Traducción: Amparo Iribas
HERMANO K
10 noviembre
2012
Mi nombre es
HERMANO K. Hermanos y Hermanas presentes en este espacio, instalémonos algunos
instantes en el silencio de nuestra Presencia, a fin de acogernos los unos a los
otros. El marco de mi intervención presente no se inscribe en la exposición de
ideas o de conceptos, sino, más bien, en una reflexión que vamos a llevar, de
manera común, y las interrogaciones concernientes a lo que yo pude decir durante
el año que acaba de transcurrir. Les recuerdo que les he expresado un cierto
número de elementos concernientes a lo Conocido y lo Desconocido, la Autonomía,
la Libertad, la Madurez: conjunto de elementos que han apuntado a hacerlos
reflexionar sobre ustedes mismos, sobre vuestra condición actual, y vuestra
condición real (ndr: encontrarán todas las intervenciones de HERMANO K en la
rúbrica “mensajes para leer”). Así pues, a través de nuestra Presencia común,
los llamo a preguntarme y a interrogarme sobre el conjunto de los contenidos de
mis intervenciones pasadas, tanto sobre lo Conocido como lo Desconocido, sobre
la Responsabilidad, la Autonomía, la Libertad y todo lo que yo he podido decir
concerniente, también, al eje ATRACCIÓN / VISIÓN. Escucho pues vuestras
preguntas y espero instalar con ustedes, una vez al año no hace daño, un
diálogo, de Presencia a Presencia, concerniente esas ideas, esos conceptos que
les he expuesto.
Pregunta:
¿Cómo recibir esta Madurez que usted ha evocado
recientemente?
La cuestión
de la Madurez no es una cuestión de recepción sino más bien de Visión,
trascendente y penetrante, concerniente la condición actual del humano, desde el
instante donde los marcos y los límites son percibidos. Porque la persona, sobre
esta Tierra, en encarnación, no puede evitar encontrarse confrontada a un cierto
número de marcos y de límites, sea bajo la forma de leyes, de convenciones
morales, o incluso de comportamientos humanos. La Madurez es, de algún modo,
algo que va a establecerse. Este establecimiento va a corresponder, muy
precisamente, al momento donde ustedes concienticen y realicen que todo lo que
les ha sido propuesto (concerniente no las leyes de este mundo sino lo que ha
sido nombrado “leyes espirituales”) de ningún modo se mantiene en pie. Desde el
instante donde hay descripción de un cierto número de elementos, validada por
vuestras creencias o vuestras experiencias (que eso concierna lo que es llamada
la reencarnación, que concierna la hipótesis de un paraíso y de un infierno, que
concierna la hipótesis de un salvador), eso a lo que van a estar confrontados,
va a ponerlos, por supuesto, en el transcurso de la vida, frente a vuestras
propias adhesiones. Eso concierne, desde luego, tanto el principio del karma,
como el principio de un salvador, o no importa cual principio espiritual, que no
está validado por la experiencia pero sí por una adhesión a una creencia,
cualquiera sea. Como ustedes todos, ciertamente, lo han experimentado, en
diferentes grados (y como pude experimentarlo también, por mi medio de
nacimiento y por el camino de mi vida), un cierto número de hipótesis de salida,
expresadas como creencias o adhesiones (a una espiritualidad, a un movimiento
espiritual, o incluso a una religión), va a traducirse por una confrontación a
lo que se llama el principio de realidad. Ese principio de realidad no
concierne, desde luego, las leyes de ese mundo sino, justamente, el acceso a lo
que podría ser nombrado el Espíritu o el alma, a algunas verdades. Si se toma el
ejemplo, por ejemplo, de la reencarnación: este concepto, muy seductor,
queriendo explicar la condición presente por un peso o un precio que pagar, o
una recompensa que obtener con respecto a una circunstancia pasada (por la cual
no existe ningún medio de rememorar la circunstancia pasada), es, desde luego,
una creencia. La acción y reacción, así como tuve la ocasión de decirlo, no está
presente más que dentro de este mundo y no corresponde a la realidad de lo que
se encuentra al exterior de este mundo. Así pues, el ser humano tiene tendencia
a aceptar, sea lo que cae bajo los sentidos, sea lo que cae bajo la lógica, o
incluso bajo el principio de adhesión a una religión, a un movimiento, o a una
espiritualidad, cualquiera sea. La Madurez espiritual consiste, simplemente, en
comprender, de manera objetiva, de manera lúcida y de manera totalmente
autónoma, que no puede existir principio de reencarnación que concierna lo que
es perfecto desde el origen. La reencarnación no concierne pues más que la
personalidad y, exclusivamente, una sucesión ininterrumpida de personalidades.
