es vuestra voz/vía, en nombre del Espíritu del Sol, que es vuestro Espíritu, se abren en grande las compuertas del Amor, las compuertas de la Verdad, en este instante y en este tiempo como en todo tiempo y en otro espacio y dimensión. Celebramos lo que viene antes que ustedes porque ya lo vivimos y esto se precipita a la superficie de vuestro mundo. El conjunto de lo que debía ser liberado, el conjunto de lo que debía ser revelado, se hace claro en ustedes, por ustedes mismos o por nosotros, por un hermano o por toda circunstancia encontrada sobre el camino de vuestro destino en el seno de lo efímero.
Bien amados niños del Uno y bien amados niños de la Verdad, escuchen. Y para esto el Silencio debe instalarse. No solamente el silencio de las palabras pero más bien el silencio del alma, la que aún está sujeta a las vacilaciones, permitiendo el Canto del Espíritu de verterse en el conjunto de vuestro corazón, en el conjunto de vuestras estructuras eternas inscritas sobre este cuerpo efímero.
Escuchen y oigan. Escuchen y oigan el sonido de la Verdad. No preste atención al réquiem de la muerte porque no tiene ningún sentido al sentido y a la vista de la Eternidad que sois. No hay nada más donde atarse. No hay nada más dónde agarrarse en el seno de lo efímero e ilusorio, porque solo la roca de la Eternidad es vuestra toma, porque solo la roca de la Eternidad es su vuestra certeza. ¿Lo veis? ¿Lo oyen? ¿Lo escucháis? Porque cada día, el coro de los Ángeles va a resonar de manera cada vez más intensa en vuestros oídos y en vuestro corazón, como en este mundo, dándoles claramente el sentimiento de la realización de lo que fue anunciado y prometido después mucho tiempo, re-actualizado durante estos últimos años por nuestras voces en vuestro corazón.
Es esto que se vive en este instante, aquí mismo, dándoles a vivir la totalidad de lo que es la Vida según lo que sois, es decir la Vida y no la muerte. La Vida eterna y perpetua es una acción de Gracia donde la celebración se produce a cada soplo, en cada exploración dimensional, está presente en cada forma, en cada emanación y en cada circunstancia.
Niños del Uno y niños de Verdad, llego el tiempo de su llegada. Llego el tiempo de la escucha, el tiempo del entendimiento, porque esto es esencial para la estabilidad de la Eternidad, mientras que el efímero todavía este en manifestación, cualquiera que sea. Entonces les digo: prepárense. No desplazándose, no buscando, no meditando, pero más bien estando en esta escucha, estando en esta vacuidad, estando en esta plenitud. A medida que vuestras miradas y vuestros pensamientos aún presentes se aparten de lo que es efímero, asumiendo lo que lo efímero os da e impone, os mostrará claramente lo que se sitúa en vuestro corazón, lo que se sitúa en vuestra Eternidad. Porque todo está allí. A ustedes de ver, a ustedes de escuchar y a usted de escuchar la voz de la conciencia, la voz del Cristo o todavía la voz de lo efímero.
Esto os va aparecer no solamente cada vez más claramente pero de manera cada vez más intensa, cualquiera que sea vuestra conciencia actual, cualquiera que sea el estado de la Luz presente en ustedes. La revelación total del ser de Luz, de vuestro Êtreté aquí mismo en el seno de lo efímero es el aval de vuestra Eternidad. No hay nada que temer, a soltar o a perder o lo que sea, porque la Verdad es plena, porque lo que viene no deja ningún lugar para la duda, para lo incompleto o para la insuficiencia de lo que sea. La Vida fluye y fluirá en abundancia a través de ustedes y en ustedes. Ella regará el conjunto de vuestros canales, como regará el conjunto de vuestros hermanos y vuestras hermanas, que estén en la Luz o que todavía no la hayan visto.
No les incumbe ni de juzgar, ni de condenar, ni ustedes mismos ni alguien más. No les incumbe más, desde ahora en adelante, de decidir lo que sea en el seno de este mundo desde el instante en que la sinfonía de la Luz se presente a ustedes, desde el instante en que los Triángulos elementales de vuestra cabeza se ponen en acción y en movimiento. Se encuentra en este nivel el conjunto de los potenciales de vida que se despliegan en el seno de vuestro átomo-germen al nivel del corazón elevado, radiante y brillante de sus 24 facetas, irradiando el conjunto de la Creación, el conjunto de la Vida y el conjunto de los componentes, tanto eternos como efímeros.