Tomar conciencia de eso, es salir de la ilusión de la creencia, de la ilusión de
la adhesión, para colocarse, a sí mismo, dentro de su propia
vivencia.
La Madurez
no es pues una cuestión de intensidad de experiencias, de adhesión a algún dogma
que sea, sino es simplemente la lógica inherente a el que descubre la Libertad.
La Libertad no es de este mundo encarnado: ella les es prometida en un mundo
futuro, en otro lugar, o al momento donde hayan depurado lo que ciertos llaman
el karma. Pretendo (y los invito a verificar) que la Verdad no tiene necesidad
de reglas, ni de marcos, y que ella es independiente de las circunstancias de
este mundo, como de todo mundo. La Verdad no les concierne más que a ustedes con
ustedes mismos, ustedes, frente a ustedes mismos. No a nivel de la personalidad
sino de lo que ustedes Son, más allá de toda personalidad, de toda secuencia
lógica, histórica, de adhesión a una creencia o a un movimiento, o a una
religión, cualquiera sea. Pretendo también (y el conjunto de los procesos
Vibratorios que ustedes han vivido los ha hecho aproximar ciertamente de esta
Verdad, percibirla claramente e incluso, a veces, vivirla) que ser maduro, es no
creer en nada más. Ser maduro, es no aceptar nada más que no sea validado como
experiencia íntima y personal. Desde luego, existen leyes físicas, validadas por
la experiencia, que permiten, por ejemplo, hacer volar un avión o hacer elevar
un globo aerostático. Pero, en ningún caso, esas proezas (pues eso son) no
pueden rinde cuenta de lo que ustedes Son. Lo que ustedes Son no puede ser
descubierto, de ningún modo, por una adhesión a lo que
sea.
La autonomía
y la Libertad van de par con la Madurez. Descubrir la Madurez, es cesar de creer
a lo que sea que no haya sido vivido. En lo que concierne el conjunto de las
intervenciones que han tenido lugar, desde algunos años, dentro de “Autres
Dimensions”, ustedes han podido constatar que lo más importante era la Vibración
de la conciencia y la expansión de la conciencia, estas no dependen, desde
luego, más que de vuestra propia capacidad de experiencia. La Madurez, en cuanto
a ella, va a consistir a no adherir más a lo que sea que no haya sido vivido por
ustedes mismos. Así pues, ver un avión volar, incluso si eso es explicable con
las leyes de la física, no les permitirá, en ningún caso, volar por ustedes
mismos. ¿Es decir, por eso, que el humano puede volar? Algunos aspectos de él
pueden volar. Simplemente, la creencia en una densidad y en la gravedad, les
impiden volar. Así pues, no creer en nada más, excepto lo que es vivido
directamente por la conciencia, es una forma de Madurez. La Madurez va a activar
un cierto número de mecanismos, más allá, simplemente, de no creer más a una
creencia o a una idea que no haya sido vivida o experimentada. La Madurez
sobreviene cuando ustedes toman realmente conciencia de la condición del ser
humano encarnado, encerrado en un cuerpo, en un cierto límite que es llamado el
nacimiento y la muerte. Ver más allá de las apariencias (es decir más allá de la
ley de causalidad, más allá de la acción/reacción) necesita una forma de
madurez. Es totalmente inmaduro, de mi punto de vista, considerar que existe un
creador exterior, que va a dirigir, coordinar y permitir una creación. Lo que
ustedes Son, no tiene necesidad de ser creado. Lo que ustedes Son, existe de
toda Eternidad. Verificar esta Eternidad, los hace salir de la creencia en un
paraíso y un infierno, como en un salvador, y los hace sobre todo Realizar lo
que ustedes Son. La Madurez, es una conciencia Liberada, en totalidad, de todas
las creencias, de todos los dogmas, de todas las proyecciones, así como de todas
las suposiciones que conciernen la evolución de la dicha conciencia que, por
otro lado, no existe.
Pregunta:
Usted había precisado que, para superar sus miedos, basta verlos después
dejarlos pasar. ¿Qué hay cuando esos miedos impactan sobre lo
físico?
Es
exactamente la misma conclusión. Frente a un dolor físico, ustedes tienen la
posibilidad de investigar sobre el plano biológico, sobre el plano energético,
sobre el plano causal, cualquiera sea el plano. Existe, dentro de este mundo
(donde todos hemos estado encarnados), un principio de causalidad. Esta
causalidad se aplica a este mundo. Así pues, un dolor, una manifestación, dentro
de la conciencia, llama a la búsqueda de una causa. Esta búsqueda de causa va a
mantenerlos en la acción / reacción. Desde luego, ir más allá de la causa, no es
no hacer nada, ni no actuar, sino es ver claramente lo que está más allá de las
causas. Ahora bien, para ver lo que está más allá de las causas, es necesario no
estar implicado en una reacción, cualquiera sea. Eso no contraindica de ningún
modo el hecho de actuar contra tal síntoma, pero no implicarse con él, lo que es
profundamente diferente. Así, cuando existe una fiebre importante, es a veces
necesario hacer bajar esta fiebre, de diferentes maneras posibles e imaginables.
Ahora, el grado de implicación de la persona, con respecto a esta fiebre,
determina si hay acción / reacción o, simplemente, una acción que no deriva más
que de una simple reacción, que va más allá de la causalidad y que va más allá
de las apariencias. Así pues, un miedo, que sea manifestado en el cuerpo o no,
debe implicar el mismo razonamiento. Es evidente que si tienen, por ejemplo, una
crisis de apendicitis aguda o una pierna quebrada, dudo mucho que mirándola,
ésta cicatrice espontáneamente. Pero, si les parece bien, vayamos más allá: yo
diría que, si están más allá del principio de causalidad, no hay ninguna razón
válida y objetiva, para que vuestra pierna sea quebrada, de una manera o de
otra. Del mismo modo, el que se coloca en distancia con respecto a la conciencia
corporal, no reniega ni el cuerpo, ni la conciencia corporal, pero va a
colocarse en otro punto de vista, que no depende más, justamente, de la
causalidad del cuerpo. Lo que quiere decir por esto que, si ustedes se colocan
diferentemente de vuestro punto de vista habitual (más allá de toda creencia,
con objetividad, mirándose, así como yo he dicho), no hay ninguna razón para que
una fractura sobrevenga. Solo la causalidad ha permitido una fractura. Así pues
(más allá de las zonas de resistencias expresadas por UN AMIGO, correspondiendo
a las manifestaciones de la conciencia), un desequilibrio, real, concerniente
tanto un miedo inscrito en el mental como en el cuerpo, no cambia estrictamente
nada. El fin no es prevenirse o preservarse del miedo o de la fractura sino de
comprender bien, que, cuando están objetivamente fuera de la causalidad, por el
emplazamiento de vuestra conciencia misma, no hay ninguna razón que la pierna se
fracture, no hay ninguna razón que estén sometidos, de ninguna manera, a una
causalidad cualquiera o de una personalidad anterior llamada karma, o sea lo que
fuere de este mundo.
Desde luego,
las circunstancias de vuestras vidas les muestran, cada día, que existen
principios de oposición a la Luz que pueden a veces ser manifestados, tanto por
un allegado como por las circunstancias de vuestra vida. Lo que quiero decir, es
que las circunstancias de vuestra vida, cualesquiera sean, serán, siempre, solo
las consecuencias de vuestra visión personal, inscrita en la personalidad.