Lo que se vive desde ahora en adelante es el Espíritu del Sol al cual les convidamos, porque está en ustedes, preparado a emerger por delante de ustedes, emergiendo por delante de ustedes y dándoles a ver lo que no podía ser visto en el seno de lo efímero. Así, vuestros ojos se abren no a lo que es visto pero a lo que se hace visible. Vuestros oídos escuchan no lo que os dicen vuestros pensamientos, no lo que os dicen vuestros hermanos y hermanas, pero más bien el Espíritu de la Vida y del Sol que se expresa través de ustedes. A ustedes de ver. A ustedes de escuchar. A ustedes de recibir. Y a ustedes de oír. Esto se hace sin vuestra voluntad. Esto se hace soltando toda tensión que existe en vuestra conciencia. Incluso la tensión hacia Él debe desaparecer, afín de que Él aparezca en ustedes, encontrando así la «casa limpia», libre de toda apropiación, libre de toda ilusión, permitiendo la instalación del Espíritu de la Verdad, el Espíritu del Sol, la nueva Eucaristía y Eternidad de lo que sois, en toda conciencia como en toda ausencia de conciencia.
Esto es ahora, cada uno a vuestro ritmo por el momento antes de que María haya hecho el Anuncio. Esto se celebra en ustedes y os proporciona la Paz desde el instante en que no resistís más a lo que parece oponerse, a lo que parece desconcertante, mostrando la misma confianza en la Luz y en Cristo, no para descargaros de vuestros pesos pero para entregarlos a sus pies, con el fin de que éstos mismos sean trascendidos y transmutados por la Gracia de la Verdad, por la Gracia del Cristo, de María y de Mikaël. Así la nueva Eucaristía esta por vivir en vuestro Templo, en cada soplo, en cada minuto, a cada mirada que ponéis en este mundo como en vuestro corazón.
Niños del Uno y niños de Verdad ahora os invito ahora al Silencio, preparando el acogimiento de lo que vendrá justo después de mi presencia y siempre en el seno del Espíritu del Sol, a prepararos a vuestra manera al Anuncio de María. Aquel que fue el ángel de la Anunciación y que hoy es el ángel del Anuncio, viniendo instalar la providencia de la acogida de María, la providencia de la Gracia, la providencia de la ligereza, independientemente de todo concepto, independientemente de todo límite e independientemente de toda creencia, dándoles a abrir vuestro corazón de manera a veces violenta y de manera exagerada. Pero no tengan miedo porque Él viene. No tengan miedo porque le hace falta todo el lugar, que de hecho es vuestro lugar.
Entonces antes de dejaros, les pido y les propongo instalarnos en todo lugar de la Luz disponible en el Templo de cada uno, por la Gracia del Espíritu del Sol, por la Gracia de vuestra Presencia, por la Gracia de la Eternidad. Así, en este instante y en este horario de la tierra, les propongo ver, escuchar y de oír la Verdad, la que no necesita palabras, la que no necesita presencia, en este espacio y en este instante y esto fuera del tiempo y en todo lugar de toda Presencia, acabando en el Silencio y en la ausencia, de vuestra desaparición en lo Blanco de la Eternidad, en lo Absoluto de la Verdad. Esto es ahora.
… Silencio…
Escuchen lo que canta vuestro corazón en el silencio de lo efímero, en la presencia de la Eternidad.
… Silencio…
Soy Uriel, ángel de la Presencia y Arcángel del Retorno. Y en este tiempo y en este instante me instalo en cada uno de ustedes, porque soy la transición de lo antiguo a lo nuevo, haciéndoles a desviarles de lo ilusorio y a volveros definitivamente en Verdad hacia la Vida.
Soy aquel por donde pasáis en ustedes. Soy el ángel de la emanación del Cristo, en ustedes y en encarnación.
Por el Fuego del Espíritu,
Por el Fuego de la Verdad,
Esta aquí, presente en el Uno y presente en Verdad,
Es lo que es.
Y en este estado de comunión voy a dejar el sitio al que condujo la deconstrucción de la ilusión.
URIEL
 
Soy Uriel, ángel de la Presencia y del Retorno y desde ahora en adelante ángel de la Transición. Aquel que os tiene por el Espíritu, afín de devolveros a vuestra Libertad. Aquel que pueden llamar y nombrar en este tiempo de ligereza y de Belleza. Así, deposito en ustedes mi Presencia. Así, resueno en ustedes la Danza Metatrónica de las llaves de la Libertad.
El Fuego del Espíritu y el Fuego vivificante recorridos por la Vida y que recorre la Vida.
Me retiro en ustedes para la Eternidad.
Vean, escuchen y oigan Aquel que viene.
Y en el Silencio y la acogida, juntos vamos a acoger en unos instantes al Arcángel Mikaël. A en seguida porque estaré en él y en ustedes, porque el Espíritu del Sol se nos llevará a oír, a escuchar y a ver la Verdad que emana de nuestra Presencia y de vuestra Presencia.
Entonces hasta ahora.