Extraerse de la personalidad (no por un acto de voluntad, sino dejando a esta
desaparecer), sea por la Infinita Presencia, la Realización del Sí o la
Liberación en el Absoluto, no cambia estrictamente nada. Este cuerpo tiene una
causalidad, desaparecerá, un día o el otro, esto es una obligación. Ahora,
¿acaso ustedes desaparecen, sin embargo, cuando este cuerpo desaparece? Tomar
conciencia de esto, es una forma de Madurez. Tomar conciencia de esto, es
también el medio de no interactuar más según la ley de causalidad sino,
realmente, según la ley de la Gracia. No pueden estar, al mismo tiempo,
sometidos a la ley de acción / reacción y vivir la Gracia: es una o la otra. Así
pues, vivir la Madurez, vivir la Libertad y la Autonomía, colocarse más allá de
lo Conocido, es dejar las leyes de lo Conocido actuar por ellas mismas, sabiendo
pertinentemente que, si vuestra conciencia está expandida más allá del punto de
la personalidad, no existe ninguna razón que sean afectados por lo que sea. Esto
no se realiza, desde luego, en el instante donde ustedes deciden cambiar de
punto de vista, o donde la conciencia cambia de punto de vista. Pero, en un
tiempo extremadamente corto, constatarán, por ustedes mismos, las modificaciones
de vuestras circunstancias de vida, así como las modificaciones de la acción /
reacción, reemplazadas, progresivamente o brutalmente, por el principio de la
ley de Acción de Gracia. Así pues, un miedo que se manifiesta, un acontecimiento
súbito, en definitiva, desde el punto de vista de la personalidad, llamará
siempre una acción, una reacción, según el principio de causalidad (sea
fisiológico, bioquímico, energético o incluso causal). Más allá del mundo
causal, existe, efectivamente, lo que hemos nombrado la ley de Gracia. Pero,
para vivir la ley de Gracia, es necesario, en lo sucesivo y de manera
espontánea, colocarse a sí mismo más allá de la ley de causalidad: lo que no
quiere decir colocarse más allá de las leyes o de las reglas (concernientes
tanto la sociedad como la causalidad espiritual) sino colocarse, de entrada,
directamente, no más dentro de una persona, sino dentro de la conciencia
expandida del Etreté o incluso del Absoluto. Así pues, el que vive la Gracia,
tampoco por experiencia sino permanentemente, va a encontrarse, muy rápido,
despejado de todas las ilusiones que conciernen las creencias, la adhesión a
cualquier causalidad. Lo que, desde luego, no los preserva de una reacción, a
vuestra contra, del mundo del cual ustedes se han sustraído (por conciencia y no
por negación) pero esto será el objeto de la comunicación del que viene después
de mí, es decir el que ustedes nombran el Maestro PHILIPPE DE LYON. Yo no
desbordaré, pues, sobre sus prerrogativas pero resitúo esto en ese principio que
ustedes expresan, concerniente la causalidad a través de un miedo. Ver un miedo,
y luchar contra un miedo, no depende en absoluto de la misma acción de la
conciencia, y sobre todo, de ningún modo de la misma conciencia.
Pregunta:
¿Es todavía tiempo de practicar la refutación?
Me parece
que, durante su última intervención, BIDI les ha dicho que la refutación se
conduce por sí misma. Tanto, durante las primeras etapas de la Liberación de la
Tierra, la refutación apuntaba, como él les decía, a corto-circuitar la
conciencia ordinaria. Hoy, la refutación, yo diría, se hará, cada vez más, por
sí misma, por la acción, a nivel colectivo, de la Luz, y tampoco por vuestra
intención personal. Yo diría que lo más justo, hoy, es colocarse en la posición
de Transparencia del observador, que mira lo que se desarrolla, sin participar
en ello de ninguna manera. Es el mismo principio que la observación del miedo.
Toda emoción implica otra emoción, en reacción opuesta a la que se produce. Esto
concierne, y concernirá siempre, la acción de la personalidad, dentro de este
mundo. ¿Dónde se colocan ustedes? En el desarrollo de la acción /reacción de la
personalidad o en la Acción de Gracia? De vuestro posicionamiento de conciencia,
de algún modo, se traducirá una vivencia diferente del mismo miedo. El miedo o
el desorden (como la fractura de pierna) son los mismos en todo ser viviente
humano. Simplemente, la actitud de la conciencia será profundamente diferente,
según que ustedes estén bajo la ley de causalidad o bajo la ley de la Gracia. Un
ejemplo entre tantos otros: mi pierna se quiebra (por un accidente o por una
caída directa), la ley de causalidad va a aplicar, en primer lugar, un remedio
sobre esta pierna (el yeso, por ejemplo, o la operación quirúrgica). Más allá de
esta ley de causalidad, el que queda en la causalidad propia de la personalidad,
va a buscar el sentido y la significación de lo que se produjo. La personalidad,
recuerden, está siempre en búsqueda de sentido y de significación. El que está
en la Gracia, no va, ni a juzgar, ni a condenar, ni a rechazar, lo que se ha
producido a nivel de su pierna sino simplemente va a ver, más allá de las
apariencias y de la causalidad, lo que va a suceder dentro de la conciencia,
quedando totalmente neutro. Lo que no quiere decir, no ocuparse de esta pierna.
Podríamos multiplicar los ejemplos al infinito, concerniente el cuerpo. Pero
repito, una vez más, que si la ley de Gracia está instalada, no hay ninguna
razón para que ustedes sufran lo que sea, que manifieste este
cuerpo.
Pregunta:
¿Qué ocurre con las emociones que resurgen cuando se vive un estado de
Gracia?
La emoción
concernirá siempre la ley de causalidad, de acción / reacción, de la
personalidad, dentro de este mundo. La ley de Gracia puede dar a ver, por
iluminación de la Luz, un cierto número de sufrimientos pero la iluminación de
la Luz, por sí misma, basta para disolver esas emociones, esos estados
emocionales, o esas resurgencias emocionales. Si ese no es el caso, entonces
conviene ver quién está dónde, es decir si lo que se expresa es la personalidad,
o no. En el principio de la ley de acción de Gracia, la personalidad está
totalmente borrada, interviene únicamente en los actos de la vida concerniente
la personalidad pero, en ningún caso, esta personalidad, cualquiera sea, con sus
sufrimientos, cualesquiera sean, viniendo del pasado de esta vida o de otras
vidas, puede alterar lo que tú eres, en Verdad. Así pues, no puede haber
cohabitación entre la Gracia y, por ejemplo, un estado emocional resurgente: lo
que es visto, puede ser visto como, efectivamente, una emoción resurgente pero
lo que tú Eres, no puede ser, en ningún caso, afectado por lo que se produce. Si
eres afectado, tú, de ahora en adelante, has dejado la
Gracia.
Pregunta:
¿Qué significa el hecho de verse volar en los aires, en
sueño?
El sueño de
vuelo traduce una necesidad de Libertad. El sueño de vuelo traduce, en general,
un mecanismo de expansión de la Conciencia. La conciencia ordinaria no puede
acordarse más que ese sueño de vuelo. El sueño de vuelo es, generalmente, una
capacidad del alma a extraerse de las contingencias de la materia. Es, a la vez,
una aspiración a la Libertad, al mismo tiempo que el testigo de un estado
diferente de la conciencia, obtenido al momento del sueño (ndt: dormir), durante
el período particular llamado sueño.
Pregunta:
¿Cuál es la significación debido al hecho de soñar cataclismos ligados al
agua?
Esto
representa, incontestablemente, durante este período, la acción del Jinete del
Agua. Todo cataclismo Interior, vivido en sueños (más allá de un aspecto
predictivo o profético que es, desde luego, extremadamente raro), cataclismo
Elemental, traduce, para ustedes, el Elemento que tiene necesidad de ser
regulado, de una manera o de otra. El que está en falta de agua, a nivel de su
constitución, incluso, personal (dentro de este cuerpo y de esta conciencia), va
a soñar a menudo el Elemento líquido (que está en déficit o en defecto de
regulación) como un Elemento extremadamente intrusivo, de manifestación violenta
y brutal. En el sueño precedente, yo hablaba de la aspiración a la Libertad,
puesto que, desde luego, la Libertad está, ante todo, ligada a la acción del
Aire.
Pregunta:
¿Cómo regular un Elemento cuando el Triángulo correspondiente se
activa?