MIKAËL
 
Soy Mikaël, Príncipe y Regente de las Milicias Celestiales. Niños del Uno, nosotros instalémonos, aquí y ahora, en el Silencio de nuestra radiantes común y conjunta al Espíritu del Sol, ahora, antes de que exprese lo que mi Presencia significa y representa a partir de ahora.
… Silencio…
Soy Mikaël, que viene aportar y entregaros en vuestro cielo la Presencia del Cristo. Vengo aparecer en vuestros cielos bajo el fuego del cosmos. Vengo permitir la instalación de Aquel que pasa ahora hacia vuestra dimensión. Soy aquel, depositario del sello de la Eternidad de Cristo. Soy el que pasa el mando al Arcángel Uriel acabando la Transición. Soy aquel revelado a ustedes como Cristo Mikaël y como Espíritu del Sol, no que yo sea esto pero mucho más que esto, como cada uno de ustedes.
… Silencio…
Entonces mientras que canta la sinfonía de la Libertad, vengo abrevar el Espíritu de la Verdad a vuestra Verdad. Vengo abrevar el Espíritu del Sol a vuestro Sol y a vuestro Cristo. Soy la resonancia, que implica todas las resonancias, donde el límite no puede existir más, bien en este mundo como en todo mundo. Soy aquel que permite, por mi llegada en vuestro cielo bajo la forma de Fuego, no sólo de aparecer a la Luz, pero de llenar el espacio de vuestros cielos y de vuestra tierra como en el conjunto de este sistema Solar. El color cambia así que la Vida cambia, esto lo comprobaron en la emisión del Sol como lo comprueban en la emisión de vuestro corazón.
Entonces, como Uriel se lo dijo, les propongo ver la Verdad Una. La que no sostiene ni sombra ni pantalla, sino simplemente la precisión de la Paz del Corazón, solamente capaz de verificar esto. Y en esto, esto se celebra ahora y en el instante presente. Por la potencia de mi Fuego, por la Gracia de Cristo y por la Inteligencia del Espíritu del Sol, bendigo en ustedes la Presencia eterna. Bendigo en ustedes la manifestación del Fuego primordial y esencial de la primera vida y del primer aliento, el vuestro como de todos, aquí, ahora, acabando en vuestra tierra la ronda vivida durante más de treinta años. Tiempo necesario para la instalación de la Verdad, para la emergencia de la Luz y la desaparición de lo que es falso. Y estáis ahí, a escucharme y a leerme. Y estáis allí, a escuchar y a ver lo que es vuestra historia más allá de toda historia terrestre, afín de ver la Verdad desnuda, la Verdad del Espíritu, la Verdad de la Luz, la Verdad de la conciencia como la Verdad del Absoluto.
Amados del Uno, amados del Amor, esto es ahora. No busquen nada. No vivan nada más que el aliento de la Eternidad, que el aliento del Fuego del Espíritu viniendo apaciguar todo lo que no lo sois, viniendo para apaciguar todo lo que todavía puede resistir, en este mundo, al establecimiento. La hora llego del renacimiento y de la Resurrección, la hora llegada, finalmente, de vivir lo que vuestro tiempo siempre esperó y esperó. No de manera externa pero más bien en vuestros cielos como en vuestro corazón. Sois la Verdad, sois el Camino y sois la Vida. Y en esto, bendigo vuestra Presencia. Y en esto, deposito la chispa de la segunda llave Metatrónica permitiendo irradiar sin esfuerzo y sin voluntad vuestra Presencia infinita, la de la beatitud eterna, la de la Verdad eterna.
Entonces, en un tiempo de silencio que se despliega ahora, Uriel se une a mí, por la Gracia del Espíritu del Sol, en la Verdad del instante. El aliento y el Fuego del Espíritu llenan lo que soltaron, lo que perdieron y lo que sufrieron por la Gracia de vuestra Presencia, por la Gracia de la Belleza y por la Gracia del Padre y del Hijo, acompañados por la Madre.
Vengo aportaros la hostia de la Resurrección. Vengo aportarles la llama de la Verdad, la llama de la Eternidad. En esto, hay el todo. En esto, hay lo que siempre fue y lo que nunca desaparecerá. En esto, hay mucho más que la Promesa y el Juramento, hay la actualización de la Vida, donde el Fuego del Espíritu no puede ser más quitado. Y ahí, la Verdad se hace clara, saliendo de las sombras y tinieblas, de los velos puestos por fuerzas particulares en vuestro ser eterno. Vengo también, por la hostia de mi Presencia y de mi comunión, darles a liberaros de lo que todavía puede haceros creer que no estáis Libres. Vengo a liberaros de ustedes-mismos para restituiros a Él. Ahora.