Mi Hermana,
te remito, para eso, a numerosas explicaciones que ya han sido dadas
concernientes a la asociación de los Elementos (por uno, por dos, por tres, o el
conjunto). Esto ha sido objeto de muchas comunicaciones, esencialmente, por
algunas Estrellas (ndr: ver, en particular, las intervenciones de NIEVE de 18
octubre 2012 y 1ero. noviembre 2012). Cuando uno de los Elementos actúa, en
ustedes, ahí también, hay dos posibilidades: o colocarse bajo la ley de
causalidad y buscar luchar contra, u observar el Elemento, y en ese momento, la
observación se dispensa de toda regulación. La acción del Elemento (estar
sometido, por ejemplo, a un sueño de cataclismo con el agua que está relacionado
con el Elemento Agua y el Jinete del Agua) no llama nada más que observar lo que
se desarrolla. Puede haber un mecanismos de péndulo, es decir equilibrio
dinámico, obtenido por el Elemento complementario situado sobre la Cruz Mutable
(ndr: la Cruz Central de la cabeza, formada por los Ejes IM-IS y AL-OD, tal como
está descrita en la intervención de UN AMIGO del 17 setiembre 2010). Por
ejemplo, una manifestación ligada al Agua, será equilibrada por el Elemento
Aire. Me es extremadamente difícil darles todas las correspondencias del
Elemento Aire: no tenemos el tiempo. Simplemente, el Aire puede ser asimilado a
la respiración, al movimiento. Existe, desde luego (pero eso no es de mi
incumbencia), la posibilidad de modificar los Elementos, de múltiples maneras:
los alimentos pueden ser una (ndr: ver la intervención de HILDEGARDE DE BINGEN
del 3 octubre 2012), la respiración también (ndr: ver las intervenciones de RAM
de 9 mayo, 21 julio y 2 setiembre 2012).
Pregunta:
¿En un sueño, qué significa el hecho de ver las personas
atravesarse?
La
significación te es propia. Eso no es como los sueños de los Elementos: estamos
aquí, frente a un proceso de multi-dimensionalidad, evocando también las
múltiples facetas de la personalidad. En efecto, la interpenetración de formas y
de conciencias, corresponde al malogro del principio de este mundo, ligado a la
separación: cada forma, aquí, es distinta. La única manera que tienen de
considerar la Unidad, a través de una forma, puede estar representada,
eventualmente, por lo que es llamado el acto sexual, que representa, en un
momento dado, la posibilidad de rehacer uno. Pero ningún cuerpo puede ser
confundido con otro cuerpo y su conciencia, que le es tributaria: esto es una
regla de este mundo. Lo que no es, desde luego, de ningún modo el caso en los
otros mundos donde hay interpenetración, posibilidad de inter-cambiar la
conciencia como el cuerpo. Recuerdo, no obstante, que ustedes no tienen ningún
modo, con el intelecto, de representarse esta interpenetración de cuerpos y de
conciencias. La única manera accesible, desde vuestro punto de vista, ahí donde
están, es considerar el proceso que se llama walk-in, es decir el momento donde
un alma cede el lugar a otra alma, en el mismo cuerpo. En las otras Dimensiones,
la Transparencia es tal que pueden atravesarse uno al otro, sin ningún
inconveniente y sin ninguna dificultad (lo que no es, desde luego, el caso de
este lado, donde ustedes están). La Conciencia puede hacerlo. Ustedes pueden
expresar, y sensibilizar, otro cuerpo que el vuestro. Esto, por otra parte,
forma parte de lo que les ha sido liberado por UN AMIGO concerniente el período
en curso (ndr: ver su intervención del 10 noviembre 2012). Pero me parece
extremadamente difícil habitar, de manera definitiva, otro cuerpo: lo que es
ampliamente considerable, realizable, en las otras Dimensiones. Es en este
sentido que una forma dada no es nunca fija. Un Arcángel, en tal Dimensión, a
tal forma. En otra Dimensión, hay tal otra forma. Y ustedes pueden ser, todo a
la vez, este Arcángel en una Dimensión, como en otra Dimensión. Ahí, está la
Libertad. Recuerden que la mayoría de las desgracias de este mundo… Y no hablo,
esta vez, de la causalidad, de lo que es responsable del encierro, pero sí de la
resultante: esta resultante es de haberlos hecho atribuir una forma, y de haber
manifestado una conciencia limitada, inscrita entre el nacimiento y la muerte.
Del otro lado del Velo, no hay ni nacimiento, ni muerte. La aparición en una
Dimensión se vive de manera sincrónica, más allá de todo tiempo y de todo
espacio, en el mismo momento. La ausencia de separación es la cosa más dura para
considerar, para la conciencia separada y dividida.
Pregunta: ¿A
partir del momento donde todos los Cuerpos son elaborados, y que la Ascensión ha
tenido lugar, la Autonomía no es algo natural?
La Autonomía
es totalmente natural (la Libertad también, la Madurez también) del otro lado
del Velo. La pregunta que podría eventualmente hacerse sería: ¿por qué
preocuparse, puesto que, de todas maneras, toda la Tierra es Liberada? Yo
responderé simplemente que las circunstancias mismas del establecimiento de esta
Liberación son profundamente diferentes según lo que encuentra la Luz. Si la Luz
encuentra creencias, resistencias, miedos, no puede oficiar correctamente, por
el hecho mismo de la presencia de resistencias, según un principio, bien
conocido, de oposición. Ahora, si, de ahora en adelante, de este lado del Velo,
ustedes han sido capaces de amortiguar, en ustedes, el peso y el choque de la
Revelación de lo que ustedes Son, desde luego, las circunstancias de vuestra
Liberación serán profundamente diferentes. La facilidad del Pasaje no es la
misma, según que ustedes hayan realizado éste, de este lado del Velo, o que
esperen del otro lado del Velo para realizarlo. Es toda la diferencia, todas
proporciones guardadas, entre el que ha hecho una experiencia de muerte
inminente (que ha salido de su cuerpo, que ha visto la Luz a lo lejos, y que ha
vuelto), que no puede más ser afectado por el sentimiento de pérdida o de fin de
este cuerpo, o de esta vida, del que ha leído algo sobre eso, pero que no lo ha
vivido.
Pregunta:
¿Cuando los Elementos hayan terminado de trabajar en nosotros, y cuando la
intervención de URIEL esté terminada, podremos guardar el cuerpo
físico?
Mientras el
mundo esté presente, sí. El que realiza lo que Es, realmente y totalmente, no es
afectado (que eso concierna los miedos, las fracturas, o la conciencia misma)
por el devenir, cualquiera sea, de este cuerpo perecedero. Solo, el que inscribe
su marcha espiritual en el miedo de perder este cuerpo, será afectado por la
pérdida de este cuerpo. La búsqueda espiritual no es más que el resultado de la
concientización de una carencia. ¿Cuál es esa carencia? Es, justamente, la
pérdida de lo Infinito de la Conciencia. Ahora bien, lo finito (este cuerpo)
busca una razón de existir en lo Infinito que él no es. El que es Infinito (el
que es Absoluto, como en la Infinita Presencia), como el que ha vivido una
experiencia de muerte inminente, no puede, en ningún caso, ser afectado por el
fin de este cuerpo. Para responder más precisamente a tu pregunta: la
persistencia o no del cuerpo no tiene ninguna incidencia sobre la conciencia.
Eso tiene, simplemente, una incidencia, desde luego, sobre la personalidad
misma, que está en el miedo de su propia desaparición. Pero recuerden que este
miedo por sí mismo, pasa. ¿Quién entre ustedes se acuerda de un miedo de la
muerte de una vida pasada? El olvido es la característica esencial de la
conciencia fraccionada y dividida.
En resumen
al conjunto de estas preguntas, incluso si hay otras después, el punto de vista
(cualquiera sea) que ustedes expresan, la vivencia que expresan, la
manifestación que ustedes tienen y que son, sobre este mundo, no es, en
definitiva, tributaria más que de una sola cosa: es de la inscripción dentro de
un tiempo lineal. Salir del tiempo lineal (sea por la experiencia de muerte
inminente, por la Vibración, por la Conciencia misma, o por el Absoluto) los
desolidariza de esta linealidad de tiempo. Desde luego, el cuerpo, que queda
presente, está sometido a ella. Desde luego, las leyes sociales, morales,
políticas, económicas, afectivas, están sometidas a ella. Pero ustedes, ustedes
no lo Están más. Miren la evolución, por ejemplo, de una pena: cuando ustedes
sufren (por una razón precisa, y justificada), han todos notado que este
sufrimiento se atenúa, se desdibuja, y desaparece en el tiempo. Salvo ciertos
casos precisos, donde hay la impresión de una resurgencia permanente del
sufrimiento, un sentimiento de carencia (sea la pérdida de un allegado, o una
situación traumatizante, cualquiera sea). Ustedes notan, espontáneamente, que el
tiempo hace su obra. Y que el sufrimiento inicial es muy a menudo reemplazado
por una memoria, entretenida o no, que tiende a querer hacer revivir el elemento
pasado. Pero cuando el elemento pasado es superado por el tiempo que transcurre:
la conciencia no está más afectada por él, de una manera general. Lo que prueba
sin duda que esta conciencia efímera está afectada por las circunstancias
efímeras de este mundo, así como por la inscripción, de ella misma, dentro de
los marcos y límites de este mundo.