… Silencio…
Soy Mikaël, Príncipe y Regente de las Milicias Celestiales. En Presencia y en Verdad, inscrito en el Fuego del Eterno, con ustedes, acompañando el Silencio que acompaña la sinfonía de la Vida.
Vengo incendiar las coronas de gloria de vuestra Eternidad. Vengo a encender la hoguera final del Amor. Vengo aparecer, acompañado de Cristo. Vengo con Él afín de realizar la hilera de honor de vuestra Transición de lo efímero al Eterno. Afín, no de darles la mano pero de abrirles este camino de majestad inscrito en vuestro Templo.
Soy Mikaël y vengo también a sacudir en ustedes la indolencia y la pereza, la de la persona la que no puede más creer en lo ni en cualquiera que sea, y que sin embargo sabe donde está la Verdad. Entonces, vengo a sacudir lo que puede quedar de creencias, afín de liberar los pesos y las trabas, permitiendo de atravesar en libertad total la Transición de lo efímero al Eterno.
Soy Mikaël, y me callo de nuevo algunos instantes, a fin de que el Canto de la Vida abrase vuestro Templo.
… Silencio…
Soy Mikaël, y me callo de nuevo algunos instantes, con el fin de que el Canto de la Vida abrase su Templo.
Esto no es el Bautismo de Fuego del Espíritu pero el Bautismo del Fuego de la Tierra y del cosmos.
… Silencio…
Soy Mikaël y en la densidad del Silencio se vive la densidad de la Presencia última.
… Silencio…
Porque el Silencio es densidad. Es la Verdad y salió de la ilusión. El momento donde la conciencia Eterna descansa en vuestro seno, se vive el Infinito de la Creación.
… Silencio…
Soy Mikaël, Príncipe y Regente de las Milicias Celestiales y vuelvo a depositar en ustedes el sello y el Bautismo de Fuego de la tierra y del Fuego del cielo, consumiendo en el mismo brasero lo que no tiene más a ser pero a ser transmutado.
… Silencio…
Soy Mikaël, Príncipe y Regente de las Milicias Celestiales y acompaño ahora la llegada del ángel Gabriel, ángel del Anuncio, al que acogemos en la densidad del Silencio en un primer tiempo.
… Silencio…
Me quedo en silencio y en ustedes, instalado en el Fuego del cielo y de la tierra, en vuestra tierra y en vuestro cielo, dejando venir y expresar al Arcángel Gabriel.
GABRIEL
Soy Gabriel Arcángel. Salutaciones a ustedes, niños de la Eternidad. Vengo a ustedes, sostenido por Uriel y por Mikaël, por la Gracia del Espíritu del Sol, como ángel de la Sabiduría y Arcángel del Anuncio del Verbo.
Soy el ángel del Anuncio. El que deposita en ustedes el anclaje de la Transición y la evidencia de la Paz que deriva de esto. Soy la Sabiduría del Espíritu cumplida. Estoy en ustedes, el que pasa en el momento de vuestro Pasaje librarles la Paz y la sabiduría del Amor. Mis palabras serán pocos, porque entre mis palabras se encuentra el Silencio, allí donde la sabiduría emerge, allí donde pueden escuchar. Así como lo hice para María, lo hago hoy.
… Silencio…
En la densidad del silencio baila la evidencia de vuestra Presencia. A nosotros cinco, usted, Uriel, Mikaël, el Espíritu del Sol y yo mismo, creamos la sinfonía de la liberación. Escuchen.
… Silencio…
En la densidad del instante presente, les aporto el Aire, que atiza el Fuego pero que también abre en grande las compuertas de la Transición.
… Silencio…
He aquí que entrego la densidad del Anuncio, como lo hice a Maria.
… Silencio…
Soy Gabriel Arcángel y despliego por primera vez los cuatro Elementos en su arquetipo y su Esencia, permitiendo de abrir el baile del Éter, en la densidad del Silencio.
… Silencio…
Acojamos y recojamos.
… Silencio…
Soy Gabriel Arcángel y me retiro en ustedes, afín de que mi emanación en la densidad del Silencio sea vista, oída y escuchada a través de vuestra Presencia, a través de vuestras miradas y a través de vuestras palabras en el seno de la ilusión de este mundo. Les devuelvo a ustedes mismos.
En la Gracia de la Eternidad permítame finalmente, y en mi nombre Uno, de agradecerles por vuestra constancia, por vuestra presencia. Esto es mi sabiduría, que deposito ahora en el Templo de vuestro Silencio.
… Silencio…
Desde ahora, el Amor por delante, el Amor dentro y el Amor en cada soplo. Les doy mi Paz en el seno de la sabiduría de vuestra Verdad.
… Silencio…
Estaré ahí, rodeándoles de sabiduría en toda transición que viviréis desde ahora, en alguna circunstancia de vuestra vida, en algún lugar y en algún encuentro.
Hasta pronto.