Guardando al
espíritu la experiencia de muerte inminente, la mayoría de los que han vivido
esos estados de la conciencia fuera del cuerpo, no están más afectados por
cualquier miedo a la muerte. Pueden ser, desde luego, afectados por el miedo,
habitual, concerniente un allegado. Son afectados por los estados emocionales
que pueden encontrar debido a las circunstancias de su vida. Pero si hay un
miedo que ha desaparecido, en totalidad, es bien el miedo de su propia
desaparición, porque saben pertinentemente que ellos no desaparecen. Ahora bien,
mientras ustedes no hayan vivido esta Deslocalización de la conciencia (sea por
una experiencia de muerte inminente, sea por el acceso al Etreté, sea por el
Absoluto, que ustedes Son, que se realiza en ustedes), están siempre sometidos a
este miedo, que está inscrito en el apego de la personalidad a sí misma, que
está inscrito en los reflejos de la supervivencia y las costumbres de la
supervivencia (ndr: ver también la rúbrica “Protocolos para practicar / Apego
arquetípico de la personalidad a sí misma”). Si ustedes miran, con la más grande
de las Transparencias, es evidente que la personalidad reivindicará siempre la
Luz. Reivindicará siempre una mejora, bajo la acción del Espíritu, de la Luz, o
del Amor. Y que, a menudo, esas reivindicaciones, cuando ellas son satisfechas,
acarrean otras reivindicaciones, otras búsquedas, otras investigaciones. Lo que
no es más el caso para el que ha vivido, realmente, la experiencia fuera de este
cuerpo. El miedo de la muerte no existe más. Incluso si las resurgencias,
ligadas a los miedos de la vivencia anterior a la experiencia de muerte
inminente, pueden todavía reproducirse, en ningún caso, eso concierne el miedo
de la muerte.
Pregunta:
¿Por qué se puede tener miedo de la Eternidad?
Por una
razón que es muy simple: a nivel de la personalidad, la Eternidad (que sin
embargo el sustrato de su propia creencia, y de su propia existencia) representa
la nada. Porque, en algún lugar, la personalidad sabe que la noción de Eternidad
le escapará siempre. El miedo de la Eternidad, el miedo de la supervivencia,
está implícitamente reconocido por la personalidad como escapándole, por
siempre. Así, de vuestro punto de vista (el de la personalidad), la Luz es algo
que viene a poner fin a la personalidad. Que eso sea por la acción de la Luz,
sobre este mundo, sea por el acontecimiento nombrado muerte, el miedo de la
Eternidad no representa más que el miedo de la nada, ligada a la desaparición de
la personalidad. La personalidad no existiendo más que porque se cree eterna, e
inscribiendo su acción entre el nacimiento y la muerte, según un principio de
Eternidad que no existe, hablar, paradójicamente, de la Eternidad, dentro de la
personalidad, puede efectivamente poner en movimiento un cierto número de
miedos. El Absoluto, para la personalidad, es la nada. La Eternidad, para la
personalidad (incluso si ella clama y declama que la busca), representa solo la
nada.
No tenemos
más preguntas. Le agradecemos.
Hermanos y
Hermanas, les propongo revivir un momento de silencio, a fin de acogernos en
nuestra Presencia Una. Apelemos, juntos, si les parece bien, a la Radiación del
Ángel URIEL.
…
Compartiendo el Don de la gracia…
Yo soy
HERMANO K. Reciban todo mi Amor, toda la Luz. Les digo hasta una próxima vez,
hasta pronto.
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NDR
Eje
ATRACCIÓN / VISIÓN